Capítulo 18 ☠️

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Desviación Eber

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Desviación
Eber

No era un secreto que siempre se me recalcó que ha este mundo vine con el único propósito de honrar al hombre que me procreo, y luego me alojó en un convento a las afueras de Rusia, donde habitaban demonios: disfrazados de monjas, eso eran aquellas malvadas mujeres que me preparaban para "conquistar" un supuesto puesto que nunca desee, ni cuando la única persona que me sonreía como un ángel me insito a querer tenerlo, no deseaba nada que me relacionara con Olek Záitsev, de hecho, con ningún Záitsev, odiaba su mundo, odiaba su locura, y odiaba que en mis venas corriera su sangre, y por ello luche con todo lo que tenía, para desligarme de ellos y ser solo una persona más en el mundo, y lo hice, era feliz en mi mundo imperfecto, pero mío, y pese a haberlo hecho con todas mis fuerzas, fui incapaz de dejarme envolver de nuevo en esto que tanto odiaba, y aquí estaba. Parado frente a muros sólidos cubiertos de espejos que me devuelven mi reflejo, mostrando lo que tanto me negaba aceptar, el parecido de la mirada brillosa y verdosa de la persona que me dio la vida bajo el destello del reflejo de la luz que me iluminaba.

Es lo correcto y es perfecto —dijo con seguridad y el rostro pétreo, perturbando mi paz —. Además de que está débil y desmemoriada y eso es algo que no puedo tolerar, porque no estoy dispuesta a aceptar que olvide el sufrimiento que yo cargo conmigo todos los días, y dejar que ambos rehagan su vida como si en todos estos años yo no hubiese trabajado para que se rompieran en el infierno que les he creado.

—¡No entiendo porque te desgastas en dar explicaciones si nunca te ha importado mi opinión! —señalé con furia —. Yo solo soy una pieza más en tu tablero.

—Dejarás que Beret siga en el puesto en el qué está y darás tu apoyo con todo lo que tú padre te educó como corresponde a la familia, Eber —señaló, ignorando mis palabras —. Por qué te juro que así como la he utilizado para engatusar al Pakham y que me entregará de nuevo a Lilieth, la puedo mandar derechito a las manos de Darkó para que cobre la burla que le hizo —señaló, endureciendo el tono de su voz —, así que no juegues con la poca paciencia que me queda, y espero que no se te vuelva a olvidar que la que manda en toda esta treta tesoro, siempre he sido yo, no importa cuánto creas saber o cuánto se suponga que tú padre te preparó, porque créeme cuando te digo que lo que sabes hasta ahora yo misma me he encargado en qué te pulas en saberlo, no quería llegar a este extremo, pero no me dejaste otra opción, conoces que ella nunca me ha importado cómo me importas tú, así que yo puedo vivir sin su presencia, pero dudo que tú puedas hacerlo.

Eres... —las palabras se atoraron en mi garganta, con el temblor que tomo todo mi cuerpo, de ver mi propia impotencia y vulnerabilidad, porque aunque tratará de negarlo, en mi corazón aún había algo de calidez a su persona.

—¿Un monstruo? —indagó con una media sonrisa, y no pude alejarme de su contacto cuando su mano fría tomó mi mejilla —. Llámame como quieras Eber, pero no importa... porque aunque te niegues a reconocerlo tú siempre serás una parte de nosotros, sin importar el hecho de cómo nos consideres, tú padre se equivocó y yo también lo hice al permitir que sus deseos sobre pasarán lo correcto, pero sobre todo en no eliminarla cuando aún no había provocado daños colaterales.

Implacable Redención Libro 3 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora