𝟏𝟑

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Advertencia: este capitulo tiene lenguaje explícito referente a actos sexual.







Cada caricia quemaba, Cada beso sumergía, quejidos y gemidos salían de la boca de ambos, la única melodía que urgía a sus oídos.

Se besaban con anhelo, empezando una guerra de lenguas, Enzo tenía el control total en el cuerpo del menor, acariciando cada extremidad y rincón de Matías.

Estaba en el cielo.

Caminaron a pasos torpes al borde de la cama, cayendo en esta, Matías recostado en el colchón y Enzo encima de este, la falta de aire les era insoportable, necesitaban sentirse, necesitaban sentir todo lo que no llegaron a sentir.

Se sentían únicos eh indiferentes, pero la sensación era extrañamente preciosa.

Matías llevó sus manos al cabello de Enzo, alborotandolo mientras le comía la boca, sus cuerpos empezaban a sentir calor, se juntaban, se tocaban, se sentian.

Tocaban todo lo que deseaban.

Sus pulmones exigían oxígeno, con prisa y decepción se separaron, agitados se observaron, intentando controlar su respiración, podían fijar claramente la mirada deseosa del otro, podían sentir el cuerpo del otro, podían sentir el sentimiento que empezaba a florecer una vez más.

De lo más profundo del corazón, comenzaba a salir a flote el sentimiento del amor.

Podían mirarse fijamente a los ojos.

Ambos rostros y miradas, completamente encendidas.

Enzo le observo una última vez para bajar lentamente al cuello de Matías, deteniéndose ahi, dando un suspiro lento, chocando su aliento con la piel de Matías, un suspiro caliente y sofocante en toda la zona.

Matías pudo sentir una sensación extraña en su cuerpo.

Se sentía completamente caliente.

-¿Puedo?- susurro Enzo, con la voz ronca, de una forma tan suave que le hizo sentir escalofríos a Matías.

Podría escuchar esa voz para toda la vida.

Matías siendo incapaz de reproducir alguna palabra, asintió, sintiendo su estómago revolverse, sintiendo su corazón palpitar fuertemente, su cuerpo quemaba, exigía ser tocado, exigía sentir.

Exigía sentir a Enzo.

Enzo sonríe levemente, lentamente comenzó a dejar besos suaves por el cuello de Matías, de apoco subía la intensidad llegando a que los besos sonarán desesperantes, succiónando, mordiendo, marcando todo lo que fuera posible el cuello del menor, haciendo que este soltara quejidos leves.

Matías empezo soltar pequeños gemidos al sentir las manos traviesas de Enzo recorrer su cuerpo, lo acariciaba con cuidado pero firmemente, podía sentir como hacia un recorrido con tranquilidad y rudeza, pasando las manos por su torso, por sus caderas, por su cintura, por su pecho, sin dejar de besar su cuello.

Cada vez se les hacía más insoportable la ropa.

Matías Soltó un gemido con asombro al sentir las manos de Enzo posarse en su trasero, empezó a bajar sus besos hasta llegar al otro lado de su cuello, empezando apretar sus cachetes, los manoseaba a su antojo, lo tocaba con desesperación pero sin dejar de ser cuidadoso.

Matías cada vez se desesperaba más.

Fue enrollando sus piernas en la cintura de Enzo sin dejar de alborotar su cabello, gemía levemente sin parar, Enzo al sentir las piernas por su cintura, comenzó a entrar más adentro de la cama, haciendo que en el proceso sintiera toda la zona de la entrepierna de Matías, quedando este entremedio de sus piernas.

Los días de la montaña. -𝐌𝐚𝐭𝐢𝐞𝐧𝐳𝐨-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora