Sanando

331 40 16
                                    


Tu cuerpo fue lanzado con violencia, chocando contra el tronco de un robusto árbol para luego caer al suelo, tan fuerte, que rebotaste. Esto era muy doloroso, pero no esperabas menos de ellos, de él.

Estaba furioso contigo o, mejor dicho, con lo que tu hermano le había hecho a su base y a sus hombres. Luchar en este punto no tenia gran sentido para ti, estabas a merced de este hombre, ya no tenias fuerzas para mantener un combate cuerpo a cuerpo y no contabas con ningún tipo de arma. Y obviamente, no te iban a dejar huir así sin más.

No podías recuperar al cien por ciento tu conciencia cuando una patada golpeo tu abdomen, sacando todo el aire que había dentro y obligándote a caer nuevamente al suelo, con tu cuerpo hecho un ovillo, retorciéndote entre la tierra y las piedras. Cuando llego un segundo golpe, ya no solo fue aire lo que expulsaste, sino también sangre.

Genial, ahora había que agregar daño interno a tu estado de salud. Sin contar aun algún hueso fracturado del que aún no te habrías percatado. Era curioso, sentías dolor en todo tu cuerpo, pero al mismo tiempo este estaba adormecido.

Una opción era rogar por clemencia... ¿Pero qué sentido tenía? El estaba buscando venganza, y como no podía desquitarse con tu hermano, lo haría contigo. Después de todo, el ataque en su base fue por ti, para recuperarte. Así que todo lo que hubiera pasado, en parte también era tu culpa.

¿Este iba a ser tu fin? ¿Así terminaba todo? Molido a golpes en medio de un pequeño bosque. Ya te podías imaginar como el estaría cavando una tumba en la cual después dejaría caer tu cuerpo, sepultándote ahí, en una tumba sin nombre, de la que se olvidaría. Serias un alma en pena atrapada en ese bosque, vagando en penitencia.

A pesar de estar recibiendo semejante paliza, aun te dabas el lujo de dejar que tu mente divagara. Tanto así, que comenzaste a derramar algunas lágrimas, te sentías morir que ya comenzabas a ver como tu vida pasaba frente a tus ojos. No fue una larga vida, tampoco la mejor, tuviste altibajos, pudiste ser feliz, aunque fuera por unos momentos...te sentiste amado...aunque al final fuese una maldita mentira.

Pero no querías terminar así...ahora que estabas al borde de, descubrías que no querías esto. No eras un asesino, no eras un terrorista, no eras una mala persona, solo tuviste muy mala suerte, te equivocaste, pero todo el mundo lo hace...no querías morir, no así, no ahí, no a base de golpes.

Quieres volver a casa, regresar a tu lugar seguro, volver a ver tu amigo Nathan, salir cada mañana y manejar con rumbo a tu trabajo, a esa vida donde tu única preocupación era no olvidar los recibos de cada uno de los servicios. Donde solo eras un persona común y corriente, cuya vida era aburrida.

Tu dolor, ya no solo físico, se intensifico tanto que en algún punto dejaste de percibir los golpes. Ni siquiera notaste el momento en que se detuvieron. Solo fue durante un momento de lucidez, cuando tu vista se aclaró, que observaste a quien era tu verdugo, ahí parado delante de ti, observándote con esos ojos que solo podían transmitir odio y resentimiento.

"Por favor...no quiero morir...por favor..." al diablo el maldito orgullo. Dejarte guiar por todo tipo de emociones negativas fue precisamente lo que te hizo caer en este espiral. Tal vez ya era tarde para un cambio, pero no pensabas que todo estuviera completamente perdido.

Price te observo rogando, arrastrándote por el suelo mientras tratabas de llegar hasta el, te veías tan lamentable. Ciertamente había logrado liberar gran parte de su furia al golpearte, había logrado perder el control y su temple. Como capitán estaba arrepentido de haber tenido que llegar a ese punto. Dejo que sus emociones lo controlaran y estuvo tan cerca, tanto, de darte un golpe mortal. Pero entonces tu llano se intensifico, por un momento dejo de ver al hermano de ese maldito terrorista y simplemente vio a un niño aterrorizado, suplicando por clemencia mientras que no hacia absolutamente nada por defenderse o contratacar. Solo estabas ahí, abrazándote a ti mismo para protegerte de su furia.

MisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora