Hay una escuela cuya fama se extiende a lo largo del país como una de las más evitadas entre estudiantes aplicados. Esta escuela siempre tuvo fama de ser la institución con peores calificaciones, los peores estudiantes y (por supuesto) la peor administración conocida en el país. Un joven varón cuyo nombre es Jasper fue expulsado de la última escuela decente cerca de su casa, así que fue prácticamente obligado a asistir allí. ¿Obligado? Obligado pese a que su perfil fuese digno de los estudiantes que asistían a aquella institución.
Era un tipo bastante alto de cabello muy corto, y aún así siempre despeinado, no se esforzaba mucho al vestirse y casi siempre llevaba alguna mascarilla para ocultar el semblante. Pero aún así, cualquiera podía alcanzar a notar que él era de buen parecer, teniendo unos ojos afilados, aquella mandíbula marcada, espalda y brazos gigantes... ciertamente era agradable de mirar, mas pese a que estaba en un buen estado físico, nunca se le acercaban las mujeres porque tenía una actitud sumamente mala. No era de los que solamente peleaban en todo tiempo y siempre estaban en problemas nada más, sino que con todo el mundo y cada día mostraba la misma cara. Como si estuviese enfadado con el mundo entero todos los días y cada minuto de cada hora del día.
Ese miércoles fue su primer día pisando aquel instituto sucio, maloliente y desordenado por primera vez. Avanzaba a pasos presurosos en medio de la gente, con la mochila recargada en un solo hombro y el entrecejo fruncido como si estuviese yendo a pelearse con algún otro estudiante; pero no era el caso. Tan solo iba a clase y esa era su expresión habitual.
Su sola presencia imponía lo que muchos otros llaman "malas vibras". Pese a que Jasper tenía tremendo lenguaje corporal intimidante y agresivo, no era su propósito buscar provocar o pelear con otra gente. No ese día. De hecho, prefería pasar desapercibido estos últimos dos años, pero en esa mañana le fue imposible pasar como algún otro estudiante por delante de los ojos de Shelly.
Aquella alta mujer de oscura pero brillante y larga cabellera, pálida tez y ojos con tremendos y delicados rasgos asiáticos que lucía unas cortas faldas, mismas que le hacían resaltar aquellas largas piernas suyas. Parecía una muñeca de porcelana, o alguna modelo de revista, aquella misma siguió con la mirada a Jasper, quien, estando enfocado en la puerta que tenía adelante, no vio cuando la mujer le tendió el pie, provocando que el muchacho perdiera el equilibrio y callera estampado contra el suelo frente a todos los allí presentes.
Enseguida el chico procuró sentarse sobre el suelo, se habría puesto en pie rápidamente si no fuese por el repentino mareo que le sobrevino y las gotas color carmesí que se deslizaban por los orificios nasales, tiñendo la mascarilla blanca que portaba en el rostro.
El varón pestañeó repetidas veces, como perplejo, antes de elevar la mirada buscando al culpable de su vergonzosa caída, la cual había provocado que todos a su alrededor se riesen de él.
─ ¡¿QUIÉN FUÉ EL IMBÉCIL?! ¡MUÉSTRATE! ─ Gritó al ponerse finalmente de pie, gruñendo con evidente furia y arrugando el entrecejo con suma molestia. Parecía una bomba a punto de explotar del coraje que cargaba.
A lo que Shelly: sonriente, delicada, calmamente se aproximaba entre la muchedumbre que se reía de la reciente caída. El porte de aquella fémina era semejante al de un felino negro.
─ ¿"Imbécil"? ─ Murmuró la joven, mientras borraba lentamente aquella sonrisa de su rostro, acercándose a Jasper con una expresión más fría. Ciertamente, el alto varón no era el único de mecha corta y problemas de ira. ─ ¿A quién le dices imbécil, maldito? ─ Entonces ella, estrujó entre los delgados dedos el cuello de la camisa del que sangraba por la nariz.
Este, enojado, intentó empujarla lejos de él, ejerciendo no mucha fuerza, puesto que se trataba de una fémina que a plena vista se veía mucho más débil (físicamente) que él. No era su primera vez queriendo defenderse a golpes de una chica, pero solía venir a su mente su madre. Eso lo frenaba. Si algún hombre se atrevía a darle siquiera un puñetazo a su mamá... lo molería a golpes por cobarde.
ESTÁS LEYENDO
Debí huir el día que la conocí
Storie d'amoreJasper es un tipo problemático, un ex matón que suele usar una mascarilla para ocultar un poco el rostro. Él entra a una vulgar escuela donde, pese a que planea pasar desapercibido, desde el primer día conoce a la popular y rica Shelly, quien le har...