Preludio

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Ella sale del edificio con algo de prisa, se ve pálida y desorientada así que la sigo, estoy preocupado por ella; no le quito la vista de encima, lo que ocasiona que choque con varias personas ganándome insultos que no comprendo de momento, veo qu...

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Ella sale del edificio con algo de prisa, se ve pálida y desorientada así que la sigo, estoy preocupado por ella; no le quito la vista de encima, lo que ocasiona que choque con varias personas ganándome insultos que no comprendo de momento, veo que se detiene en la entrada. Está lloviendo y es mi oportunidad para alcanzarla, veo que se quita la enorme falda del uniforme, eso no me lo esperaba, creó que está loca ya que llueve a horrores, se la pone encima de la cabeza como una sombrilla; ella cuida demasiado sus libros, (debí saberlo) imagino que quedara en ropa interior, afortunadamente tiene un short deportivo me quedo mirando sus piernas como un pervertido: son largas, son delicadas, son hermosas...

Se detuvo... Frunzo el ceño.

Acaba de caer, me ha dolido a mí, así que corro en su dirección y siento como cada gota cae en mi cuerpo, siento frío, un frío desolador y un dolor inexplicable en la boca del estómago mientras la veo en el suelo, me acerco a ella, ella solo ve hacia el suelo, le quito la falda que ahora la cubre por completo y siento un nudo en mi garganta.

― ¿Estás bien? —preguntó intentando que no se note, ella mueve su cabeza de un lado a otro indicándome que no y se desploma, corro como puedo al hospital con ella en brazos...

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Envenenada.

Eso me han dicho los médicos; me explican que el producto, el paquete de papas del que me dio antes de salir de clases, estaba envenenado, mucha gente está aquí por eso y lo están retirando del mercado; todo indica una venganza de la competencia, que se está llevando a inocentes, "un daño colateral" añade el médico (lo miro incrédulo) también menciona que todo eso ha llevado a la empresa a la quiebra (como si me importara eso).

De pronto me siento mareado, asqueado, preocupado por ella; la pierdo y no le hable de mis sentimientos, vomito y no supe nada más.

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Cuando despierto estoy en una habitación del hospital lo sé porque todo es blanco y por un sonido que odio; ese beep, beep tan característico de un monitor cardíaco, admito que hay uno del mismo aparato al que temo más, luego esta ese olor, esa mezcla de aromas tan repugnantes que lo que logra es que te sientas aún peor y sin vida, ese olor a desinfectantes, medicinas y sangre tan peculiar de los hospitales logra ponerme aún más nervioso. Sigo paseando mi vista por la habitación, veo un tripié con un suero que me han puesto, veo el monitor y la veo a ella; se encuentra a mi lado derecho, me da cierta seguridad y tranquilidad que ella esté aquí a mi lado aunque conectada a algunos aparatos; se ve mal, tan blanca como un papel, me hiere profundamente verla así, porque además se ve triste, sola, frágil...

—Ingeriste muy poco a comparación de ella ―dice el médico sacándome de mis pensamientos.

—‎Si, ella me ofreció un poco en el salón, son mis favoritos; BBQ —respondo aun mirándola.

―Bueno, estarás bien, pero te dejaremos en observación —dice el médico mientras observaba las maquinas.

―‎Ella... —pregunto aún mirándola y con cierto miedo a que no responda.

―‎Hacemos lo que podemos —responde mirándola―, pero ya que sus padres llegan hasta mañana y no hay nadie más aquí —su voz se corta y me da un escalofrío—, si tienes la oportunidad de despedirte de ella hazlo, todo —respira―, todo apunta a que no va a sobrevivir.

Mi mundo se cae, el doctor se va pero el nudo en mi garganta se hace peor; la pierdo, las lagrimas comienzan a salir y su mano cae fuera de la cama estiro la mía y la tomo, quiero estar más cerca, pero estoy débil y conectado a algunas cosas, no ha tantas como ella, pero lo estoy.

―La quieres ―dice mi hermana y se sienta a mi lado. Sonrío al ver que yo tengo a alguien.

—No como crees ―trago saliva sonoramente—; la quiero aún más.

Ella sonríe y me abraza, ambos lloramos mientras digo que la estoy perdiendo y jamás he tenido el valor de decirle cuanto la amo, cuanto amo verla reír, verla enojada, verla frustrada por no poder ganarme en una discusión, verla siendo ella; caritativa, cuidando de otros, verla tomar riesgos, verla jugar; porqué todo para ella es un juego...

Un pitido seco y abrumador interrumpe nuestra conversación; ese beeeeeep sostenido y aterrador que temía escuchar, los enfermeros entran corriendo, mi hermana se aferra a mí. La estoy perdiendo, ella muere y yo no puedo hacer nada, han tenido que aplicarme un sedante, todo se oscurece de repente y ahora no sé si la he perdido.  

📌Nota: Hola, estoy dando inicio a esta historia, les agradezco si me dan ⭐ ya que me ayuda a crecer y si tienen comentarios de la historia que me ayuden a ver errores también lo agradezco mucho 😊📌

CARIÑO, RESPIRA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora