Y allí entendí muchas cosas, como el por qué Yeonjun no me había dicho nada de lo ocurrido con aquel guardia, o el porqué de su actitud.
Le había ocurrido exactamente lo mismo que a mí, quiso salvar a alguien, pero en lugar de hacer eso no pudo salvarlo y además fue condenado. Lo miré sin saber exactamente qué decir ante aquello, solo lo miraba y había dejado de hablar hace ya unos minutos.
- ¿Y, niño? ¿No dirás nada?- Preguntó rascando su nuca algo nervioso. Asentí y le sonreí tomándolo de su nuca y acercándolo a mí para besarlo lenta y tiernamente.
- Eres una gran persona, Yeonjun.- Hablé mirándolo a los ojos luego del beso. Él sonrió de costado y tomó mí muñeca que estaba en su mejilla acariciándola.- No, niño. Tal vez no hice lo que ese bastardo me pidió, pero hice y haré cosas peores, he matado a mucha gente y se que lo seguiré haciendo, cosas de las que jamás podré perdonarme. Agaché mí cabeza al oírlo, y luego volví a mirarlo.
- ¿Y si pudieras salir de aquí?- Pregunté esperanzado mirándolo.- Si pudieras alejarte de este mundo ¿Podrías perdonarte? Él sonrió mirándome con ternura y dejó un beso en mí frente.
- No hay forma de que yo logre salir de aquí, es mi condena.- Dijo y se levantó yendo a lavar sus manos. Justo en ese momento la celda es abierta dejando ver a aquel guardia de siempre.
- Tienes visitas.- Dijo mirándome y me levanté viendo el ceño fruncido del pelinegro. -¿Quién es?- Me preguntó.
- Nadie, luego te cuento.- Mentí, era mí abogado, pero aún no era el momento. El guardia me esposó y me llevó por los pasillos hasta llegar a aquella puerta que tanto daño me había hecho cruzarla en ambas ocasiones. Tomé aire y entré, era el abogado, pero esta vez sonreía, el guardia se fue y me senté frente a él tomando el teléfono que yacía a mí costado. -Hola Beomgyu ¿Cómo estás?- Preguntó sonriente.
- ¿Que se supone que debo responder? ¿Preso?- Dije sarcásticamente. Noté en su sonrisa algo extraño, como muchas ganas de decir algo. -¿Qué ocurre?- Pregunté.
-Eres libre, Beomgyu.- Comenzó.- Las pruebas de análisis que se hicieron con el arma homicida dieron 0% de probabilidades que hayas sido tú quien la usó, y luego de varias investigaciones se encontró al verdadero culpable, quien será enviado aquí dentro de un mes aproximadamente. Y mí mente se frenó, todo se volvió blanco, entendía lo que me estaba diciendo, pero no lograba asimilarlo.
¿Libre? Eso significaba que ya no estaría aquí. Mí mente divagó por muchos lugares, el hecho de que no tenía trabajo, no tenía casa, no tenía familia, pasó por muchos lugares pero se detuvo en un pelinegro de ojos brillantes, si me iba jamás volvería a verle, tenía prohibido recibir visitas por lo que sabía. No podía dejarlo, mí vida antes de entrar a la prisión había sido destruida, completamente, y jamás volvería, mí vida ahora estaba aquí y se suponía que debía seguir siendo así. Todo era muy extraño ¿El arma homicida? ¿Cómo la habían encontrado? No había forma de que todo cuadrara.
- ¿Y, Beomgyu? ¿No te pone feliz?- Preguntó mirándome con una sonrisa de oreja a oreja.
- ¿Cuando me iré?- Pregunté, debía saberlo al menos para poder despedirme correctamente. - El viernes por la noche podrás irte.- ¿El viernes? Pero, allí se haría La Final, debía al menos estar allí junto a Yeonjun. - Bien, gracias.- Dije secamente y estaba a punto de levantarme cuando oí otra vez la voz.
- Tu padre llamó, Beomgyu.- Dijo y me quedé helado ¿Mí padre? ¿Que quería ese bastardo?- Quiere saber qué puede hacer por ti, dice que tiene una casa en la montaña alejada de toda la ciudad que si quieres pue-
-Dile que lo único que pude hacer por mí es irse a la mierda.- Dije enojado dejé el teléfono y toqué la puerta para que me abrieran. Caminé por los pasillos enojado por mí padre, pero a medida que me iba acercando a la celda mí estómago se revolvía y cierta nostalgia aparecía en mí, debía decírselo pero no sabía cómo exactamente. El guardia me abrió la celda y entré notando la mirada de confusión en los ojos de el pelinegro. Me acerqué a él sin poder aguantar y lo besé apasionadamente mientras él me tomaba de la cintura luego de la sorpresa.
- Lo siento...- Dije cuando nos separamos juntando nuestras frentes y dejando caer lágrimas por mis mejillas.
- ¿Qué ocurre, niño?- Preguntó mirándome mientras limpiaba mis lágrimas. - Y-Yo- Tomé aire. - Este viernes quedaré libre, el arma del homicidio fue encontrada y luego de muchas investigaciones lograron demostrar mí inocencia, Yeonjun, me iré de la prisión.- Dije mirando su mirada. Y su mirada no decía nada, no transmitía absolutamente nada, solo era vacío completamente, el brillo aún estaba ahí pero podía notar como se iba lentamente desvaneciendo. - Dí algo, por favor...- Dije recordado la última vez que le había dicho eso. Él me miró a los ojos y acariciando mis mejillas dijo.
- Vivirás mejor, niño.
- ¿Qué?- Dije mirándolo un tanto enfadado.- Pero yo no quiero irme. Quiero quedarme aquí, contigo.
- ¿Por qué te quedarías, niño? Eres inocente.
- E-Es que, yo no tengo una vida fuera de aquí ¡Esta es mí vida! ¡Tu eres mí vida!
- Pues deberás encontrar otra, niño, créeme que es lo mejor.- Dijo, no podía entenderlo, ¿Cómo podía dejarme ir tan fácilmente? Un vacío se estaba creando en mí pecho y aún siquiera me había ido.
- P-Pero yo...te amo.- Dije mirándolo a los ojos con los propios llenos de lágrimas y noté su mirada dolida, lastimada, herida, en el momento en que nuestros ojos se miraron, besó mis labios tiernamente.
- Pues tendrás que dejar de amarme, niño.
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EL CONVICTO - YeonGyu
Fiksi PenggemarChoi Beomgyu es condenado injustamente a quince años encerrado en una prisión de mala muerte, sabiendo que con su estructura física no duraría siquiera un día allí. En cada prisión hay un rey ¿No? Pues en esta era Choi Yeonjun, todos le temían y con...