6. Los ojos en él.

38 3 0
                                    




Una vez que ambos estuvieron escalones arriba, donde nadie podría escucharlos, Shelly habló.

─ ¿Eres albañil? ─ Arrugó el entrecejo.

─ Necesito que cierres la boca un momento. ─ Suspiró. ─ Mira, ellos no pueden saber que soy estudiante ¿entiendes? no les digas nada. ─

─ Hah. Ya estoy entendiendo la situación. ─ Ella se cruzó de brazos. ─ ¿Engañas a mi padre diciéndole que eres mayor de edad para poder trabajar con él? ─

─ ..Necesito el trabajo. ─ Añadió Jasper.

El silencio inundó el pasillo durante unos instantes. Era la primera vez que Shelly veía este lado menos feroz del rubio.

─ ¡Jasper, te necesitamos por aquí! ─ Se oyó una voz masculina proveniente del piso de abajo.

El más alto miró a la pelinegra con desgana. ─ Creí que odiabas a los soplones. ─ comentó él, ladeando suavemente la testa.

Shelly ocultó, tras la delgada mano decorada con aquellas largas uñas color sangre, una curvatura de labios producida por algunos pensamientos.

Si Jasper trabaja para mi padre, básicamente trabaja para mí. - pensaba.

─ Creíste bien. ─ Añadió la fémina, devolviéndole la mirada. Todavía recordaba su rostro pese a que él aún portaba la dichosa mascarilla blanca.

Jasper alzó la mirada, aún sin entender muy bien qué estaría pensando la mayor. ─ Pero no creas que te debo nada. ─ dijo, antes de voltearse, dispuesto a volver al trabajo, en el primer piso.

Shelly lo siguió unos cuantos escalones abajo. ─ Quizás no, por ahora. ─ sonrió.

Entonces el más alto volteó, dándole una mirada de reojo a la pelinegra. Shelly era cuanto menos misteriosa, a Jasper le frustraba ligeramente el no poder predecir sus próximos movimientos o pensamientos. Luego volvería al trabajo. Shelly no tenía nada más qué hacer, así que volvió a subir a su habitación.

No podía creerse que ahora Jasper trabajaba para su padre y para colmo, ahora lo vería más a menudo. La idea en sí debía ser odiosa, pero ¿porqué las comisuras de sus labios se alzaban en una sonrisa maligna?

Ciertamente ese día no duró mucho en su recámara, pues alrededor de una media hora después, bajó con la excusa de ir a comer y mientras yacía sentada sobre la mesa del comedor, le echaba vistazos disimulados a su compañero de escuela.

Jasper parecía muy hábil y concentrado en todo lo que hacía. Shelly se mantenía a la distancia, con los auriculares puestos y los ojos clavados en la pantalla del móvil que sostenía con la derecha. Pero de vez en vez, desviaba la mirada hacia el alto rubio enmascarado.

¿Qué miraba? A veces solo delineaba con los ojos los rasgos físicos del varón, otras veces notaba ciertos pequeños detalles. Como por ejemplo... notó que Jasper era muy limpio en todo lo que hacía, incluso cuando sus compañeros ensuciaban en algún lugar, él limpiaba como si estuviera en modo automático para ello.

También se percató de que Jasper siempre tenía las uñas limpias y cortas, habían hombres que tenían las manos todas.. bleh, pero este... pese a que trabajaba como albañil siempre lucía impecable. También ella descubrió que él era muy dado a su trabajo. Se concentraba y parecía dar lo mejor de sí. En un momento dado, cuando Shelly desviaba los ojos en la dirección del varón de forma "disimulada", este, casualmente, también había volteado en su dirección.

Para muchos, esto podría ser motivo de vergüenza, pero Shelly era Shelly. En aquel instante, hicieron un contacto visual desde la distancia, y la fémina no se sintió expuesta, más bien se dedicó a mantenerle la mirada durante unos segundos, hasta que la atención del más alto fue requerida por sus compañeros de trabajo. La excusa perfecta para bajarla la intensa mirada a la de rasgos asiáticos, pues la verdad era que la chica lo había logrado poner nervioso una vez más... sentimiento al que Jasper no se acostumbraba.

Debí huir el día que la conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora