"Cada reinado en Arendelle ha sido caracterizado por ejercer la aristocracia: una forma en la que la dirección de los asuntos políticos recaía únicamente en la Familia Real y en un grupo selecto de personas con un estatus alto en el pueblo, pero no mayor que el rey.
Durante el reinado de Runeard, había seis familias que poseían este privilegio:
La familia Ake.
La familia Dag.
La familia Eira.
La familia Eskol.
La familia Fredrik.
La familia Brand.No sólo mantenían un nivel socioeconómico alto, también poseían conocimientos en la mayoría (si no es que en todas) de las áreas administrativas, políticas, mercantiles e históricas en Arendelle.
Eruditos con intelecto suficiente para encaminar al pueblo de la mano con la Familia Real hacia un futuro brillante, uno en el que todos fueran capaces de prosperar.
Sin embargo, antes de que el golpe de estado se suscitara, estas familias cayeron por misteriosas desgracias, teniendo que ser desterradas o reemplazadas por otras personas.
Nadie le tomó importancia a la caída de estos aristócratas. Para cuando descubrieron los planes del príncipe Soren había sido demasiado tarde; el enemigo ya descansaba dentro del palacio. Y no hubo nadie que protestara o se alzara en armas para evitar el trágico suceso.
—Si buscas aliados, ellos serán los más aptos para llevar tu venganza a cabo".
Elsa suspiró con cansancio. Le gustaba leer pero la información que debía memorizar sobre estimulaba su cerebro, provocándole fuertes jaquecas en las tardes.
Cuanta más historia de Arendelle conocía, más revuelto sentía el estómago por el coraje.
Pero también no podía eludir el hecho de que su tío abuelo Soren había sido extremadamente cauteloso e inteligente. Nadie había sido capaz de detener sus retorcidos planes, y quisiera o no, era un hecho del cual se admiraba.
Cerró el libro, y lo posó encima de la mesita de noche que descansaba a los lados de la cama.
Se habían cambiado de hostal, Anna les había recomendado uno (el cual conocía personalmente a la dueña) alejado del centro del pueblo, con habitaciones que no estaban conectadas entre sí por medio de un pasillo, otorgándoles mayor privacidad.
La compra había sido un éxito, salvo el incómodo momento que sufrió cuando se encontró con el príncipe Dustin.
Éste no dejaba de observarla, nunca le dirigió una sola palabra, pero el peso de su mirada socavaba en lo más profundo de su alma. Como si fuera capaz de escarbar entre sus pensamientos y leer su mente. Volvía a darle la razón a Matías por tan acertada descripción de sus ojos.
Hacía unos días el deseo de buscar a la familia de su madre había surgido gracias a un sueño que tuvo, pero se mantenía reacia a compartirlo con el equipo, sabía muy bien que si le daba importancia podría resultar fatal para sus planes.
Nadie tenía que saber su verdadera identidad. Y buscar a su familia materna haría exactamente eso, revelar quién era.
Recargó su cabeza en el respaldo de la cama, cubierto por suaves almohadas que amortiguaban la incomodidad.
Decidió recapitular los sucesos de las familias aristócratas de Arendelle. Definitivamente Soren estuvo detrás de todos los terribles acontecimientos que les sucedieron, de no ser así nunca habría llegado al trono, ellos no se lo habrían permitido.
Y si bien no todos adoraban a Runeard, sabían bien que su abuelo era el más apto para tal labor.
Sería demasiado sospechoso intentar subirlos de nuevo a su estatus original, cualquiera llegaría a la conclusión de que alguien en el palacio estaría intentando regresar a los tiempos donde el rey Runeard tenía el poder.
Pero tampoco sabía a quién colocar. No conocía a nadie ahí. Y aunque Matías tenía buena información gracias a sus años de experiencia sirviendo a la realeza, eso no le daba la razón absoluta en cuanto a conocer las personalidades de estas personas.
Ella tendría que decidir a quién convertiría en su aliado.
Alguien tocó la puerta, Elsa se apresuró a subir el escote de su vestido para dormir y con un leve "pasa" autorizó al otro lado a irrumpir en la recámara.
Como imaginaba, se trataba de Astrid, con noticias que parecían muy importantes.
—Sabía que no estabas dormida —canturreó, en un son de victoria.
—Debo nutrir mis conocimientos lo más pronto posible –comentó, esbozando una mueca de fastidio, que pronto borró de su rostro–. ¿Qué pasa?
—A Harald le dieron esto mientras reclutaba personas para limpiar el terreno —le tendió el brazo, sosteniendo en su mano dominante un papel doblado. Elsa lo tomó y destendió para leer el contenido.
¡Fiesta de Antifaces!
Asiste a nuestra fiesta exclusiva de antifaces, en la finca de la Familia Brand el XX de XXXXX a las XX:XX pm.
Requerido obligatoriamente el uso de antifaces y vestimenta formal.
Elsa arrugó el entrecejo.
—¿Esto es realmente una invitación personal? —preguntó, desconfiando de la situación.
—También dudé al principio, pero Matías dijo que era totalmente cierto. De hecho justo venía a verte para una junta de emergencia.
Ambas rubias llegaron a la recámara de Matías, donde ya se encontraban esperándolas los dos varones.
—¿Es lo que pienso que es? —susurró Elsa, llegando directamente a uno de los sillones para acurrucarse dentro de la manta que había traído consigo.
No le gustaba el hecho de que Matías pudiera observar sus huellas de batalla.
—¿Están investigándonos? —inquirió Harald, parado en una esquina de la habitación, aún no parecía preparado para dormir.
—Están tanteando el terreno –respondió el moreno–. Quieren saber quiénes son ustedes y qué podrían aportarle a su familia un lazo de amistad.
—¿Y lo hacen con cualquiera? ¿Incluso con extranjeros que no conocen?
—Pronto el príncipe Dustin ascenderá al trono. Y con cada rey hay aristócratas diferentes, al menos la posibilidad de elegir –susurró Elsa–. Dustin es diferente a su padre, parece haberlo demostrado con el pueblo.
—Que un aristócrata tenga contactos con el extranjero le suma puntos. Podría ser candidato.
Por lo que había leído en sus lecciones anteriores, la esposa del Duque George Brand murió antes del golpe de Estado, así que él tuvo que retirarse del palacio para cuidar de su hijo, quien apenas había nacido.
Ahora el muchacho estaba estudiando para involucrarse en los asuntos de la monarquía, tal y como su padre había sido en sus tiempos.
—Qué conveniente es esta situación –chistó la platinada–. Creo que ya no necesitaremos acercarnos al secretario del príncipe, cuando tenemos al hijo del duque en bandeja de plata.
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Touching the sun | PARTE II
FanfictionElsa había encontrado un nuevo propósito en su vida en la lejana tierra de Berk. Creía firmemente que su razón de existencia era actuar como el puente que uniera a los valientes vikingos con los majestuosos dragones que habitaban en el mismo sitio. ...