𝟎𝟕

153 12 40
                                    

Sus labios encajaban perfectamente en la boca del otro, sus respiraciones se mezclaban por segundo, sus cuerpos complementaban, sus corazones sincronizaban, sus mentes se volvían nubladas y miles de sensaciones los rodeaban a ambos.

Se estaban besando con pasión.

Los brazos de Enzo estaban en toda la cintura de Recalt, el beso de apoco subía de intensidad, sus manos lentamente bajaban a la cadera del más bajo, Matías tenía sus manos en el pecho de Enzo, empezando descaradamente una danza de forma lenta en todo el abdomen y pecho del mayor, sus lenguas jugaban entre ellas apasionadamente.

Se separaron por la falta de aire, aire que odiaron en esos instantes, sus miradas se encontraron una vez más, mirándose esta vez con pasión y lujuria,
Mirándose como siempre quisieron hacerlo.

Necesitaban sentirse más.

-Chiquito.....- le susurro Enzo a centímetros de sus bocas, de apoco Enzo comenzó a besar su clavícula, bajando los besos lentamente hasta el cuello, succiónando y mordiendo su piel, dejando besos húmedos, besos ardientes, besos hambrientos, besos que reclamaban lo que tanto anhelaban.

Besos que necesitaban más.

Al igual que Enzo.

Matías era un desastre de jadeos.

-Necesito.... necesito más de vos Matías ....- le hablo con la respiració agitada, de forma suplicante en el cuello del menor haciendo que este sintiera escalofríos en su piel , sus manos en las caderas de Matías se volvieron firmes apegando más sus cuerpos de lo que ya estaban, sin parar sus besos en el cuello, quería sentirlo más, necesitaba sentirlo más.

Lo necesitaba a él.

-Enzo...-Matías no pudo terminar de hablar porque Enzo volvío a besarlo, esta vez con más desesperación y pasión que antes, tomándolo de los muslos para alzarlo y llevarlo hasta la cama sin dejar de besarlo.

Matías se aferro al cuello de Enzo, dejándose llevar por las caricias y besos del mayor, sintió como era recostado lentamente en la cama, se separaron del beso para observarse una vez más, estuvieron tantos meses mirándose en silencio, lanzándose miradas a escondidas, que querían mirarse y no parar de hacerlo mas, querían mirarse para toda la vida y detallar lo que significaban esas miradas.

Lo que significaron desde el principio.

La mirada de Enzo estaba llena de deseo.

Y Matías estaba completamente sumiso ante el.

Al darse cuenta de la intensa mirada que tenia encima de el, se sintió avergonzado y bajo su mirada, una vez más se sentía indefenso, sabiendo lo mucho que detestaba aquello.

Aunque no le importaba en esos momentos.

Matías agarro todo el valor para dar vuelta a Enzo sobre la cama, para terminar en el regazo del uruguayo.

Se quedo observándolo por unos largos minutos, haciendo cambiar totalmente el ambiente.

Sus manos se posaron en las mejillas de Enzo, acariciándolas con cariño, de forma suave, Enzo no dejo de mirarlo en ningún segundo, llevo sus manos nuevamente a la cadera de Recalt acariciando su piel por debajo del piyama de este.

-Quiero hacerte el amor chiquito...- le hablo Enzo con la voz ronca suavemente, acercándose mas a Matías para besarlo una vez mas.

Matías no supo que responder ante eso, tampoco lo hizo.

Enzo lo beso lentamente, solo un roce de labios que Matías no dudo en corresponder, sus labios danzaban y encajaban con totalidad, era un beso que sabia dulce, uno en el que ambos se estaban perdiendo, tanto como en deseo, tanto como en amor.

Los días de la montaña. -𝐌𝐚𝐭𝐢𝐞𝐧𝐳𝐨-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora