Capítulo 43

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No podía mantener los ojos abiertos por mucho tiempo, estaba muy cansada y le comenzó a doler el vientre de un momento a otro. Kadir la abrazó un poco a su cuerpo y lo sintió hirviendo en fiebre. Llegaron a un terreno que solo vio de lejos y el sonido de las hélices de un helicóptero era lo único que escuchaba. La ciudad estaba bastante lejos de ese sitio y de paso el Hospital de la Universidad de Utah.

— ¿No había otro ser vivo? —preguntó Kadir y ella fijó la vista borrosa en el hombre que estaba dentro del helicóptero—. ¿En serio?

— No es el momento de ponerte celoso por el ex de mi hermana —Jadiel abrió la puerta trasera—. Dámela, la subiremos al...

— Desde que llegaron me han querido separar de mi esposa...

— Será para subirla allá —apuntó su hermano—. Ven, deja tus celos para cuando ella esté mejor para discutir contigo.

Jasha se liberó de los brazos de Kadir para ir hacia su hermano, el cual la recibió con los brazos abiertos. Kadir iba detrás de ellos, pero el vómito la atacó antes de subir y ella tuvo que hacer una línea recta con los labios para no reírse de lo que le pasaba a su esposo. Joshua los esperaba listo para llevarlos al hospital.

— ¿Mamá lo sabe? —Jasha miró a su hermano, nerviosa—. Lo sabe, ¿verdad?

— Sí, lo sabe por culpa de Kadir —Jadiel se pasó una mano por el cabello—. Se escapó del hospital y mamá iba llegando a la casa. Tuvieron que sedarla...

— No me daban razones de ti y mi familia parecía estar más en mi contra que a favor —él hizo una mueca—. Tengo mucho sueño en este momento...

— Es obvio que lo vas a tener si apenas puedes con tu vida —Jadiel le puso el cinturón a su hermana—. No se muevan, llegaremos...

— ¿Mamá está bien? —Jasha cortó a su hermano—. ¿No está en el hospital?

— Mamá está muy enojada con papá, Jasha —Jadiel dio dos golpes al asiento de Joshua para que se pusiera en marcha—. Esto se salió de control. Lo que te pasó...

— Fue mi culpa —ella se sintió mal—. Debí decir antes quién era, pero nadie me creería... y...

— No fue tu culpa, mucho menos de alguno de nuestra familia, que esa clase de locos aparecieran para tomar la palabra de Dios como un juego —Jadiel estuvo triste por su hermana—. Descansa un poco, porque tu esposo ya se fue con San Pedro.

Jasha dejó de mirar a su hermano para concentrarse en su esposo que estaba dormido o desmayado por el cansancio. No lo culpaba, la herida estaba abierta, así que rompió la camiseta de Kadir y detuvo el sangrado con sus manos. Joshua no había hablado en ningún momento acerca de nada, solo se mantenía llevándolos al hospital universitario del estado.

Aterrizaron minutos más tarde en el techo del hospital, siendo custodiados por varios guardias y el equipo médico competente.

— Debes soltarlo, Jasha —requirió su hermano—. Esa herida no se ve bien.

— ¿Pero por qué tengo que dejarlo? —ella abrazó a su esposo—. ¡Aléjense!

— No me hagas usar la fuerza bruta contigo —su hermano sentenció—. Suelta a Kadir. Será revisado por los médicos competentes, porque se nota que está sangrando desde adentro.

— Pero no...

— Ya me cansé.

Jadiel jaló por el tobillo a su hermana, olvidándose que estaba lastimada, y la alejó de Kadir de golpe. Ella comenzó a gritar con enojo, puesto que no quería que lo alejaran de ella. Jasha fue colocada en una camilla por su hermano, viendo como se llevaban a su esposo rápidamente hasta el elevador, puesto que casi no tenía pulso y ella no pudo evitar llorar.

Esposo compradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora