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𝑇𝑟𝑦𝑖𝑛' 𝑡𝑜 𝑔𝑒𝑡 𝑎𝑤𝑎𝑦 𝑖𝑛𝑡𝑜 𝑡ℎ𝑒 𝑛𝑖𝑔𝑡ℎ

Cinco
Y lo que faltaba era que durmieramos juntos, y que luego de tanto tiempo, ahora ella tenga parte de mis poderes y yo no tenga ni la pizca de la variedad que ella.

Estoy molesto gracias a eso. Claro, ella absorbe todo, lo bueno y lo malo, y hasta lo único en que soy bueno me gana.

Me lo está quitando y ella podrá hacer más cosas que yo.

Puedo tenerle "cariño", pero maldita sea, estoy molesto con ella, y podría discutir con cualquiera que se me atraviese.

Como si el fortachon me leyera los pensamientos, entra a la habitación con la cama de Ocho y la deja en el espacio libre a dos metros de la mía

—Te espero para entrenar.

—Eso no es un entreno. Son ustedes dos acorralandome. —Lo miro.

—Tu te lo ganaste, atente a las consecuencias.

—No estoy de humor para escuchar tu voz, asi que mejor termina el trabajo que tu papi te puso y vete rápido.

—Debes aprender a respetar, Cinco —Se acerca a mi.

Lo evito transportadome a su espalda —Tu no mereces mi respeto.

—Por algo soy el número uno. Tu eres el Cinco, no te creas mejor que nosotros.

Estoy cansado. Harto. Molesto. Quiero golpearlo en la cara de niño agrandado que tiene.

Yo también tengo esa cara, pero soy mejor que él.

Y que todos en esta casa.

Le doy un puñetazo en la mandíbula y abro la puerta, le hago señas con las manos para que me siga mientras una sonrisa maliciosa se dibuja en mi rosto.

—Vamos, grandulon. Te estoy esperando.

Se recupera y viene hacia mi enojado, me golpea en la cien, dejándome inestable, pero no me quedo atrás y le entierro la rodilla en el estómago, sigo dándole golpes en el rostro, estómago, brazos, estoy harto. No lo aguanto.

Escucho pasos en la escalera, que me encierren a mi ahora, detesto a todo el mundo aquí.

Luther se aleja y me mira —¿Sabes cual es tu problema?

—Muero porque tu me lo digas.

—Te crees mejor que nosotros.

—No me creo mejor que ustedes, número Uno, sé que lo soy.

Levanto la pierna y le doy una patada en la rodilla que lo hace caer al suelo, me pongo frente a él listo para golpearle esa maldita cara hasta dejarlo desfigurado, pero me encuentro con los ojos de alguien frente a mi en la escalera.

—¿Qué está pasando…

No termino de escuchar porque la patada que Luther me da en mis partes íntimas me deja ciego y sordo, pero antes de que se levante me teletransporto frente a él y le doy la espalda a Clarity.

Es muy tarde porque cuando me pongo frente a él, está preparado y me mete un puño en la nariz tan fuerte que consigue hacerme sangrar y me desestabiliza.

Me caigo por las escaleras hasta que unos brazos me rodean la cintura agarrándome, con una mano busco parar el sangrado y con otra trato de sostenerme del barandal. Clarity me está agarrando y siento sus respiro agitados en mi brazo.

—Cinco, sostente, estoy muy débil. —Me dice antes de que Luther hable.

—Te lo repito: te espero para entrenar. Y espero algo mejor que esta pelea infantil que acabas de dar.

Volteo a ver sus ojos violetas y la noto muy débil, sin embargo me sigue sosteniendo, me suelto y puedo estar de pie sin ayuda.

—Tu nariz está rota…

—Gracias por el dato, no lo sabía —Ruedo los ojos y pongo las manos sobre el hueso para regresarlo a su sitio.

La sangre no para de salir y de un momento a otro estamos en la enfermería gracias a Clarity, yo llego de pie, al girar la encuentro tirada en el suelo con su cabello perdiendo el color morado.

—¡Mamá! ¡Ayúdame! —Grito buscándola.

Ella tiene ese color desde pequeños por sus poderes. No entiendo que ocurre.

𝗠𝗔𝗡𝗜𝗔𝗖 | 𝐶𝑖𝑛𝑐𝑜 𝐻𝑎𝑟𝑔𝑟𝑒𝑒𝑣𝑒𝑠 ☕︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora