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Llegaron al lugar donde se encontraba Ryan. Dylan la ayudó a bajar de la moto y entraron. El azabache estaba sentado frente a las computadoras, y cuando la vio se levantó rápidamente.

–¿Qué fué lo que pasó?, ¿Por qué me colgaste? –. Se acercó a ellos y la ayudó a sentarse y poner la pierna en otro silla.

–Te lo cuento después, toma esto, fíjate que es –. Dijo entregando la jeringa.

–Toma Dylan, ponlo en la máquina de escaneo para detectar que es –. Ordenó dándole la jeringa.

El peli-gris se acercó al escritorio con las computadoras y se puso a hacer lo que el azabache le mandó. Victoria agarró su pierna cerca de la herida y levantó su pantalón un poco. La sangre no deja de escurrir en su pierna, pero la herida no era tan grave.

–¿Te duele?

–No, me hace cosquillas –. Respondió sarcástica poniendo los ojos en blanco.

–Intento ser amable sabes.

Él se acercó al escritorio y sacó un par de vendas y agua oxigenada. Se acercó a ella y cortó un pedazo de la venda.

–Te va a arder un poco –. Avisó abriendo el agua oxigenada. Tiró un ligero chorro del agua y ella apretó sus dientes aguantando el grito. Con pedazo más pequeño de venda secó el agua en la pierna de ella y luego le vendó la herida–. Listo.

Victoria suspiró y se dejó caer en la silla. Estaba cansada y su pierna ardía por el dolor.
Ryan guardó las cosas y volvió nuevamente con ella.

–...Eres valiente –. Le dijo agarrándole la mano mientras su dedo pulgar le acariciaba los nudillos–. Pero lo que hiciste fue una estupidez.

–Ya me dieron mi merecido, no necesito que me regañes ahora –. Contestó apretando la mano de él.

–¿Qué había en el sótano?

–Posiblemente una persona –. Dijo sentándose correctamente–. Podía escuchar que golpeaban la puerta.

–¿Creés que sea...Matteo o Cleo?

–Lo pensé, ya no estoy tan segura...

–Tuviste suerte –. Habló Dylan acercándose con la jeringa en su mano–. Es un paralizante, tiene lidocaína así que solo durará entre una o tres horas.

–Gracias Dylan –. Sonrió ella y sacó su celular–. Miren esto.

Buscó las fotos que había tomado en el invernadero y se las mostró.

–Nos está vigilando a todos, y al parecer ya éramos su objetivo desde hace tiempo, esas fotos son de antes de que Matteo y Cleo desaparecieran –. Comentó entregando el celular.

Ryan lo agarró y Dylan se acercó más a él para ver la fotos. Cada una mostraba la imagen de todos sus amigos. Había fotos de Hannah volviendo a su casa, de Eva llevando algunas bolsas de compras. Fotos de Cleo entrando en el kiosco de Joe, y también habían fotos de Dylan en su moto.

Fotos de Matteo asistiendo a la escuela y de Victoria entrando a la universidad. Lo más aterrador era que había una lista con los nombres de cada uno de ellos. Los tres primeros nombres estaban tachados, Matteo, Cleo y Sebastián.

–Ya tenía todo planeado –. Señaló Ryan mirando las fotos con detenimiento–. ¿Por qué querría involucrar a tus amigos?

–No estoy muy segura, pero si ya nos quitó a Sebastián, y yo lo enfrente, estoy segura de que no se detendrá, y todo por mi culpa.

–No es tu culpa –. Replicó Dylan.

–Claro que si, chicos lo enfrenté, lo provoqué y posiblemente ahora está más molesto que nunca y nos matará a todos, Dios no debí haber ido a ese lugar –. Se quejó Victoria ahora pensando en todas las malas posibilidades de todo.

El Hacker: Código de Rescate ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora