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Cuando hubo amanecido. Victoria salió de su habitación con su típica vestimenta. Un jean negro roto en las rodillas, una remera negra y una chaqueta a cuadros de color moradas. Su cabello estaba atado en una media cola mientras que parte de su cabello suelto comenzaba a ondularse.

Agarró las llaves del departamento y salió rápidamente en dirección a Northstar Mitsubishi and PreOwned Vehicles. Caminó unos pocos pasos alejándose de su calle y volteó al ver un taxi. Estiró su mano y subió.

–Buen día, a Northstar Mitsubishi por favor.

–Okey.

El chófer emprendió su viaje y ella sacó su celular. No había señal de nada. Pero sí tenía un mensaje.

Dylan Anderson.

Hola Vick.

Disculpa que te moleste.

Hablé con el profesor y le dije que no podremos hacer el trabajo por un "pequeño" problema, espero que no te moleste eso 🙂.

Hola Dylan.

No hay problema, yo estoy de camino a otro lugar, gracias por avisarle al profesor.

De nada 😝.

Guardó el celular y se concentró en el viaje.
No duró mucho ya que no estaba tan lejos de donde ella se estaba hospedando.
Cuando el auto llegó a su destino, pagó el viaje y entró al local de autos.

Vio a un hombre cuando entró. Orgulloso y arrogante. Vestía un traje muy costó a la vista de cualquiera. Un reloj de oro puro cubría su muñeca izquierda y una cadena de plata con el signo de $ decorando su cuello. Cabello negro con un mechón largo color blanco mostrando que estaba envejeciendo. Sus ojos eran azul y su piel era blanca.

–¡Pasen, pasen!, ¡Los mejores auto de Northstar Mitsubishi! –. Anunciaba con una sonrisa codiciosa.

Victoria suspiró y se acercó hasta el hombre.

–Disculpe.

El hombre la miró seriamente y la escaneo de arriba abajo. Por supuesto que Victoria no le dió importancia a la mirada del adulto, ella era peor. Más o menos.

–¿Qué necesitas niñita? –. Preguntó desinteresado dejándola de mirar.

–Quiero hacele una pregunta sobre un auto, más bien una Vans –. Contestó cruzando sus brazos viendo que no tenía la atención del arrogante.

–No tengo tiempo para responder preguntas niña, ahora vete a la escuela o a vender galletitas por alguna casa –. Dijo moviendo su mano dándole señal de que debía irse.

Pero Victoria no se iba a ir. Ella estaba ahí por una razón, y una buena razón. El hombre comenzó a irse pero ella lo hizo voltear a verla a los ojos.

–Escúchame bien pedazo de arrogante orgulloso –. Comenzó seriamente acercando al hombre a su cara–, no estoy de humor para tratar con un arrogante, estoy buscando a mi hermano que está desaparecido y necesito que me diga quien fue el maldito bastardo que compró una Vans blanca.

El adulto quedó observando la mirada de la chica, era decidida y daba miedo. Se alejó un poco de ella y observó todo el lugar, por suerte nadie los estaba mirando.

El Hacker: Código de Rescate ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora