Atreverse a atreverse

Cap #7

Una semana después

Lom-Ent

—Señor Esteban, me gustaría tratar un asunto con usted.

—Sí, Celia. Te escucho. —le indicó con su mano que tomara asiento—.

—Omar y yo decidimos irnos al extranjero, yo a continuar mis estudios académicos y él a seguir creciendo laboralmente. Es por eso que, a partir de hoy ya no trabajaré aquí en Lom-Ent.

Esteban se sorprendió y asintió. —Bien, ¿así que Omar también se irá de méxico?

—Sí, señor.

—Bueno, solamente me queda desearle a los dos mucha suerte y éxito en sus vidas tanto académicas como laborales. ¿A qué país piensan irse?

—Francia, nos vamos a Lyon.

—¡Qué coincidencia! —exclamó él—. Mi hermana Ines se encuentra radicada allá, en esa misma ciudad.

—Sí. ¡Qué buena coincidencia! Así Omar y yo podríamos disfrutar de su compañía para no sentirnos tan lejos de casa.

—Por favor, le dices a Omar que de todo corazón me da muchísimo gusto que siga avanzando en el ámbito laboral. Es una pena que haya dejado Lom-Ent hace algunos meses. Pero, por otra parte comprendo perfectamente sus motivos y siempre he respetado cada decisión suya. Ahora sólo me queda por darle mis mejores deseos en Europa.

—Gracias, señor. Con mucho gusto se lo haré saber.

—Es una pena también que nos hayamos distanciado tanto. Siempre lo consideré como un hijo más.

—Lo siento, espero que algun día su relación vuelva a ser la misma antes.

—Lo dudo, lo dudo. Él quedó muy resentido conmigo cuando se supo toda la verdad. Bueno, no estoy diciendo que no me hable ni que esté enojado conmigo a muerte, al final pudo entender mis razones. Sin embargo, ya nada es igual que antes. No creo que todavía me vea con un padre, aunque yo lo siga viendo como mi hijo adoptivo.

La secretaria hizo un ademán afirmativo y guardó silencio.

—Entonces Celia, si hoy mismo renuncias, hay que publicar la vacante ya.

—Señor, yo tengo a alguien en mente.

—¿Sí? ¿Quién?

—Alba.

Esteban se desconcertó un poco y volvió a preguntarle. —¿Alba?

—Siento que es la mejor opción. Ya lleva varios meses trabajando para la empresa y es muy eficiente. Créame que no se lo digo porque sea mi amiga, a mi me consta todo el empeño que le pone a cada cosa que realiza aquí en la empresa.

—Pero Alba está trabajando en el personal de Gaspar.

—Es cierto. Aunque, no creo que el señor Gaspar se oponga si se lo pide su socio mayoritario y el dueño de Lom-Ent que es usted.

—Sí, en eso sí tienes razón.

—Eso quiere decir que, ¿va a considerar mi idea? —le sonrió—.

—Sí. —asintió dudoso—. El asunto es, ¿Alba querrá ser mi secretaria? —medio rió con ironía—.

—Claro que sí. ¿Quién no señor? Usted es un buen jefe y además, el sueldo es muchísimo mejor que cualquier otro.

Esteban exclamó sonriendo. —¡Gracias, Celia!

—¡De nada, señor! —volvió a sonreír—.

[...]