10

802 100 15
                                    


Mientras caminaba junto al castaño rumbo al patio de la prisión, este me iba platicando sobre qué se trataba esta "celebración", que a decir verdad de celebración no tenía nada.

Según lo que había entendido, cada tres años, un grupo de 26 personas (elegidas al azar), de otra prisión, eran traídas a la prisión Collwer, básicamente iban a ser usadas como bolsas de entrenamiento para los reclusos con una alta capacidad para romper huesos, entre ellos (alardea Kai), están: en tercer puesto Jay, en segundo puesto Soobin y en primer puesto Yeonjun son los que llevan un "récord" impecable de ser campeones. Este evento se llevará a cabo el sábado por la noche. La llegada de los nuevos reclusos, las peleas y todos los acuerdos previos, son organizados por la noche, para que los guardias "no lo noten", aunque salta a la vista, que quienes más se benefician con estas peleas son ellos.

El campeonato tiene tres partes: eliminación, competición y La Final. En la eliminación, normalmente, los reclusos recién traídos más débiles, son los primeros en caer.

La competición se trata de un cuerpo a cuerpo de todos contra todos los que fueron "salvados" en la eliminación, de los cuales quedan solo 6.

La Final es la parte más jugosa, afirma el castaño, ya que en ella compiten los más grandes de los grandes, de cada prisión quedan tres ganadores, quienes pelean juntos contra los otros tres, para conseguir los primeros puestos.

El ganador, además de llevarse el "orgullo" mismo, también recibe una gran cantidad de dinero y mantención de "excelencia" por los próximos tres años, hasta que la competencia vuelva a iniciar.

Kai asegura que desde que Yeonjun llegó a esta prisión, siempre ha ganado en primer lugar, ganándose el respeto de los demás convictos.

Realmente no me interesaba para nada este tipo de competencias, pero Huening me explicó, que como "putas" de los reyes, debemos acompañarlos a cada uno de los encuentros nocturnos, algo de lo que yo no estaba para nada de acuerdo, pero era mejor que cerrará mí boca, ya que hacer enojar al pelinegro no era una muy buena opción.

-¡Mira! ¡Ya están bajando!- Dijo Kai realmente emocionado una vez que llegamos al lugar.

De una especie de autobús bajaban muchos hombres, algunos débiles y flacuchos quienes probablemente queden eliminados en la primera ronda, y otros grandes y fuertes completamente hechos de músculos.

Veía pasar a cada uno, los convictos de Collwer habían dejado una especie de pasillo para que los nuevos pasen y a medida que lo hacían ir examinándolos.

Al levantar su mirada, se encontró a cierto pelinegro compañero, este estaba mirando fijamente a cada individuo que bajaba del autobús, examinándolos con su entrecejo levemente fruncido y con una de sus manos en su mentón.

-Oh! Pobrecillo, solo mira lo pequeño que es, no durará ni medio segundo de el calentamiento- Aseguró Kai con una expresión de tristeza en su cara. Al girar mi cabeza hacia donde los ojos de el castaño miraban, noté que de el autobús, bajaba un pequeño adolescente que podría recién tener unos 19 años, su piel era realmente blanca y sus ojos eran parecidos a los de un gato, su cabello tenía peinado de hongo y unos pequeños hoyuelos acompañaban sus mejillas, pude notar el aquel instante la preocupación y miedo en los ojos de aquel pequeño y sentí como mí corazón se entremecía al saber lo que al más pequeño le esperaba.

Al cabo de unos minutos todos los nuevos convictos ya se encontraban dentro de sus celdas, la mayoría de los prisioneros de Collwer ya se encontraba en sus celdas también, a excepción de Kai, quien estaba alejado hablándole al oído a Soobin y este tomándolo del trasero, Jay, quien hablaba atentamente con Yeonjun y cierto pequeño que se encontraba sentado en un banco con sus manos temblando, decidí acercarme hacia él e intentar "relajarlo" de alguna forma.

- ¡Hey!- dije sonriéndole y me senté a su lado- ¿Cómo te llamas?- pregunté y el niño guió su mirada con miedo hacia mí, temblando aún más.- Oh! No no no no, no te preocupes, no te haré daño!- Solté y volví a sonreírle.

-J-Jungwon...- Dijo este en tono bajo e inaudible.

-Es un placer, Jungwon, mí nombre es Beom- Fui interrumpido por una tos falsa, que provenía de frente a mí.

Al levantar mí mirada, me encontré a Yeonjun junto a Jay, el último con una sonrisa en sus labios.

- Vamos a la celda.- Ordenó Yeonjun, cuando había gente cerca el pelinegro cambiaba demasiado su actitud hacia mí, al parecer tratar bien a tu "puta personal" era de alguna forma caer bajo, no lo sé.

-Estoy hablando con una persona ¿Que no te das cuenta? Ve tú, yo voy luego.- Solté y volví a girarme hacia Jungwon, dándole la espalda a Minho, pero esto no duró mucho, ya que rápidamente fui jalado hacia atrás bruscamente.

-Dije que vienes a la celda y vienes, niño.- Gruñó el pelinegro y me tomó del brazo llevándome por los pasillos hacia la celda, mientras yo me intentaba zafar de su agarre, cosa que no funcionaba por la cantidad de fuerza del mayor.

-Suéltame!- Gritaba, hasta que llegamos a la celda y Yeonjun que tiró dentro de esta, cerrando la celda de un portazo.- Imbécil.- Gruñí desde la pared, sobando mi espalda por el duro golpe contra la pared al ser arrojado.

- Cállate y duermete.- Volvió a ordenarme el pelinegro.

-No tengo sueño. Quería hablar con el nuevo, pero me sacaste de allí y no pude hacerlo, siempre haces lo mismo, entiendo que acepté ser tu...

- Vamos, dilo ¿Mi?- Dijo en tono amenazador, acercándose hacia mí con sus ojos completamente negros.

-T-Tu...- no podía, simplemente las palabras no salían de mí boca, porque sabía que el hecho de decirlo lo haría más real, si lo decía me resignaría al hecho de ser eso, nada más que...eso...podría pesarlo siempre, pero ¿Decirlo?...Eso era otro límite.

- Tú puta personal.

EL CONVICTO - YeonGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora