El encuentro

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1 Junio

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1 Junio

Todavía recuerdo aquella noche en la que yo, con el corazón lleno de sueños rotos y esperanza marchita, vagaba por las calles de Nueva York.

La lluvia golpeaba con fuerza los cristales de la ciudad, creando un sonido hipnótico que acariciaba mi piel, todo a mi alrededor estaba difuso, la noche cernida sobre mí me indicaba el camino con las estrellas.

Con los cascos puestos, bailaba bajo la lluvia, saltaba en los charcos y corría alocadamente, quería cambiar la persona que era, odiaba ser tan tímida y tan expuesta a la gente, me habían roto demasiadas veces, y ya estaba agotada.

De pronto llegué a la imponente torre de cristal que dominaba el horizonte, hogar de Dominic Blackwood, el CEO más poderoso y enigmático de la industria. Su reputación era tan temida como su belleza era legendariamente devastadora.

Me detuve frente al edificio, con el corazón latiendo de forma desbocada, todavía no me creía lo que estaba apunto de hacer, pero antes de que pudiera pensar nada más una fuerza irresistible me empujó hacia adelante.

No tuve tiempo de pensarlo dos veces cuando las puertas de cristal se abrieron ante mí, revelando una recepción lujosa y silenciosa. Seguí adelante, cada paso que daba resonaba de manera especial en mi corazón, pasé el amplio vestíbulo.

Más adelante se encontraba el despacho de Dominic Blackwood, aquel hombre tan imponente, que al entrar me observaba con una mezcla de curiosidad y algo que no sabría descifrar.

-¿Quién eres tú y qué haces aquí?- preguntó en un tono frío y cortante, que me heló la sangre.

-Soy Red- respondí tímidamente-, vine a hablar contigo.

Dominic me miró con incredulidad, como sí no pudiera creer que una chica como yo, pequeña y tímida se atreviera a desafiarlo en su propio territorio.

-Tienes cinco minutos- dijo bruscamente-, haz que valgan la pena.

Inhalé profundamente, reuniendo todo mi coraje y determinación.

-Me he enterado que necesitas una "novia" de cara a la galería.

-Sí ¿Y?- Contestó de forma seca

-Pues yo soy perfecta, todas las chicas que han ido hasta ahora son demasiado estiradas, ¿Qué tal si muestras una imagen distinta? Eso te beneficiará, siempre lo hace.

-En eso tienes razón- Dijo pensativo.

-No tengo intenciones de interponerme en tu camino, tan solo vengo por el dinero que ofreces, mi familia esta pasando un mal momento, y yo estoy fuera de casa, tampoco tengo el dinero suficiente para volver.

Sus ojos se posaron en mí, recorriendo todo mi cuerpo de arriba a abajo.

-Está bien, pero tendremos que arreglar un contrato antes, ahí pondré los términos y condiciones, tú podrás poner alguno también- Me dijo seguro de sí mismo, mientras se dirigía al escritorio.

-Me parece bien- Dije mientras me sentaba en el sillón.

Durante toda la noche nos dedicamos a dejar en claro que podíamos y no hacer.

-Primero, Tendrás que venir a mi casa a vivir, pero tranquila tendrás tu habitación para tí sola. Segundo, tienes que aprender etiqueta, allí todo el mundo es igual de estirado.
También debemos acordar cómo nos encontramos, y el domingo quedaremos con mi familia para presentarte. ¿Algo que quieras añadir?- Me dijo mirándome de manera expectante.

-En público tan solo me puedes o agarrar de la cintura o tomarme la mano nada más. No me gusta el contacto físico- Dije desviando la mirada.

-Tendremos que cambiar eso- dijo susurrando concentradamente mientras miraba el papel-. Bien pues lo tenemos todo listo.

-Bueno pues ya me voy- Dije levantándome del asiento.

-Espera, todavía no he terminado de hacer el trabajo de hoy, quédate en ese sofá de ahí, cuando termine te llevaré a casa, no quiero que te secuestren nada más hacer el contrato, habría perdido mi tiempo.

-Pero si tú también te beneficias- Dije en voz baja mientras me dirigía al sofá-. Me siento como una mandada- Dije haciendo un puchero.

Me recosté en el sofá y mientras miraba con aquel hombre trabajaba concentrado me quedé completamente dormida.

Una voz que conocía por desgracia bastante bien estaba llamandome por mi nombre.
Abrí los ojos; en ese momento me encontraba en una habitación diferente.

-Red- Dijo el asqueroso de Alfred- Perdóname cariño, que tampoco fué para tanto.

-¿Qué te perdone? Alfred me forzaste.

-¿Y? Estaba cansado de esperar¿te crees que puedo aguantar tres meses sin hacer nada?

-Sí me quieres podrías, sabes que no me gusta que me toquen.

-Pero si soy tu novio, tengo derecho.

-Ya y yo te recuerdo que es mi cuerpo, por lo tanto dejas de tenerlo.

-Oh vamos no exageres, ni si quiera llegamos ha hacer nada, solo te toque un poco y te dí algún beso nada más.

-¿Y te crees que no es suficiente? Sabes lo asqueroso que se siente cuando estás impotente ante una situación, es como si me hicieses pequeña ante ti, no me dejabas momerbe y continuabas besando mi boca de forma asquerosa, ¡Ni si quiera podías besar bien! Todo fue horrible, tus manos aprisionandome contra el sofá, mi corazón desbocado que casi me desmayaba, no podía salirme debajo tuya, y aún así dices que no es para tanto, es una sensación horrible.

-Tampoco hace falta ponerlo así, hasta ahora le gustó a todas las chicas.

- Sí, pues perdona que te diga yo no soy "todas" soy Red mucho gusto-. Dije mientras me levantaba con lágrimas en los ojos y corría hacia la calle-. ¡Ya no quiero tener novio!- Dije enfurecida mientras corría desesperada.

-¡Red!- Me gritó Dominic mientras me agitaba el cuerpo.

-¡Ah!- Grité mientras me levantaba llorando, todas las noches era lo mismo.

-¿Estás bien?- Me preguntó algo sorprendido.

-Sí, perfectamente- dije mientras me limpiaba la cara- Tan solo era una pesadilla.

-Bueno, ya he terminado el trabajo podemos irnos- Dijo mientras se dirigía a la puerta y me la sujetaba.

-Vale- Dije mientras pasaba la puerta y me embarcaba en mi nueva vida.

Espero que os esté gustando la historia, me gustaría que me comentarais que os parece 🩷🌹.

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