Capítulo 27: Una oportunidad

1 0 0
                                    

—¡Anda! Ven a comer con nosotras —suplicaba una del grupo.

—No veo ninguna buena razón para unirme a sus charlas sobre hombres, hablar sobre bandas de chicos o simplemente para decir cuál es su canción pop favorita del momento —dijo desinteresada.

—Pero de igual forma la pasaras sola ¿no? —pregunto otra de las chicas.

Amanda pasa a ver el asiendo de Regina, el cual ya está vacío porque salió del salón.

—Sí, ¿pero eso que tiene que ver? —se cruza de brazos.

—Juntas es más divertido —opino otra de las chicas.

—Prefiero estar sola, la compañía no es de mi agrado —objeto Amanda.

—Ellas quieren compensar de alguna manera lo que paso esta mañana —dijo Paula.

Las chicas no niegan ni admiten lo que dijo Paula, dándole una respuesta afirmativa a Amanda.

—¿Rosa estará ahí? —pregunto seria.

—S—Si... —dijo Paula con timidez.

—De seguro le caerás bien —comento una de las chicas.

—Ahora que sabemos que no eres tan mala, estoy segura de que ella también lo notara —agrego otra de las chicas.

—En realidad lo que no quiero es verla... —contesto Amanda—. Ella y Martin... —pensó, recordando que antes tuvieron una relación—. No debería pensar en esas cosas —se reprimió internamente.

—Sé que iniciaron con el pie izquierdo, pero... Quizás ahora todo sea diferente —reconforto Paula—. Ella solo le preocupa que tengas algo que ver con Martin.

Amanda bufa.

—Solo eso... —resoplo con una ligera sonrisa—. Supongo que no pararan de insistir y no quiero perder más mi tiempo —se levanta—. Vamos.

Las chicas festejan y salen del salón en bolita rumbo a una parte de la escuela. Rosa ya se encontraba en dicho lugar, esperándolas. Las miradas de ella y Amanda se cruzan, rompiendo el ambiente agradable que había recién.

—¿Qué hace ella aquí? —pregunto Rosa molesta.

—Yo la traje —hablo Paula dando un paso al frente—. Ella también es mi amiga.

Rosa frunce el ceño, Amanda también la mira con cierto recelo, pero las demás chicas apoyan a Paula.

—Ella no es tan mala, es incluso hasta graciosa... A su manera —dijo una de las chicas algo insegura.

—No perdemos nada con... intentar integrarla —sugirió otra de las chicas.

Rosa lo piensa un minuto y luego respira.

—Supongo que ya no puedo contra todas ustedes, siéntense —indico.

Las chicas obedecen y se sientan en una mesa redonda cercana. Amanda decide sentarse en otra, para no incomodar a nadie más y por gusto propio.

—Todas estamos acá —enfrento Rosa.

—Por eso me senté acá ¿No es obvio? —respondió sarcástica.

—¿Qué estas insinuando? —pregunto molesta.

Amanda suspira.

—No voy a estar en una mesa en donde claramente no soy bienvenida, no voy a incomodar a Pau, deberías hacer lo mismo —reprocho.

Rosa se asombra por su respuesta y se gira para hablar con el resto mientras comen. Las conversaciones eran básicamente como las describía Amanda, hablando de chicos, ropa, música e incluso chismes, cosas que no son para nada su estilo.

Cadena de MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora