-¡Choi Beomgyu es sentenciado a quince años en la prisión Collwer!- La voz de aquel juez resonó en todo el salón al tiempo en que el martillo que tenía en sus manos impactaba sobre la madera haciendo que una ola de electricidad recorriera mi espina dorsal.
Mi garganta parecía que iba a explotar de la fuerza que estaba haciendo para no llorar, no podía hacerlo ahora, debía ser fuerte, no por mi sino por mi madre. Asegure escuchar su corazón romperse en el momento en que el martillo resonó, sabía que confiaba en mí y en que no era culpable, pero sin embargo podía ver en sus ojos decepción.
Me levanté de mi asiento y bajé las tres escaleras quedando frente a frente con aquella multitud de gente que estaba aquí solo para ver como mi vida se iba a la mierda en tan solo dos segundos. Clavé mi vista en aquella gran puerta de madera de roble, sabía que apenas la cruzara me llevarían a la prisión, y allí sería donde comenzaría o más bien terminaría mi vida.
De un momento a otro sentí unos cálidos brazos rodearme, sentí como mi hombro se mojaba por las lágrimas de mi madre, y por el rabillo del ojo pude ver a mi hermano menor con su mejor cara de pocos amigos.
-No estás solo en esto, hijo. Yo siempre estaré a tu lado, lo prometo. No te dejaré nunca.- Habló aún con lágrimas en los ojos y volvió a abrazarme, yo solo asentía.
Los guardias llegaron y la separaron de mí, ella oponía resistencia, pero ellos eran más fuertes. Un guardia se colocó detrás mío y encarceló mis muñecas detrás de mí con unas esposas.
Me taparon la cara con una manta y salí con mi cabeza gacha. Mientras caminaba podía oír a la gente susurrar, y los gritos de mi madre retumbar.
Y allí se abrieron las puertas, y un gran suspiro salió de mis pulmones.
Salimos fuera de aquel edificio y allí había gente que me insultaba a cada paso que daba, pero decidí no escucharla, ya había tenido suficiente de aquello.
Me subieron a la parte trasera de un auto y me sentaron en medio de dos policías, la gente fuera seguía gritándome e insultándome, más aún cuando me quitaron la manta de mi cara, pero otra vez no los escuché. El auto arrancó y fui llevado por las calles hasta salir de la ciudad, muy lejos de esta.
Al alzar mi mirada por primera vez y mirar por la ventanilla, pude ver pasar el infierno por mis ojos. Era un edificio viejo y un aura tenebrosa lo envolvía. Era un pozo, en donde pronto iba a caer.
- Bienvenido a la Prisión Collwer - Anunció sarcástico el guardia desde el asiento delantero. El carro ingresó por una reja gigante de metal que fue abierta desde adentro, y una vez que llegamos me bajaron otra vez con mi cabeza gacha, hasta entrar dentro de aquel edificio.
Me llevaron por pasillos que no eran lo que esperaba exactamente de una prisión, estos estaban en buen estado.
Junto a dos guardias me metieron a una habitación, me despojaron de mi vestimenta y en lugar de esta me pusieron unos sucios con lo que parecía ser sangre e incómodos trajes amarillos, que en su espalda tenían un número, el mío era el 20006.
Gruñí al verme en un espejo, jamás me había visto tan mal, y el hecho de no haber dormido hace días no ayudaba del todo.
- No te quejes tanto, al menos tienes ropa, inútil.- Volvió a hablar el guardia y me colocó otra vez las esposas. - ¿Esto te parece malo? Y eso que aún no hemos llegado a las celdas.- Dijo para luego reír.
Fruncí el ceño y fui llevado otra vez por pasillos, pasillos que cada vez se hacían más deteriorados, sucios y manchados con lo que probablemente era sangre. Claro que aquel lugar en buen estado no iba a ser la prisión, esto si lo era.
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EL CONVICTO - YeonGyu
FanfictionChoi Beomgyu es condenado injustamente a quince años encerrado en una prisión de mala muerte, sabiendo que con su estructura física no duraría siquiera un día allí. En cada prisión hay un rey ¿No? Pues en esta era Choi Yeonjun, todos le temían y con...