𝟏𝟎

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•𝟓 𝐡𝐨𝐫𝐚𝐬 𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬•









El sol iluminaba con su totalidad la habitación del Hotel, todo se encontraba en calma y silencio, con el ambiente cálido y tranquilo.

Chasquidos de besos era la unico que se escuchaba en la habitación de Matías, dándole al ambiente una pisca de lujuria qué envolvía a ambos protagonistas.

Matías se encontraba encima de Enzo, besándolo con pasión pero ternura, El mayor tenia sus manos en la cintura de Matías, recorriendola, acariciándola, dejando sus huellas en aquella cintura fina, que cada vez se obsesionaba más por ella.

Se besaban con amor.

Amor que creían sentir.

Se separaron lentamente, Matías acariciando su rostro con cariño.

Le encantaba hacer eso.

Enzo lo observo detalladamente, lo observo con duda, con nostalgia, con tristeza, con esperanza.

-Matías....-

-¿Dime?-

Enzo no respondió de inmediato, manteniendo la misma compostura, mirándolo con la esperanza de que todo era real y se mantendría.

Necesitaba creerlo.

-Tu... no te arrepentirás... ¿verdad?-

Matías cambio su semblante a uno sorprendido por la pregunta, bien sabia que no tenía ni idea lo que sentía, apenas podía comprenderse y entender lo que siente, solo pudo llegar hacer sincero.

Consigo mismo y con Enzo.

Aunque eso los lastime.

Matías lo observo con ternura, con una aura apenada qué podía llegar a transmitirsé bien perfectamente, lo miraba con culpa, por no saber comprender lo que pasaba y sentía, le acariciaba su rostro, amaba hacerlo, lo quería amar a él.

Se sentía enfermo.

-No lo se...- contesto susurrando.

Enzo perdió toda chispa en su mirada a tal respuesta.

En el fondo sabia que pasaría de esa manera.

-Pero solo se que, contigo me siento bien de una manera inexplicable, me siento feliz y vivo contigo, me haces sentir cosas que.... no sentía antes, y solo se que.... en verdad te quiero conmigo... me siento bien a tu lado Enzo...- Le dijo rápidamente al ver como el semblante de Enzo había caído por su anterior respuesta.

Estaba siendo sincero de alguna manera.

Enzo quedo mirándolo, sin expresión, sin emoción.

Lo miro como una pintura sin color.

Queriendo encontrar sinceridad en las palabras de Matías, sinceridad en su mirada, sinceridad en como lo acariciaba y en como le decía que quería estar a su lado.

Enzo le sonrió con lastima, no por el, si no por si mismo, sentía lastima por si mismo, sabia que Matías era un nene, que Matías no tenía idea de algunas cosas de la vida.

Sentía lastima por si mismo, porque sabia que estaba cayendo en un pozo sin fondo.

Enzo acariciaba las manos de Matías qué se encontraban en su rostro, las besos a ambas haciendo reír suavemente al menor, lo acerco nuevamente para besarlo.

Sentía que podía morir en sus labios.

-Matías....-

Matías quedo unos segundos en silencio, analizando la mirada que le dedicaba Enzo.

Los días de la montaña. -𝐌𝐚𝐭𝐢𝐞𝐧𝐳𝐨-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora