Capítulo 13- Le respondo a mi acosador y veo como muerden a unos productores.

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Dejé mi cuerpo descansar. Cada que dormía mi subconsciente me traicionaba recordaba cada muerte como si fuera una lista que repasar al dormir, mi madre, las víctimas en mi trabajo de mercenario, las casi muertes de mis amigos, la de los monstruos y quedaba solo en un rincón de mi propia oscuridad preguntándome "¿Cuándo será mi turno?" Los ojos sin vida. Nunca crecer cómo un niño normal. Todo era demasiado pesado para seguir, los sueños no eran nada confortables, solo recordatorios de lo mal que estaba todo. Pero ya ni siquiera el horror de las muertes en mis propios sueños eran lo suficiente para despertarme, estaba cansado, para mí el sueño es una prueba ligera de la muerte.

Me levanté sentándome en mi cama. Tenía que responderle a ese enfermo antes de que hiciera algo de lo cual quisiera matarlo. Todos habían llegado de cenar para dormir, yo era el único despierto. Bajé a la sala para sacar papel y lápiz con los que responderle a Erik y empecé a escribir, fue muy fácil encontrar las palabras cuando lo que peligraba era la vida de personas que me importaban

Y al final la carta quedó así:

"Querido Erik

Pido disculpas por la falta de interés que parezco haber mostrado, y mi falta de entendimiento para con tus palabras, estuve algo ocupado con una misión de alto riesgo.

Lamento haberle hecho pasar por un mal momento esperando palabras mías, nunca fue mi intención, si un día desea llegar a cenar con mi familia no tengo problema con vuestras intenciones, en mi mesa siempre habrá lugar para tan distinguido invitado. Aunque la duda de cómo llegó a encontrarme es casi tan grande como mi afecto por usted, no me molesta que haya sucedido, si en algún momento se ha sentido ofendido por el descuido mío le pido sinceras disculpas."

No quería parecer que yo le tenía miedo, también tenía que disculparme si no quería parecer insolente cosa que no deseaba. Doblé delicadamente la carta para ponerla en un sobre, de los que siempre había en una repisa superior cerca al librero.

—Rag. —Lo llamé, él llegó ahora sin ninguna carga en su lomo. —¿Podrías llevárselo al enfermo ese?

Él se acercó para decir "Ey chicos, traigan la cartera de mensajes." Unos hámsteres negros salieron de las sombras con una cartera de cartero para colocarla en su lomo.

—Espera, ahora que lo pienso ¿Cómo es que no me diste las cartas si podías ir al otro mundo?

"No le voy a mentir, me dio pereza."

—Bueno, da igual, te comprendo.

Él se hundió en la oscuridad literal para entregar la carta, los sillones de la sala de la casa plateada eran cómodos, me eché un rato más pensando en luego irme, aunque me volví a quedar dormido en los sillones.

Me desperté por unos ruidos, abrí los ojos y al ver, eran tres chicos y una chica de la casa dorada —¿Qué hacen aquí?

Ella me miró y miró a sus compañeros antes de decir —Venimos a ... ¿Lavar platos?

—¿Me están diciendo o preguntando?

—Sí, vinimos a lavar platos. —Siguieron sus compañeros, como si fuera la mejor excusa que hubiera, tenía unos desarmadores en mano, unos martillos y un libro que aun bajo oscuridad pude leer el título "Bromas épicas de todos los tiempos, hazlo ya." Traían unas placas doradas muy pulidas que podían reflejar como un espejo que decía: "Casa dorada."

Era algo normal hacer bromas, no tenía por qué enfadarme. —Vayan, pero no me fastidien mucho, estaré aquí durmiendo.

—Gracias. —Dijeron todos en grupo.

El Destino del Villano. (1/3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora