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Apariencias. ¿Quién alguna vez no había tenido que fingir para guardarlas?

Lastimosamente para mí siempre había sido así.

Cuando era pequeño y llegué corriendo con mi mamá quien estaba hablando con las vecinas, a contarle que la escuela impartiría clases de patinaje sobre hielo, fui callado con un toquecito en los hombros, mientras que las supuestas amigas de mi progenitora me miraban con extrañez, aunque a mis ojos todo lucía normal.

—Seguramente el equipo es muy caro, cariño. —Me explicó mi madre una vez estuvimos a solas.

Le creí, aunque sabía que la escuela nos brindaría lo necesario para que no hubiera gastos excesivos.

Siempre fui un niño obediente, era el orgullo de mi madre, quien siempre presumía de mis calificaciones y esa inteligencia que me cargaba.

Nunca le dí problemas... entonces, ¿Por qué no me había dejado patinar?

Más tarde "entendí" que aquello era "sólo para chicas", y que quienes practicaban ese deporte en realidad eran "amaneraditos". Esto a palabras de mi progenitora una vez que estábamos viendo las olimpiadas.

Entendí que, si quería hacer feliz a la que era mi heroína por sacarme adelante sola, tenía que acatar cada una de sus peticiones, seguir siendo ese hijo modelo del que tanto hablaba con orgullo.

Cuando le detectaron un problema en el corazón a Sunhee, menos quise rebelarme, aunque ya estuviera en la secundaria y las ganas de ser ese hijo ejemplar fueran menos.

Mi madre exigía mucho, y yo comenzaba a cansarme de temer no llenar esas expectativas, pero no podía hacer mucho por hacer valer mi opinión porque sabía que podría dañarla y que eso conllevaría a ella en el hospital, o posiblemente muerta.

Por eso cuando supe que las chicas no me atraían demasiado como los hombres, tuve una crisis en mi habitación a mitad de la noche, lo que desencadenó un llanto silencioso porque mi madre siempre había expresado con claridad que los homosexuales eran una aberración, personas que se irían al infierno y que no eran más que unos mañosos.

Lo reprimí como pude, me guardé el hecho de que me había dado cuenta que era bisexual y no se lo conté a nadie, ni tampoco salí con nadie durante esos tres años. Pasé desapercibido porque hacía cosas que estaban hetero normalizadas en la sociedad. Estudié lo suficiente y me metí a todos los deportes posibles, aunque mi favorito siempre era el futbol, salía de fiesta con mis amigos y una que otra vez me metía en alguna pelea.

A ojos de mi madre yo estaba bien, en lo correcto.

A mis ojos, sentía que me ahogaba con cada día que pasaba.

Por eso cuando vi a ese chico nuevo, con esa aura que sabía, no era heterosexual, algo parecido al odio creció en mí, una envidia que no hizo más que desatarse por todo mi cuerpo y querer herirlo de todas las formas posibles.

Primero me hice su amigo. Sunoo era bastante agradable, gracioso y a pesar de que había sufrido de algunas burlas en su antigua escuela, siempre mantenía una sonrisa en ese bonito rostro.

Odié esa mueca tanto como me gustaba verla. Aborrecía cada detalle que encontraba del joven tanto como comenzaba a gustarme; una guerra se había desatado donde no sabía qué era realmente lo que me desagradaba, porque había comenzado a sentirme atraído a él como una abeja a la miel.

Sunoo era mi bella flor... pero, así como la había estado regando con su amistad, también supe que debía envenenarla hasta matarla.

Cuando comencé a sentirme más y más atraído al chico, ejecuté el plan a pesar de no estar del todo seguro de querer hacerlo, pero mi madre ya había comenzado a sospechar, o al menos así lo veía mi mente llena de alarmas.

Esparcí el rumor de que Sunoo era homosexual. Mis comentarios maliciosos fueron la pequeña mecha que hizo una explosión grandísima de la cual no tuve control. Incendié todo lugar en el que Sunoo pudiera refugiarse, incluyéndome a mi mismo cuando comencé a ser indiferente y a tratarlo como un completo desconocido.

Luego fueron bromas como esconderle los zapatos, y eso escaló a tirarle basura en el cubículo del baño donde él estuviera.

Al final salí de la preparatoria y traté de dejar eso atrás, pero incluso cuando me convertí en un adulto, esos recuerdos me golpeaban con fuerza en las noches donde no podía dormir.

Y todo porque era un reprimido de mierda.

Por eso cuando vi a Sunoo en HYBE, en el mismo baño que yo, todo mi sistema se detuvo y actúe con descoordinación al tratar de salir de ahí lo más rápido posible.

Y aún si habían sido segundos, lo encontré tan bonito y etéreo, como la primera vez que mis ojos habían posado su atención en ese chiquillo de preparatoria que lucía perdido.

Mi madre me había dejado entrar a aquella empresa de entretenimiento porque reconocía que su hijo era bien parecido y porque sabía que era donde más dinero dejaba, lo cual podía costear sus medicinas para que su corazón siguiera funcionando. No me puso peros, me dejó ser.

A ese punto, estaba completa y absolutamente arrepentido de lo que le había hecho a Sunoo en el pasado, pero él parecía no comprender aquello y me dio guerra. Yo era competitivo, y aunque no lo molestara de manera directa, sí que lo hacía por medio de mis triunfos.

Eso desencadenó una guerra silenciosa en la cual mis fans llamados "Penguins" y los de Sunoo, llamados "Sunshines", fueron también participes.

Y a pesar de que Sunoo me detestaba y se notara a kilómetros, yo sentía todo lo contrario; porque nunca pude reprimir esa atracción con la misma facilidad que otras cosas, y el sólo hecho de que siempre que me paseaba por los pasillos y lo viera riendo y siendo tan libre con sus compañeros de grupo, hacía que ese amor unilateral creciera y creciera hasta ser doloroso.

Era mi karma. Sunoo siempre sería mi karma.

—Extracto tomado del diario de Park Sunghoon, un año antes de los sucesos actuales.

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Un capítulo pequeño para que sepan que sigo viva.

Recaí emocionalmente, lo cual jodió mi racha de escritura, pero ya estoy recuperándome, estoy tratando de estar bien.:]

Muchas gracias por las +200 lecturas y los votos, me hace muy feliz que se den el tiempo de leer lo que mi mente plasma de manera electrónica.

❛ runaway : sunsun ,Donde viven las historias. Descúbrelo ahora