- Ambos murieron, lo siento mucho.- Sentenció el hombre de traje. No escuchaba, simplemente no podía, no sentía absolutamente nada, el frío que normalmente hacía en las noches en la prisión, no lo sentía, aquel enojo por cierto pelinegro, no lo sentía, la felicidad que me daba tener un buen amigo como Kai, no lo sentía. Estaba vacío completamente, como si me acabaran de arrebatar el alma a pedazos, el primer pedazo yacía en aquella grande sala de juicio y en aquel sonido del martillo chocar con la madera sentenciando mi comienzo en esta prisión; el segundo pedazo, estaba en aquella esquina fría, dolorosa, en dónde me quitaron mi virginidad; y el tercero en esta habitación, en la voz de el hombre de traje diciendo la mala noticia, allí se fue mi último pedazo, arrancado de mí sin mi consentimiento.
Miré al hombre, pero ni siquiera lágrimas salían de mis ojos, dejé el teléfono en su lugar y me levanté, el hombre solo agachó su cabeza en señal de disculpas. Caminé hasta la puerta y la golpeé, al cabo de unos segundos, aquel guardia apareció y me colocó las esposas devolviéndome a los pasillos. Me sacó las esposas y se fué de allí sin decir ni una palabra. Me quedé quieto, en el mismo lugar en el que me había dejado, mi mirada perdida por el gran pasillo nocturno, intentando asimilar todo lo ocurrido pero sin poder ni un poco. Era como si mi cerebro no conectara con mi cuerpo, no podía moverme, simplemente estaba allí, quieto, estático.
- ¡Oye! ¡Tú no puedes estar aquí!- Dijo a mis espaldas la voz de un guardia, pero ni siquiera me giré para verlo.- No me ignores maldito repugnante!- Gritó esta vez más fuerte, pero tampoco le respondí. Y fue allí que oí sus pasos acercándose y de un momento a otro un fuerte metal impactó en mi espalda dejándome de rodillas al suelo, pero ni siquiera me moví, mi vista seguía exactamente dónde antes y en mi cara no había ninguna muestra de dolor. - ¡Vuelve a tu celda!- Gritó el guardia.
No me moví ni un centímetro y mi vista aún estaba perdida en aquellos pasillos.
- ¡Que vuelvas a tu celda!- Esta vez gritó más fuertemente y el metal impactó sobre mi estómago haciendo que me doble a la mitad y de mi boca escupa sangre, pero mi vista aún en aquel pasillo.- Así que no harás caso...te enseñaré a hacerlo!- Dijo poniéndose de cuclillas frente a mí y tomándome del mentón haciendo que mi vista se centrara en su horrible cara. Y de un momento a otro un puño impactó fuertemente en mi mejilla, haciendo que esta sangrara y mi la comisura de mi labio sangrara.
Ví como el otro puño estaba elevado a punto de impactar contra mi otra mejilla, cuando una voz retumbó por todos los pasillos y provenía detrás mío, el guardia empalideció al instante.
-¿Que acaso a esto se dedican los guardias de ahora?- Vaciló la voz.- Bueno, lamento informarte, que si llego ir con el jefe de policías o peor aún con Yeonjun y le informo tus acciones, digamos que tú futuro no estaría del todo asegurado.- Dijo en tono gracioso.
- E-El convicto no q-quería ir a su c-celda, y t-tuve que c-corregirlo- Tartamudeaba el guardia.
-¿Corregirlo? ¿Crees que al jefe le gustará la forma en que lo "corregiste"?- Preguntó la voz.
-N-No, señor- Tartamudeó agachando su cabeza el guardia.
- ¿¡Señor qué?!- Gritó la voz. - ¡Señor Kang Taehyun!- Dijo el guardia temblando y con su vista clavada al suelo.
- Ahora lárgate, te perdonaré la vida porque estoy de buen humor. Y las piernas del guardia ni siquiera se vieron de lo tan fuerte que corrió para escapar. Los pasos se acercaron a mí y de un momento a otro quien estaba de cuclillas frente a mi era uno de los seguidores de Yeonjun, Taehyun. -¿Estás bien?- Preguntó examinándome con la mirada. Yo simplemente lo miré, ni siquiera mi cerebro conectaba con mi cuerpo para hablar. Se encogió de hombros.- Supongo que sí, te llevaré a tu celda.- Dijo y pasó mi brazo alrededor de su hombro y cojeando me llevó a mi celda en dónde estaba Heeseung, que al verme se levantó rápidamente de su litera y ayudó a Tae a dejarme en esta acostado.
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EL CONVICTO - YeonGyu
Fiksi PenggemarChoi Beomgyu es condenado injustamente a quince años encerrado en una prisión de mala muerte, sabiendo que con su estructura física no duraría siquiera un día allí. En cada prisión hay un rey ¿No? Pues en esta era Choi Yeonjun, todos le temían y con...