Capítulo 31: Ansiedad

1 0 0
                                    

Rosa iba directo con las demás chicas, pero fue interceptada por Paula tomándola del brazo.

—¡Rosa! Espera, tengo que—

Al verla nota sus ojos rojos y su agitada respiración.

—Rosa...

—Estoy bien, no es nada —se zafa de Paula y aprieta su brazo—. ¿Qué es lo que quieres? —pregunto aprensiva.

Paula pensó un poco y luego decide hablar.

—Necesito que me digas algo —la mira seria—. Necesito que me des la dirección de Martin, de su casa.

Rosa la mira con el ceño fruncido, estaba confundida.

—¿Por qué crees que yo la se? —pregunta ofendida.

—Bueno, porque eran novios... —respondió débilmente.

Rosa respiro hondo.

—Yo nunca fui a su casa, a decir verdad, creo que ninguna de las chicas ha ido a su casa antes —admite—. Él era bastante reservado en ese aspecto.

—Pero... ¿Sabes dónde queda? Necesito saberlo.

—¡No quiero hablar de Martin! —alzo la voz irritada—. No puedo... —lagrimas vuelven a pasar por sus mejillas.

Paula la mira sorprendida, no sabe cómo reaccionar ante ello.

—Martin... ¿Te hizo daño?

—No lo entenderías —se limpia las lágrimas, comenzaba a sentir un ardor en la cara—. Estar consciente de que la persona que quieres no te quiere en lo más mínimo y más bien te mira con lastima...

Paula la mira comprensiva.

—Bueno... Si lo dices así, te entiendo perfectamente.

Rosa la mira confundida.

—¿A qué te refieres? Es que acaso... ¿Santiago no te...?

—En realidad, él es solo mi amigo de la infancia —se encoge de hombros—. Si no fuera así, el seguramente no me hablaría por otra razón. Sabe que no soy muy social, que soy tímida y probablemente... Solo me tiene lastima —se acaricia el brazo—. Mis sentimientos no son correspondidos, eso lo se... —hace una pausa—. El no querría estar con un fenómeno como yo.

Rosa la mira incrédula ante sus palabras.

—Es diferente contigo —alza la vista hacia Rosa y pone una mano sobre su hombro—. Eres popular, bonita y amable. Todos querrían estar contigo —reconoce.

—No digas eso —toma la mano de Paula entre sus manos—. Tú también eres increíble, créeme —sonríe.

Paula le sonríe de lado, no quiere contradecirla, pero ella no cree lo mismo. Rosa le da un par de palmadas y se aleja. La primera no entiende su acción recién y la mira irse, hasta que escucha un par de pasos detrás de ella. Ella imagina de quien se trata, así que se gira lentamente.

Al mirar, se da cuenta de que se trata de Santiago, así que se aleja al tenerlo considerablemente cerca.

—Lo siento, no quise asustarte.

—N—No... Es solo que... —piensa por un momento—. ¿Escuchaste? —pregunto curiosa.

Santiago asiente. Paula trata de evitar su mirada y al hacerlo, nota ciertos moretones en las muñecas de él. Ella suspira, estaba a punto de hablar, pero Santiago se le adelanto.

—¿Así que eso piensas?

Paula se sobresalta y no tiene el valor de responder. Aprieta sus puños con fuerza mientras baja la mirada.

Cadena de MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora