-¿Q-Qué mierda fue eso?- pregunté una vez finalizado el beso completamente rojo (no exactamente por el enojo) tratando de sonar valiente, pero esta vez, no funcionó.
Él simplemente se alejó mirando hacia otro lado.- No te callabas ¿Que mierda esperabas, niño tonto?- Dijo aún sin mirarme.
- ¿Un... Golpe?- Pregunté con cierta obviedad.- Digo...Es lo que hubiera sido más "normal" viniendo de ti y ade-
- ¡Cállate! Lo que pasó pasó y ya.- Gruñó.
Suspiré y volví a acercarme a él.- Está bien, ¿Ahora dejarás que te cure?- Me atreví a preguntar al verlo más relajado.
- Ugh.- Gruñó pero sin embargo extendió sus manos hacia mí, a lo que yo sonreí.
Tomé sus sangrientas manos entre las mías y lo guíe hasta el lavado en donde abrí el grifo del agua, que salía entrecortada, y coloqué sus manos debajo de esta, mirando sus expresiones que se mantenían normales.
-Ya está- Avisé sacando sus manos y cerrando el grifo para luego dejarlo sentado en mí litera, al tiempo en que buscaba en un escaso botiquín que solo tenía un par de vendas y unas curitas. Tomé las vendas asegurándome de que estuvieran limpias y me dirigí a donde se encontraba él, aún se encontraba mirando hacia otro lado, lo que me causó ¿Ternura? No lo sé. Suavemente, como era normal en mí, enrolle las vendas por sus manos tapando sus lastimados nudillos y haciendo un pequeño nudo al finalizar.
- Listo, ahora no corres riesgos de ninguna infección- Dije sonriente a lo que él solo se limitó a responder con un "Mghm", para luego levantarse de la litera, y sin despedirse (tampoco esperaba que lo hiciera), salir de allí, cosa que pude calificar como "raro".
Suspiré aún sentado en mí litera, moviendo mis pies de un lado a otro mirando a la nada, completamente aburrido al no tener al grandulón compañero de celda junto a mí. De repente una sonrisa se formó en mis labios y me levanté de mí litera saliendo del lugar, en busca de la única persona que se podía considerar "amigo" dentro de este horrible lugar, y solo tenía un nombre: Huening Kai.
Caminaba hacia su celda, la cual había descubierto hace unas semanas, cuando al castaño se le ocurrió la no tan maravillosa idea de hacer una pijamada, fue calificada como no tan maravillosa, cuando en medio de esta, llegó un muy enojado Yeonjun y me sacó de allí, su única e inútil excusa fue "El peso no es proporcional si no estás en la cama de abajo".
Caminaba por los pasillos, oyendo gritos, gemidos, suspiros, entre otros, claro, no contaba con que era de noche y quién sabe qué ocurría a la noche en cada celda. A los convictos "normales" se podría decir, no los dejaban salir por las noches, pero uno de mis pocos privilegios al ser calificado como la "puta" del pelinegro, era el hecho de poder hacer cosas que otros no, la única razón era porque sabían que si Minho se enteraba que me prohibieron algo, les rompería la cara, cosa que sé desde que un guardia nuevo me prohibió comer por haberle contestado de mala forma, cuando esa noche se me ocurrió la maravillosa idea de quejarme con el mayor, a la mañana siguiente el guardia misteriosamente había "desaparecido".
Me encontraba a solo tres celdas de la de Kai, cuando comienzo a escuchar sonidos un tanto raros... Me acerqué lentamente y cautelosamente preocupado porque le esté ocurriendo algo malo al castaño que se había ganado mi afecto, solo me quedaba un paso y podría ver qué sucedía e hice ese paso: mala idea, instantáneamente mí cara de volvió una de completo asco al ver que mí querido amigo estaba siendo fuertemente penetrado por su compañero de celda y amigo de Yeon, Soobin. Me preocupé pensando que se trataba de una violación, pero al oír bien lo que decían, podía escuchar a el castaño pidiendo por más.
Me di la vuelta, seguro de que hoy no conversaría con Kai y mientras caminaba por los pasillos del lugar se me ocurrió la grandísima idea de buscar a mi dueño, después de todo no tenía más amigos.
No sabía dónde estaba, a decir verdad, jamás me interesó saberlo, pero realmente estaba muy aburrido, caminaba por los pasillos buscándolo, hasta que se me ocurrió ir al gran gimnasio de está prisión, recordando como él siempre volvía sudado.
Caminé hacia allí hasta toparme con las dos grandes puertas de este y las empujé con el peso de todo mí cuerpo haciendo que estás se abrieran de par en par.
Entré al lugar y escuché ruidos de una persona golpeando una bolsa de boxeo y al buscar con mí vista de donde provenían, allí estaba él, al otro lado de la improvisada cancha se encontraba Minho golpeando la bolsa de boxeo. Me fui acercando a él hasta quedar frente a su gran y descubierta espalda. Llegaba sus pantalones militares junto con sus botas del mismo tipo, este último tiempo que convivimos juntos pude notar que tenía muchos de esos pantalones, uno para cada día, cuando yo solo tenía este horrible trapo amarillo sucio y viejo.
Normalmente llevaba su remera sin mangas que hacia resaltar sus músculos y hacía notar sus tatuajes y el comienzo de algunos en su pecho, pero hoy no, ahora su torso estaba descubierto dejando ver así su gran espalda que en cada golpe se tensaba y sus músculos se marcaban, realmente si no fuera por su horrible actitud era un hombre realmente atractivo, que haría caer a cualquiera a sus pies.
-¿Qué tanto miras, niño?- Su voz me sacó de mis pensamientos haciendo que me sorprendiera.
Él se giró hacia mí. Tenía sus abdominales realmente marcados y podía ver tatuajes por todos lados, además de que gotas de sudor caían por todo su cuerpo generando así un aura muy tenebrosa.
-Nada, solo estaba aburrido y vine aquí.- dije encogiéndome de hombros.
Él tomó su camisa y se la colocó.- ¿Y tú amigo el sonrisitas?- Preguntó yendo por una botella de agua para tomarla y tirarse un poco de su contenido en sus oscuros cabellos.
Me quedé admirándolo, hasta que reaccione ante su pregunta y un leve sonrojo se apareció en mis mejillas al recordar lo que había visto minutos atrás.
-¿Qué mierda le ocurre a tus mejillas? De seguro y ya te agarró una peste- Dijo bruto como siempre.
-Ahg! Serás idiota- Dije para mis adentros.- Lo que sucede es que Kai- Remarqué su nombre.- e-estaba algo ocupado con...S-Soobin...- Dije sonrojandome aún más.
- ¿Follando?- Preguntó mirándome.
-Sí...- Dije agachando mi cabeza al haber estado tan nervioso por algo tan común.
-No se qué tanto te pones nervioso, no es como si tú no tuvieras el mismo destino que el sonrisitas.- Se encogió de hombros y tomó una toalla limpiando su sudor para luego pararse frente a mí.
Yo simplemente me sonrojé al imaginarme diciendo todas las barbaridades que el castaño decía al ser penetrado por Soobin, a lo que negué rotundamente levantando mí mirada hacia Yeonjun - ¡Jamás!- Grité.
- Eso no lo decides tú.- Gruñó el pelinegro.
- L-Lo sé, es solo que... Huening Kai... Él... Lo disfrutaba y yo... No creo disfrutar nada contigo.- Solté, solo dos palabras: mala idea.
El pelinegro, me tomó de la camisa amarilla y me empotró contra la pared más cercana que había.
- Claro que no lo harás, pero te puedo asegurar una cosa- Dijo gruñendo.- Tu maldito culo me pedirá a gritos que te lo rompa cada noche, niño.
-Lo dudo.- Retruque enojado por sus palabras.
- ¿Ah, sí?- Preguntó divertido el pelinegro - Mejor vamos a comprobarlo ¿No crees?
ESTÁS LEYENDO
EL CONVICTO - YeonGyu
FanfictionChoi Beomgyu es condenado injustamente a quince años encerrado en una prisión de mala muerte, sabiendo que con su estructura física no duraría siquiera un día allí. En cada prisión hay un rey ¿No? Pues en esta era Choi Yeonjun, todos le temían y con...