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𝐴𝑠 𝑤𝑒 𝑡𝑢𝑚𝑏𝑙𝑒 𝑡𝑜 𝑡ℎ𝑒 𝑔𝑟𝑜𝑢𝑛𝑑, 𝑎𝑛𝑑 𝑡ℎ𝑒𝑛 𝑦𝑜𝑢 𝑠𝑎𝑦...

Y mi cabello se sigue viendo espantoso. Extraño el color azul.

Estamos desayunando todos junto a papá cuando Klaus decide hablar.

—Papá, ¿Hoy habrá entrenamiento?

—¿Haz perdido la noción del tiempo, Número cuatro?, Hoy es jueves, día de entrenamiento.

—Lo siento, no había visto el calendario.

Cinco está frente a mi y evito mirarlo, esta mañana me desperté y el estaba sentado escribiendo en su libreta como todos los santos días, lo ignoré y me fui. Lo he visto mirarme durante todo el desayuno.

Termino de comer y me quedo sentada jugando con mis poderes debajo de la mesa, a veces me gusta solo ver el color violeta.

—¿Planeas matar a otro de nosotros? —Pregunta Diego.

Lo miro —¿Qué te hace pensar eso?

—Tal vez por tus ojos de color escandaloso. No uses tus poderes aquí.

Lo miro feo y papá habla —No se usan poderes ni se habla durante la hora del desayuno. Ocho, puedes retirarte para tu entrenamiento.

Me levanto y voy a cambiarme, al menos él color de mi cabello ahora si combina con el uniforme. Luego paso por mi habitación temporal a recoger algunas cosas que dejé en la cama.

Cinco entra y tira la puerta —¿Qué te pasa conmigo?

—No te entiendo —Respondo ignorandolo.

—Ni siquiera me ves a la cara después del regalo que te di.

—¿Quien carajos te entiende? Me dijiste que olvidara todo y que no te mirara, ni hablara, ni nada. ¿Eres bipolar o tienes alzheimer?

Abre la boca para hablar pero no sale nada —¿El regalo era para que estuviera feliz o por lastima? —Pregunto.

Me mira extrañado —¿Lastima? No te he dado motivos para que pienses eso, Ocho.

—Se los diste a otra persona, y ella me los dio a mi. No quiero tu regalo ni tu estúpida tarjeta si es así, puedes comertelo, regalarlos o botarlos.

—No estás entendiendo, Clarity. —Me toma del brazo cuando paso por su lado para salir.

—O me llamas por mi nombre, o por mi número. Decídete, Cinco. —Me volteo a decirle.

—Me valen mierda tus opiniones sobre tu nombre y tu número, te estoy diciendo que estas entendiendo mal las cosas. El regalo era para que estuvieras feliz.

Doy un suspiro largo mientras lo miro a los ojos —¿Hay otro motivo?

—¿Cómo cual?

—No... Nada, solo olvidalo.

Me suelto y me voy dejándolo allí, su cercanía es extraña pero raramente necesito tenerlo a mi lado como la última semana, no entiendo que ocurre.

Cuando entro a la sala de entrenamiento me encuentro a papá y a Pogo.

—Número Ocho, hoy vamos a poner a prueba tus poderes luego de lo que ha ocurrido los últimos días. En la noche no presentaste ninguna acción anormal, así que espero ver como practicaras hoy.

—De acuerdo, papá.

Me siento esperando a mis hermanos, los cuales llegan a los pocos minutos y se sientan al rededor del campo de entreno.

𝗠𝗔𝗡𝗜𝗔𝗖 | 𝐶𝑖𝑛𝑐𝑜 𝐻𝑎𝑟𝑔𝑟𝑒𝑒𝑣𝑒𝑠 ☕︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora