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- ¿Te mueves o qué, niño?- Habló mi compañero con un claro tono de molestia en su voz.

Cuando miré, detrás de él había tres hombres que lo acompañaban, los tres eran igual o menos atemorizantes que el pelinegro, y al parecer eran una especie de "secuaces" que tenía, de esos que te acompañan en crímenes y te ayudan a esconder el cuerpo, así los veía al menos yo.

Uno de los tres, quien se encontraba a la derecha de mi compañero, era de muy alta estatura, tenía el cabello de un color azabache, sus ojos eran color chocolate y este tenía menos tatuajes que el pelinegro, quien estaba repleto, ya que él solo contaba con una rosa en su antebrazo y lo que parecía un ave en su cuello. El segundo se encontraba a la izquierda, era algo bajo, un poco más que los otros tres, poseía una prominente mandíbula marcada y ojos oscuros, su cabello era castaño oscuro.Por último, el tercer chico quien estaba detrás, era muy corpulento y musculoso, tenía su cabello de un tono rojizo y este al parecer no tenía tatuajes que resaltaran a la vista, además era el único que tenía pollo en su bandeja, ya que los demás tenían carne.

- Oye, ¡No lo volveré a repetir, niño! O te vas, o te echo a golpes.- Gritó haciéndome exaltar y sacándome de mis pensamientos.

Yo, ya cansado de su actitud egoísta y de que me ande gritando todo el rato también hablé.- ¿Por qué debo irme? Este es un sitio común y hasta donde yo puedo ver, no hay ningún cartel que diga tu nombre aquí.

Los tres secuaces miraban la escena divertidos, burlándose de mi valentía, como todo el comedor estaba haciendo, todos atentos a lo que ocurría en esta mesa. -

Cartel...¡Plana como un cartel quedará tu cara, niño imbécil!- Gritó ya fuera de sus casillas.

De un momento a otro, y como si todo pasara en cámara lenta, noté como el puño de él pelinegro era alzado en las alturas y se dirigía directamente a mi cara, luego todo volvió a ser rápido y su puño impactó contra mi mejilla haciéndome girar bruscamente mi cara y poner instintivamente una mano en la zona que dolía como la mierda.

- ¡Maldito monstruo!- Le grité aturdido por el dolor.

-¿¡Cómo mierda me llamaste, mocoso insolente!?

Noté como su otro puño se elevaba, pero unos segundos antes de que impactará contra mi otra mejilla, fui movido de lugar haciendo que el puño aterrizara en mi bandeja de comida rompiéndola en dos.

- ¡E-Él no quiso decir nada de eso, Minho, d-debes entenderlo, es nuevo y-y...- Al ver de quién provenía la voz de quien vendría siendo "mi salvador", era nada más y nada menos que Kai, quien parecía un fantasma temblando frenéticamente al estar frente a mi temerario compañero de celda ahora con nombre, Minho.

El pelinegro miró atrás a uno de sus "secuaces", el más bajo, quien gruñó, Yeonjun suspiró y tomó a Huening Kai de el cuello de su remera y lo levantó del suelo unos cuantos centímetros rasgando la ropa de el castaño.

- Tienes suerte de ser la puta de Soobin, sino te rompería cada diminuto hueso de tu cuerpo.- Le advirtió soltándolo y Kai solo asentía.- Y tu, mocoso de mierda.- Gruñó apuntándome con un dedo.- La próxima no te salvas.- Finalizó, yo estaba por responder, pero Kai me jaló del brazo y me llevó por entre las mesas, en donde los convictos miraban en mi dirección, hasta llegar a una mesa algo alejada, vieja y sucia en donde sentado había un chico más con aspecto algo extraño, cejas depiladas, labios con brillo y máscara de pestañas.

- Dije en la mesa que quieras...¡Pero no en la única que no había nadie, idiota! ¿¡No es obvio?! ¿Que acaso nunca viste películas de terror? ¡Nunca vayas a lugares en donde no haya nadie!.- Gritó Huening tocando su pecho exageradamente.

-Bien, lo siento ¿Está bien? No tengo idea sobre cárceles apenas y llegué ya me golpean.-Suspiré explicando mis razones y el solo rodó los ojos en respuesta.

-Escúchame,- Tomó aire y comenzó a hablar explicando esta vez él.- En todas las cárceles hay alguien que lidera entre los convictos y guardia de bajo nivel y en algunos casos de alto nivel, es él "jefe" de la prisión, esa persona tiene todos los privilegios que te puedas imaginar dentro de la cárcel y que es temido por todos. Como ya habrás notado, aquí es Yeonjun, tu compañero de celda- No me sorprendió tanto por su actitud arrogante sinceramente.- Él es el líder de esta cárcel, todos los que se meten con él o con sus cosas terminan muy mal, aún no entiendo porque no te deformó la cara al sentarse en su lugar y solo te dió un simple golpe.- ¿Simple? Aún dolía como la mierda, pensé yo.- El punto es que aquí el manda, y ¿Como no? Tiene sus fieles seguidores.- Explicó y señaló a la mesa en donde ahora estaban sentados los cuatro hombres, señalando al hombre con el pollo, dijo.- Ese es Jay, Park Jay, es estadounidense, y fué condenado aquí por vender drogas, aún aquí lo sigue haciendo, así que ya sabes...si necesitas algo de eso, es a él a quien le debes pedir, es lo más "seguro" dentro de lo que se consumen.- Explicó y luego señaló al de cabello rojizo.- Ese es Kang Taehyun, no se sabe bien su historia, pero se rumorea que asesinó a él antiguo jefe de policías a golpes porque este lo había tenido un día completo en una celda de mala muerte solo por el hecho de encontrarlo cogiendo con su hija. Y por último, está el...- Comenzó a hablar con un tono más...¿Dulce? Mientras señalaba al más bajo peliengro.- Ese de allí es Choi Soobin, él entró aquí por haber incendiado la casa de su jefe.

Mi ceño se frunció al escuchar ese nombre ya antes dicho por el castaño.

-Espera ¿Soobin? ¿No es el que Minho nombró y te llamó su "puta"?- Pregunté tragando duro.

El castaño suspiró y asintió.

- Sí... Osito, hay algo importante que debes saber...gente como tú y como yo, no sobrevivimos aquí más de tres días sin ser abusados, golpeados o asesinados...a no ser que, bueno ya sabes- Noté como su expresión se volvía algo triste. - Nos convirtamos en las "putas" de alguien importante aquí adentro.- Yo lo miré algo confundido.- Se que pensarás que la prisión es una mierda, pero entre convictos hay reglas y la primera es: No se toca lo que no te pertenece. Básicamente si le perteneces a alguien importante y te marca frente a todos como "su puta" nadie puede tocarte, excepto que quiera recibir un castigo, pero solo alguien muy idiota o muy valiente haría eso... Beomgyu, yo estoy con Soobin, es malo desde muchos puntos de vista, pero desde que estoy con él, nadie, jamás, me ha tocado un solo pelo.- Yo solo asentí en respuesta procesando la reciente explicación- Y otra cosa...

-¿Qué?- Pregunté mirándolo y él señaló a el pelinegro compañero de celda quien tenía su vista clavada en la mía, sus ojos penetrantes en mi mirada, relamiendo sus labios como un depredador.

- Creo que Yeon te está echando el ojo para que seas su próxima...puta.

EL CONVICTO - YeonGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora