12☢︎︎

109 13 5
                                        

𝐼 𝑡ℎ𝑖𝑛𝑘 𝑤𝑒'𝑟𝑒 𝑎𝑙𝑜𝑛𝑒 𝑛𝑜𝑤

Clarity/Ocho

Llevo un rato sentada bajo el techo en el jardín, no comprendo que pasa conmigo.

Estoy cansada de esas pesadillas. No sé si tomarlas como visiones, eso sería peor.

Cinco duerme tan bien ahora, y yo doy vueltas todas las noches, y ahora no puedo desahogarme con nadie.

Salí de la habitación a la hora exacta en la que papá se va a dormir, para no tener un castigo mañana. Y estoy con las rodillas pegadas a mi cuerpo mientras activo mi poder solo para distraerme.

Me duele el rostro y odio mi cabello, es un asco. Me siento mal, estoy sola, no tengo a mis hermanos conmigo, nadie me quiere, cumplí 19 años y sigo encerrada en esta mansión. Ahora entiendo el deseo de Cinco de viajar en el tiempo.

Estiro mis piernas y dejo que la lluvia moje mis pies, necesito relajarme o algo que me saque de este trance.

Segundos después, camino bajo la lluvia, miro la luna y me entra un sentimiento tan horrible de soledad y tristeza, mis poderes tampoco ayudan, estoy inestable y le robo los poderes a Cinco, si pudiera le entregaría los míos.

Oigo pasos a mi espalda y giro para ver quien es.

Viene Cinco cruzado de brazos mojandose.

—¿Qué haces aquí, Ocho? —Pregunta molesto.

—Necesitaba pensar, no me siento bien.

—¿Debajo de la maldita lluvia?, entra a casa, vas a enfermarte y no quiero dormir en la misma habitación contigo si eso ocurre —Me agarra del brazo.

—No quiero ir, no quiero dormir, no quiero más pesadillas —Me quejo apunto de llorar otra vez.

—Bien, no vamos a dormir, pero tienes que entrar.

Me suelto, teletransportandome debajo del techo y volviendo a sentarme en el suelo.

Cinco se va un momento y aparece frente a mi con su saco y me lo pone por encima.

—¿Qué soñaste ahora?.

El pobre está temblando.

—Mis poderes se activaron en medio de una tormenta de nieve, estabas dormido, yo me congelaba. Y viniste a mi cuando viste mis manos, intentamos escapar y no funcionó. Así que me mandaste a la mierda, como siempre, y te fuiste dejando que me siguiera congelando.

—No me sorprendo por haberte mandado a la mierda, siempre lo hago.

—Oh, gracias, Número Cinco.

Me mira —¿Estuviste llorando?

—Algo. —Evito sus malditos ojos verdes.

Me están volviendo loca.

—Siento mucho haberte dado esas pesadillas y hacerte sentir miserable.

—Yo quise ayudarte, no es tu culpa.

Pongo mi cabeza sobre su hombro sin poder evitarlo, él es mi única compañía.

—¿Solo lloraste por eso?

—No quiero hablar...

—Hay que entrar. —Se levanta.

—No quiero, Cinco, ve a dormir y olvida que estoy aquí.

—Creo que se te olvida que no puedo dormir sin ti.

Es solo por eso. Por eso me habla. La razón de que este aquí conmigo es por lastima, sigo pensándolo.

—Tu solo me usas para poder dormir —Suelto sin pensarlo.

Me mira con el ceño fruncido, hace un movimiento en la mandíbula y se ríe sarcásticamente antes hablar —Estoy ayudándote y preocupándome por ti porque llevo toda mi vida a tu lado, y a pesar de que siempre discutimos, no te mereces tanta mierda. Pero si tu sigues pensando eso de mí, perfecto, me largo y te dejo aquí. —Se da la vuelta y empieza a caminar.

—Es difícil creerte después de todo...

—Puedo asegurarte que nunca nadie va a preocuparse por ti como yo. Eres mi hermana, he estado contigo en todos estos momentos y no te he dejado sola.  Parece que siempre tendrás en la cabeza la mala imagen de mí.

—Antes me odiabas, no sé cómo es posible que de un día a otro ya no lo hagas, y hasta me hables. —Camino hacia el—, ¿Que está pasando?

Pido en mi mente que diga algo, que me calme, no lo se.

Tal vez que me diga que rechazo a Vanya por otra razón.

Cinco

Esos ojos, dios mío, esos ojos.

¿Qué le digo? ¿Qué hago? ¿Como puedo responderle con esos ojos viéndome?

—¿Cinco...?

No puedo.

Cierro los ojos buscando calmarme, no puedo decirle.

—¿Qué quieres que te diga, Clarity?

—Te pregunte que está pasando.

Este no soy yo, ¿Qué me ocurre?

—No lo sé... —Miro al suelo.

—¿Estás bien? —Me toca un hombro y me devuelve verla.

No voy a volverme un cursi e inmaduro por ella, debo seguir siendo el mismo Cinco de siempre. No puedo decirle.

—Si, estoy bien. Y no pasa nada, solo me preocupas.

—Y antes querías golpearme todo el tiempo.

Subo la mirada otra vez, siento que sus ojos brillan más que hace un rato, su rostro está lleno de lágrimas todavía, el cabello lo tiene mojado y el golpe en la frente solo me preocupa más.

Cuanto me gusta esta niña.

—Las cosas cambian, supongo —Me encojo de hombros.

—Bien... —Se quita mi saco y me lo entrega —¿Podemos tomar café?

Sonrío un poco —¿Y vas a robarte mis malvaviscos también?

Abre la boca asombrada, ah, creía que no lo sabía.

—Fue solo una vez.

—Fueron diez, te vi —La acuso—, Agradece que no me gusta tu mermelada.

Entramos a la cocina y se seca un poco con un paño. —Cinco.

—Ocho.

—Gracias por el regalo, es el mejor que me han dado. Y la nota fue perfecta.

Se sienta frente a la mesa esperando que sirva las tazas de café. Le estoy dando la espalda mientras me agradece, y no puedo evitar sonreír.

—De nada, Ocho.

—Luego te regalo algo —Mira sus manos—, veré como regresarte lo poco que he tomado de tus poderes.

Ni siquiera quiero que me los regrese. Puede quedarselos, regalarlos, acabar con ellos.

Creo que solo quiero pasar más tiempo con ella.

𝗠𝗔𝗡𝗜𝗔𝗖 | 𝐶𝑖𝑛𝑐𝑜 𝐻𝑎𝑟𝑔𝑟𝑒𝑒𝑣𝑒𝑠 ☕︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora