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El día de hoy se cumplían 3 semanas de mí llegada a la prisión Collwer, y las cosas iban de mal en peor.

La comida aquí era un desastre y en ella podías encontrar cualquier objeto no identificado por nadie. Las celdas eran frías por las noches y muy calurosas por el día. El patio al que nos dejaban salir por las tardes solo tenía un árbol en medio de este que era lo único que daba sombra en aquel caluroso lugar, pero claramente no era ocupado por las "putas" del lugar, más bien, quienes se encontraban allí eran los reyes de esta monarquía y, claramente, el único rey que había en esta prisión (cosa que me di cuenta cuando este mató a un guardia a plena luz del día y nadie hizo nada al respecto) era nada más y nada menos que mí compañero de celda, Choi Yeonjun.

Si hablamos sobre él, básicamente no sé absolutamente nada. Solo hay algo que me tiene dando vueltas por mí cabeza todo este tiempo. Y es el hecho de que aún no me ha follado, no es como si yo estuviera esperándolo, por mí que se tome todos mis años en no follarme. Es solo que todos los convictos con los que hablo, que fueron antiguas "putas" del rey, me aseguran que al día en que llegaron les partió su culo en dos. Y no es como si no hubiera tenido oportunidad, tampoco, ya que convivimos todas las noches juntos, a excepción claro, las noches que llega tarde y manchado de sangre y olor repugnante por todo su cuerpo (cosa que noto al quedarme despierto hasta que llegue).

Yeonjun no me ha dirigido la palabra, a excepción de cosas extremadamente necesarias, desde el incidente de la otra vez. Cómo justamente ahora. El se encontraba golpeando la pared y tirando patadas a esta sin razón alguna, o tal vez sí. Se había molestado porque no terminé de comer mí plato de lo que fuera que fuese y no comida seguramente.

Jamás lo entendería, este hombre podía ser muchas cosas, pero de seguro jamás lo calificaría como una persona normal.

Lo miraba dar golpes desde la litera y el no se detendría, había estado como media hora haciendo lo mismo.

Me sobresalte cuando comencé a notar que grandes hilos de sangre salían de sus nudillos, y naturalmente me acerqué hasta él, claro tomando un poco de distancia por precaución.

-Te estás haciendo daño, ¡frena!- le dije en tono serio, pero él siguió con su actividad - Estás sangrando- Advertí, pero tampoco obtuve respuesta alguna - ¡Yeonjun!- grité y él en un movimiento rápido dejó de hacer lo que estaba haciendo y me acorraló contra la pared, apretando mí cuello con una de sus manos, dificultandome respirar.

-Tú no me das órdenes.- dijo serio y claramente enojado.

-S-Solo d-déjame ayudarte ¿S-Sí?- hablaba entre cortado por su agarre en mí cuello.

-No necesito tú ayuda.- gruñó.

-Esta-s sang-grando, cla-ro que la n-necesitas, id-iota- dije ya cansado de su individualista actitud.

-¿¡Cómo me llamaste, imbécil?!- Gritó soltando mí agarre y dejándome respirar, para utilizar esa mano como puño en alto hacia mí.

- ¡Idiota, idiota!- Grité también una vez mí aire recuperado.

-¡A MI NO ME LLAMAS IDIOTA, IMBÉCIL!- Gritó aún más fuerte el apretando su puño.

- ¡Yo hago lo que mierda quiero, idiota!- Dije con mis mejillas rojas de enojo.

Y evidentemente esperaba un golpe o mínimamente un grito por parte de el mayor, pero esto jamás llegó y en cambio, todo eso fue reemplazado por un fugaz beso que me dejó completamente inmóvil de la sorpresa.

EL CONVICTO - YeonGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora