Tenía ojeras muy marcadas debajo de sus ojos, al verlas me recordé a mi mismo sentado en la camilla luego de estar 1 mes completo en coma; también tenía barba, no mucha pero algo tenía, en su frente yacía una pequeña cicatriz, debajo de su ojo izquierdo en una letra algo extraña estaba tatuado el nombre "Choi Yeonjun", y debajo de su derecho había una cruz, otra nueva adquisición era un dragón en su cuello, cuello que alguna noche yo había marcado mis labios como recuerdo de mi primera vez, o eso era lo que yo creía en esos momentos; y sus labios, sus tan adictivos labios, permanecían tan adictivos como la primera vez que los besé apasionadamente en aquel gimnasio. Llevaba su musculosa blanca que dejaba ver la aproximación de el tatuaje de alas de diablo que tenía en su pecho y todos los tatuajes que había a lo largo de sus brazos, debajo llevaba sus tan característicos pantalones militares, pero estos estaban algo manchados y arrugados no como normalmente estarían, y por último tenía sus botas negras militares. Para los demás podría parecer igual que antes, pero yo podía notar que no era así, sus nudillos estaban rotos, tal vez a causa de haberle pegado tanto a esa pared como Kai me había dicho tiempo atrás, aunque no tanto, ya que se podía ocultar tranquilamente con sus músculos, estaba más delgado, en su cara podía verlo. Y luego estaban sus ojos, esos ojos que alguna vez pude hacerlos brillar, esos ojos que cada vez que miraba profundamente me tranquilizaban de cualquier tensión, pero estos ojos que miraba ahora estaban vacíos, sorprendidos tal vez por verme, pero vacíos, ni una aproximación de brillo había en ellos, solo eran ojos marrones, ya no más cafés, solo marrones, oscuros, vacíos y sin brillo.
Y en el momento en que nuestras miradas se toparon todo pasó en cámara lenta, como si todo lo que pasamos juntos volviera a mi mente en un segundo, todo, el día en que llegué y el hecho de que no me había golpeado, el momento en que me senté en su mesa y que no me haya masacrado la cara, aquel día en el baño en donde me declaró como suyo, el día en el gimnasio en donde besé sus labios por primera vez, los días y noches en la celda, la primera vez que peleamos y el me tiró tan fuerte al suelo que terminé estando en una clínica por tres días, pero que al enterarme que el había sido quien me había llevado hasta allí corrí a la celda a besarlo, el día en que le dije que estaba enamorado de él y me echó de la celda, cuando estaba inconcsiente y sentí su respiración agitada llevándome a la clínica, la vez que desperté luego de estar en coma un mes completo y ver sus ojos brillando al verme despierto, los días, tardes y noches que pasó protegiéndome, dándome mis medicamentos y mi comida, la nueva mesa, el pan fresco cada mañana, las latas de comida, los chocolates a escondidas; la noche en que aceptó ir a la pijamada de Kai y luego en la celda en dónde me trató como si de un vidrio me tratace a pesar de costarle; y aquella noche vino a mi mente, recuerdo el frío impactar en mi cuerpo y el viento resonar por las ventanas, recuerdo sus palabras "Ese hijo de puta te violó" , recuerdo las mías "Volviste a ser ese mounstro que conocí el primer día", recuerdo su silencio y mi partida. Y allí fue cuando supe que no volvería a sus brazos, y que por más mal que este, no intentaría ayudarlo.
Su mano fue extendida en mi dirección, la miré con repugnancia y me levanté por mis propios medios, tragué duro para lograr hacer lo que iba a hacer, una vez levantado lo miré, él aún con su mano extendida tal vez shockeado por mi actitud, pero lo miré, miré detrás de él a sus tres amigos, tal y como la primera vez que lo ví en el comedor, allí estaban como sus súbditos: Taehyun, Soobin y Jay, los tres con el tatuaje de sus nombres debajo de su ojo izquierdo.
Negué con mi cabeza y pasé por su lado, sin dirigirle la palabra a nadie, y menos a Yeonjun. Al caminar por los pasillos sentí mi corazón apretujarse completamente, había sido egoísta y malo con Yeonjun, pero al menos jamás mentiroso.
-Oye ¿Estás bien?- Preguntó Heeseung acercándose a mi lado colocando una mano en mi hombro. Yo asentí y no dí más respuestas, seguimos caminando normal, pero algo pasó que no podía pasar desapercibido para ninguno de los dos, Kai salía de la oficina del jefe de policías llorando, fruncí mi ceño, a decir verdad jamás había visto a el castaño llorando.
- Iré a ver qué pasa.- Le avisé a Heeseung quien asintió y siguió su camino por los pasillos. Seguí a el castaño sin que este se diera cuenta hasta que llegamos a un lugar que realmente no conocía hasta este momento, era una especie de celda enorme pero completamente vacía, excepto por un teléfono que yacía colgado en la pared. Me escondí detrás de la puerta para que Kai no me viera, él tomó el teléfono y marcó un número.
- ¿Hola?...sí...está muerto...no, no se porqué...deben sacarlo de aquí.- Todo era raro, no entendía el hilo de la conversación, jamás había oído a Kai tan serio.- saben que él no es el culpable...sí, pero no están haciendo nada...¡A mí no me gritas!- Retumbó la ahora fuerte voz de el castaño que al parecer comenzaba a perder la paciencia.- no, tendrá que ser la noche de La Final, así lo quiere él.-
¿Él? Realmente no entendía qué estaba pasando y mi ceño permanecía fruncido.
- ¡Debes sacarlo! No puede estar aquí cuando todo pase...sí...hazme caso.- Estaba tan metido en escuchar lo que decía que no noté cuando me resbalé y caí de bruces al suelo haciendo un estruendoso ruido.- Debo cortar, hay alguien más aquí.- Escuché la voz del castaño y luego pasos acercándose.
- ¡osito!- Dijo con su voz de siempre pero claramente nervioso.- ¿Que haces aquí?- Me levanté y lo miré con el ceño fruncido, estaba actuando como si nada hubiera ocurrido...otra vez, estas semanas ha estado así de misterioso todo el tiempo.
- ¿Que está ocurriendo, Kai?
- ¿Qué ocurre con que?- Preguntó haciéndose el extrañado.
- Dime la verdad ¿Que es eso de La Final? ¿De que él lo quiere así? ¿Quién murió?- Pregunté rápido.
- Ay ardillita me parece que te estás imaginando cosas.- Dijo haciendo un gesto con su mano y enredó su brazo alrededor del mío comenzando a caminar.- ¿Que vas a hacer ahora? Podríamos hacer una sesión de mascarillas!
- No me cambies de tema, Kai.- Dije un poco molesto.
- ¡O mejor aún! Podríamos hacer una pijamada!- Decía emocionado como si nada. Me solté bruscamente y lo miré cara a cara realmente enfadado y preocupado.- ¿¡Que mierda está pasando,Huening Kai?! ¿¡Porqué últimamente estás actuando tan extraño?! ¿¡Es por el hombre que vimos en el comedor?!- Solté gritando ya demasiado enfadado por su ignorancia, el solo se quedó callado.- ¡Respóndeme!
- ¡Es que no puedo!- Me gritó- Es demasiado peligroso para ti. Yo fruncí aún más mi ceño
- Si es peligroso para mí ¿Por qué estás metido en eso?
- Porque yo no tengo otra opción, Beomgyu. Así que deja de joderme las pelotas porque no te diré ¿Está claro?.- Dijo enojado y se fue. Lo miré perderse en los pasillos y suspiré yendo detrás de él, al verlo lo tomé de su brazo y lo dí vuelta para que me mirara.
- Lo siento, no volveré a preguntar, te lo aseguro. El me miró por unos segundo y luego sonrió asintiendo.- Ya ya ya, osito tonto, vamos a hacernos una mascarilla ¿Quieres?
- ¿Debo responder sinceramente?
- No, sólo debes responder que sí.- Dijo sonriendo y enredó su brazo con el mío y así nos fuimos a su celda pasando toda la tarde haciéndonos mascarillas. De verdad que sí aún no había realizado la suicidación dentro de esta prisión luego de que Yeonjun me dejara era todo gracias a Kai y Heeseung, era muy afortunado de tenerlos a mi lado, demasiado afortunado.
ESTÁS LEYENDO
EL CONVICTO - YeonGyu
FanfictionChoi Beomgyu es condenado injustamente a quince años encerrado en una prisión de mala muerte, sabiendo que con su estructura física no duraría siquiera un día allí. En cada prisión hay un rey ¿No? Pues en esta era Choi Yeonjun, todos le temían y con...