𝟎𝟑

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Los primeros meses para Enzo, fueron fatalmente insoportables, por el hecho de tener a Matías cerca, desde el día en el que Matías cayo encima de el todo se volvió incomodó para los dos, las primero semanas apenas podían mirarse, tenían que igualmente hablarse y verse por el trabajo y las filmaciones, querían intentar llevarse bien para que sea fácil para todos los demás y para ellos, querían intentarlo, romper esa tensión que cada vez se creaba mas fuerte con el pasar de los días, querían quitar esa incomodidad del ambiente.

Aunque sabían que no era la incomodidad lo que les aterraba a ambos.

Enzo es reservado con el grupo y consigo mismo, aun así con todos los demás es cómodo y confiado al hablar, sabe que todos son buenas personas y eso era un alivio para el.

Pero sabia que Matías era toda una excepción.

El jamás se había sentido atraído por un hombre nunca, la única relación que tuvo fue con una chica llamada Sofia, fue una relación linda y duradera, lamentablemente hubieron problemas de por medio pero terminaron en buenos términos y actualmente son amigos. 

Matías lo doy vuelta como quiso, a pesar de ni siquiera dirigirse la palabra.

El pensó en que nunca llegaría a hacerlo, en que nunca podría llegar a hacer tan atrevido con el por el ambiente tenso que se formaba siempre estando juntos. 

Ese día fue el que sintió tenerlo tan cerca, y al mismo tiempo tan lejos.

Le asustaba la idea de tenerlo cerca, le aterraba sentirse así por un hombre al cual nunca llego hablarle mas de 3 palabras, que nunca llego a tener una conversación con el, le asustaba sentirse confundido, nervioso, ser expuesto como un libro abierto ante alguien que solo sintió tan cerca una vez, no quería tenerlo cerca.

Fue la mentira que se trago durante todos esos meses, hasta que sintió el cuerpo de Matías bajo el suyo.

-A que queres jugar Enzo?- pregunto Matías en un susurro, su voz se notaba levemente afligida, camuflando una emoción y desesperación.

Lo observo detalladamente, sus ojos se veían cansados, camuflados por un par de ojeras leves al borde de sus ojos, una mezcla de café y tentación llegaba a trasmitirle a Enzo, su cabello castaño alborotado por la rapidez en cambiarse, su pecho subía y bajaba, de forma nerviosa, sus manos apretaban sus propias rodillas como si estuviera aguantando sus instintos de querer hacer algún movimiento.

Matías estaba ansioso.

Y Enzo estaba totalmente hambriento.

Se acerco aun mas al rostro de Matías, tocando totalmente sus frentes, sus respiraciones empezaban a mezclarse, sus corazones latían sincronizadamente el uno con el otro, miles de sensaciones se encontraron en ambos, sus miradas se tensaron, pero no dejaron de mirarse fijamente, sentían la temperatura subir, sus alientos se volvían calientes por mezclarse, sus labios llamándose para poder unirse y poder responder a todas sus dudas sobre si mismos, sabían que toda la tensión que han estado acumulando durante meses quería ser soltada a lo que sea que quisiera el momento.

Pero Enzo sabia que ninguno estaba listo.

-Ah que queres que juegue chiquito?- susurro en el borde de los labios ajenos, separándose del menor lentamente sin apartar la mirada del el, fue poniéndose su ropa y salió de los vestidores, dejando a un Matías totalmente tieso y sonrojado adentro.

Sabían que las miradas de los últimos meses, eran miradas tensas, misteriosas, confundidas, pero eran miradas que solo querían saber que estaba pasando.

Dejando a Matías a dentro de los vestidores, estaba confundido, con el corazón latiendo a mil, con su cabeza dando vuelta tan solo pensando en la cara de Matías bajo el suyo, pude saber algo de todas las dudas que tiene dentro de su mente y talvez, solo talvez, de su corazón.

Los días de la montaña. -𝐌𝐚𝐭𝐢𝐞𝐧𝐳𝐨-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora