Laisha miraba el techo de su habitación en la casa de Jasha como si fuera la cosa más interesante de todas. Su familia estaba perdida, porque otra vez la seguridad de los Richter Fusco era quebrada por un loco más de la mafia. Sabía de antemano que si los rusos y los estadounidenses le declaraban la guerra a los australianos, las cosas no iban a ir para bien, porque los italianos romperían la armonía de igual modo... y solo quedarían los japoneses.
Sentía que algo no andaba bien, que les faltaba algo más por saber o decir, pero si se quedaba con su familia, jamás lo sabría. Se dejó llevar mientras apretaba, movía y tiraba la bola antiestrés que tenía en sus manos.
A Dasha le dieron un té con un relajante, mismo que la tenía bien dormida para que no se despertara en mucho rato. Por su parte, ella apenas podía conciliar el sueño, ya que seguía echándose la culpa de todo lo que pasó.
Jax no estaba en un lugar abierto con señal, mucho menos en los barrios bajos de UTAH, porque ya los delincuentes de esa parte lo echarían desde hace rato al medio. Las únicas personas con un sistema anti rastreo era su familia, sitios que no podían ser encontrados por otros.
Movió entre sus manos la pelota, porque toda su familia vivía en ese residencial, y Kinian revisó sus propiedades fuera de ese sitio...
Asher...
Se sentó en la cama de golpe, dejando la pelota caer y corriendo fuera de la habitación. Tuvo que correr más de la cuenta hasta la habitación de Kadir y entró sin tocar, viéndolo colocarse una venda en la herida del abdomen.
— Creo que sé en dónde puede estar Jasha —Laisha bajó la vista hasta el abdomen desnudo del esposo de su prima—. Estuve desde hace horas pensando, yo sé que debí hacerlo antes, pero es que...
— ¿Laisha? —Kadir chasqueó los dedos para que lo mirara—. ¿Qué sabes dónde está Jasha?
— Tengo todos estos días sin poder dormir bien y el café me sabe a mierda...
— Oye... —él volvió a chasquear los dedos, puesto que ella se estaba yendo, por otro lado, en la conversación—. No me cambies el tema. Ve al punto.
— Jax no está en un sitio rastreable... creo que está en una de nuestras antiguas casas...
— Kinian revisó todo...
— No, en mi antigua casa —completó ella al fin—. Es algo que siempre estuvo en nuestros ojos, jamás iba a estar en algo propio...
— Tienes razón, pero eso...
— En los expedientes había un nombre sin apellidos —ella comenzó a caminar por la habitación, moviendo sus manos—. Asher... Jasha dijo que la persona que la secuestró hace años fue un Asher, mi padre le vendió su casa a un tal Asher... —siguió contándole—. Se supone que fue a alguien poderoso y que pagó mucho dinero para que se mantuviera el sistema anti rastreo...
— Laisha...
— Es que es muy obvio, siempre lo tuvimos en nuestros ojos —Laisha apretó sus manos—. Esa gente usaba un nombre falso sin apellidos en sus reuniones. Nunca se mencionó algo relacionado con gente de poder —miró a Kadir—. Es claro lo que te digo, la debe tener ahí...
— ¿Sabes dónde queda ese sitio? —Kadir caminó hasta el closet, y buscó otro cambio de ropa—. Iré a buscarla...
— ¿No vas a esperar que...?
— No, dime dónde está la jodida dirección, Laisha...
— Mi padre es el que sabe... yo...
— Descuida, hiciste bien —Kadir la agarró por los hombros e hizo que lo mirara fijamente—. Eres una excelente prima, que no se te olvide jamás y no dejes que nadie te quite el aura dominante que te cargas.
ESTÁS LEYENDO
Esposo comprado
RomanceSu objetivo siempre fue ese hombre, nunca se había enamorado tanto al punto de hacer lo necesario para tenerlo y no le importaba nada... si tenía que comprarlo, lo haría y si tenía que jugar sucio, también lo haría. Ella tiene un dicho: Lo que quier...