Cap #2

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Un mes después

Bufete de Abogados, Ciudad de México.

—Licenciada Cisneros, nuevamente le mandaron flores. —manifestó su secretaria con una gran sonrisa—.

Marcia respiró profundo y asintió con su cabeza. —Gracias, Maribel. Puedes dejar el ramo en el lugar de siempre.

—No sé si es una simple casualidad pero, siempre se las envían los viernes.

—Quizás... —agregó muy pensativa—.

—Con permiso, Licenciada.

Cuando la secretaria abandonó su oficina, se levantó de su asiento y se dirigió hacia ellas. Las olfateó despacio mientras sonreía involuntariamente y después tomó la tarjeta que cargaba el ramo.

"Mi corazón aún se rehúsa a soltarte".

Eran exactamente las palabras que estaban escritas sobre el pedazo de papel. A puño y letra por él. Negarlo o hacerse de la vista gorda era imposible, conocía la forma de su caligrafía a la perfección. Siempre se había caracterizado por ser cursiva y bastante legible.
       
Hacía cuatros viernes se había divorciado de él y aquel era el cuarto ramo que recibía en su lugar de trabajo.
Y nada más y nada menos que todos con la misma frase; esa que le había gritado cara a cara y con sus ojos empañados segundos antes de firmar el maldito divorcio.

—Nunca te vas a rendir, Esteban Lombardo... —susurró entre suspiros—.

[...]

Una hora después

—Gracias por la invitación, Iñaki. Está muy bonito este sitio. —expresó la pelirroja reparando a su alrededor—.

—Gracias a ti, querida, por aceptar mi invitación a este almuerzo.  —le sonrió y la tomó por su mano con sutileza—.

Ella se retiró disimuladamente de su agarre y le sonrió. —¿Qué vas a pedir? 

—Este restaurante es español así que pediré algo muy tradicional. Una Paella Valenciana con vino blanco. ¿Y tú?

—Creo que también lo mismo. 

—Vale. —asintió sonriente—.

Luego de haber degustado sus platos continuaron conversando.

—Marcia, me siento tan feliz de verte realizada, ejerciendo tu profesión de abogada y en compañía de tus hijos.

—Gran parte de mis logros han sido gracias a tu apoyo y ayuda incondicional. Es algo que siempre tendré muy presente. —le sonrió—. De verdad, gracias por absolutamente todo, Iñaki.

—También me alegra muchísimo que te hayas divorciado.

La pelirroja medio sonrió y asintió con su cabeza sin contestarle nada.

Él finalmente se llenó de valentía y le confesó lo siguiente. —Yo te amo, Marcia. Te he amado en silencio desde que te conocí.

Ella se sorprendió un poco y el ambiente entre los dos se tornó muy tencionante.

—Yo... eh... —titubeó apenas asimilando la situación—. No sé que decirte, Iñaki. No me esperaba escuchar esto.

—Lo sé. —la tomó nuevamente por su mano—. Marcia, el amor que siento por ti es un sentimiento tan fuerte. He tratado de disimularlo desde que te conocí, pero ya no quiero seguir callando. Estoy perdidamente enamorado de ti y lo que más deseo que es estar contigo, no como amigo, sino como tu pareja.

Atreverse a atreverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora