Capítulo 5- Uso una técnica de Indiana Jones y mi acosador me encuentra.

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Seguí durmiendo, sintiendo encina de mi pecho a Ragnvaldr, aunque alguien arreaba a Rag lo ignoré para descansar, hasta que sentí que alguien me movía.

—Estoy cansado, déjenme dormir.

—Son los mayores. —Era la voz de Mateo.

Abrí los ojos para ver qué sucedía. Estaban dos mayores de nuestra casa, con unos cuantos alumnos y los mayores de la casa dorada. Entre ellos una chica de cabello marrón ondulado, piel morena, ojos marrones claros, unos lentes que adivinen, eran marrones. La sensación que me dejaba que me miraran mientras trataba de dormir la describiría como marrón.

—¿Qué hice? —Pregunté.

—¿Te metiste a la habitación de las chicas de la casa dorada? —Preguntó el mayor Tristán.

—No sé qué les haga creer que hice eso. —Dije mientras me daba la vuelta para que no vieran las heridas que me hicieron por golpearme.

—Sé que no lo habrás sentido, porque se nota que te dieron una paliza y porque estabas con sueño, pero ellas te marcaron la cara e incluso la espalda, con un sello que dice "Este idiota, se metió a la habitación de las chicas en la casa dorada."

—Eso explica varias cosas —Susurré, miré a la chica agraviada. —Una disculpa, no fue mi intención.

Pero al parecer ya nadie comprende mi sinceridad, porque se pusieron a hacer un escándalo. Estaba harto, tenía sueño y no tenía la mejor comprensión de como tratar con ellos.

—¡Dejen dormir! ¡Me cogí al director! ¡Me confundí de dormitorios! ¡Y me golpearon! ¡Dejen dormir! —Grité alterado.

Se hizo un silencio a la vez que empecé a considerar que no fue buena idea haberme expuesto de tal manera.

—¿Qué dijiste? Repite. —Dijo Friedrich susurrando con un tono algo tenebroso.

Por alguna razón le tuve miedo.

—Que recogí al director, porque él estaba en otro lugar. —Susurré disimulando.

—Un error, quiso decir recoger, él quiso decir "recogí al director"—Dijo Friedrich para aclarar.

Tanta bulla ya me había despertado, estaba de mal humor, deseaba que todos se fueran.

—Quiero darles una disculpa a la casa dorada, acérquense muchachos —Pedí. —Acérquense, sin rencores, por haberlos matado.

La mirada de espanto se materializó de inmediato, algunos se alejaron un poco, pero ya tenía algo en mente.

—Dije que se acerquen. —Ordené.

Ellos se acercaron, los mayores viendo la escena con gracia y al no ser de su casa hicieron como si no hubieran visto la escena para dejarme ser y los mayores de la casa dorada estaban tan decepcionados que me dejaron libre. Los acerqué como si fuera un domo para que solo ellos me escucharán.

—Tranquilos, no fue mi intención, fue un error, me disculparé con las chicas después del desayuno o del almuerzo si me da la gana. —Dije lago irritado.

—Escucha niño cincuenta por ciento de descuento —Dijo la agraviada, refiriéndose a mi camisa. —Te daré la paliza de tu vida si sigues pasándote de listo con mis compañeros.

—Apuéstalo, niña marrón. —Dije harto.

—Te voy a romper los huesos y no necesitaré una espada. —Retó ella.

—Te voy a romper los lentes y no necesitaré que sigas viva.

Luego de habernos declarado la guerra fuimos al campo de batalla, nuestras casas nos seguían. Esta vez íbamos a un campo distinto donde sí podíamos usar nuestros poderes, claro que no planeaba usar mis inútiles poderes, planeaba usar el poder del acero.

El Destino del Villano. (1/3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora