Simplemente nunca lo comprenden, ¿verdad?, que aveces la soledad es una de las cosas más hermosas de la tierra
~ Charles Bukowski
CAPÍTULO 6
°
°UNA DE ELLAS
Era un día cualquiera, y ahí estaba yo, sentada en el sofá mientras Jennie se perdía en la televisión. No podía creer que estuviera tan absorta en eso. ¿No había nada más interesante que ver? A veces me preguntaba si lo hacía a propósito solo para molestarme.
De repente, cambió el canal a 'Animal Planet' y soltó una risa burlona.
—Te pareces a ese coyote —dijo, como si eso fuera lo más divertido del mundo—. Esperando a que los leones terminen de comer para llevarse las sobras.
No pude evitarlo. La indignación me invadió.
—¿Eso te parece gracioso? —le respondí, tratando de mantener la calma.
Ella se reía más, mientras yo sentía cómo mi rostro se ponía serio. La frustración creció en mí y decidí atacarla directamente.
—¿Te pregunté si te parece gracioso, Kim Jennie?
—Sí, claro —replicó con desdén—. Es gracioso si lo vemos desde ese punto.
Su actitud era tan irritante.
—¿Qué dijiste? —le hablé sin rodeos, ignorando el hecho de que era mayor que yo.
—¿Qué quieres decir con "qué dijiste"? No te olvides de tus modales. No eres inferior a mí, recuerda tu posición, Lisa. Bueno, debería irme a descansar.
Siempre tenía una forma de hacer comentarios que me sacaban de quicio. A veces me preguntaba si su arrogancia era lo que había hecho que ese bastardo se fuera.
Al día siguiente, Jennie se despertó temprano, como siempre. Su perfeccionismo era una molestia para todos en la oficina; nunca estaban a la altura de sus expectativas.
Justo cuando pensaba que podría tener un día tranquilo, un hombre de tamaño promedio se acercó a mí con una corbata barata.
—Gerente Lisa, ayúdenos, por favor —dijo con voz temblorosa—. Se trata de la CEO; ella... ella ha rechazado todas nuestras ofertas que antes había aceptado. ¿Qué vamos a hacer?
Me quedé en blanco ante su súplica.
—¡¿Qué?!
Cuando la CEO estaba molesta, solía desquitarse con nosotros, dejando más tareas y rechazando nuestras propuestas. ¿Qué haríamos esta vez si no podíamos ofrecer una mejor idea?
Observé cómo aquel grupo le temía a alguien con una personalidad tan vil, que apenas medía menos que yo. A pesar de su éxito en bienes raíces, era pequeña al lado mío.
—Sigan trabajando en la idea que la presidenta había aceptado —dije, intentando calmar la situación.
—¿Sí? Pero… si ella rechaza la misma oferta que se le dio...
—Tranquilos, la presidenta solo está molesta, ¿no? Seguro tiene problemas por otra cosa. No se preocupen —les dije, dándoles pequeñas palmadas en la espalda mientras me dirigía a su oficina.
—Está bien...
No dudé en seguir retando su berrinche; estaba cansada de lidiar con los hermanos Kim. Subí al ascensor y finalmente llegué a su piso.
El lugar era lujoso, con detalles elegantes. El corredor estaba completamente vacío y las ventanas enormes dejaban entrar luz, pero también permitían escuchar los gritos de una mujer madura.
—¡¿QUÉ TE DIJE CON LA PAPELERÍA?! ¡QUIERO ESE MALDITO INFORME! ¡SI NO LO TRAES PARA HOY, OLVIDA TU PUESTO!
Miré a su secretaria, cuyos ojos estaban rojos y llenos de pánico mientras los gritos resonaban desde la puerta.
—¡Sí, presidenta!
La agarré de la mano para detenerla antes de que entrara.
—Espera. No entres ahora; si lo haces, probablemente te corra. Déjame hablar con la presidenta un momento.
—¡KIM JENNIE PARA ESTO, AHORA MISMO!
—¡¿QUÉ HACES TÚ EN MI OFICINA?! ¡LÁRGATE EN ESTE MISMO INSTANTE!
Ella seguía gritando, tratando de imponer su enojo sobre mí. Sabía que su irritación provenía del día anterior.
—Sigues gritando a tus empleados. Tal vez ellos tengan miedo de tus palabras, pero yo solo veo a una persona obstinada por lo de ayer.
—Sigues hablando y gritándole a tus empleadores. Puede que ellos tengan pavor de tus palabras, pero yo solo veo a una persona obstinada por lo de ayer.
—Deberías relajarte y respirar; puede ser grave si se te baja el azúcar.
—Ah... ¿tú ahora me jodes con mi salud? ¡Estoy en completa salud! No me vengas a sermonear como si fueras la CEO de esta compañía.
—Deja de hablar de más, Jennie. Tú misma me trajiste a tu empresa, aun cuando no quería saber nada más.
Sabía que debía mantenerme calmada ante esta situación, pero a veces lidiar con ella era desgastante.
—Es una completa desgracia que tengas ese comportamiento tan vulgar y corriente. Aún no comprendo qué es lo que miró mi hermano en ti...
Me dolió cada maldita palabra que salió de su boca. No podía contenerme; quería respirar y mantenerme calmada, pero...
—Es una lástima, una verdadera lástima que hagas esto en pleno trabajo.
—¿Qué tratas de decirme? —preguntó aquella mujer madura.
—¡Por eso se fue Kim Mi Seo! Seguramente le mencionaste palabras similares a lo que me estás diciendo ahora. No me extraña; eres y serás como esa lata vacía que todos desechan y siempre dejan.
No podía creer que finalmente le había dicho lo que tantas veces quise guardar como un secreto. Y aquí estaba, mencionándolo a la misma persona a quien siempre había querido ocultar mis más profundos pensamientos.
—...
—Tú nunca sabrás cómo realmente me siento.
Sin dudarlo, lanzó lo primero que tenía en la mano. Estaba furiosa y molesta conmigo, pero podía ver claramente que en sus ojos había algo cristalino y vacío. Me hacía sentir culpable y liberada a la vez.
—Vete ahora mismo. ¡Sal ahora mismo! —mencionó intentando correrme.
Sabía que si me retiraba de esta empresa en ese momento, ella descargaría esa furia con todos sus empleados. Me inquietaban sus ojos cristalinos.
—No me iré —respondí rápidamente, ignorando sus palabras.
—¿No te piensas ir?
Estaba abrumada, tenía miedo de lo que podría ser capaz esta mujer. Sabía que no podía matarme.
—No. ¿Qué te parece si te cocino tu comida favorita? No... ya sé, ¿qué tal si te invito a tu restaurante favorito?
—¿No conoces la vergüenza? —preguntó aquella mujer que aún seguía irritada.
—La verdad... no. Vamos, no me hagas rogarte para que comamos.
—Bien.
¿Lo hice por ellos o porque me preocupaba por ella? Desde que se fue Mi Seo han pasado seis meses y desde entonces no hemos sabido nada de él. Ella estaba sola... estaba sola.
No, definitivamente no era por ella; era por los empleados que estaban a su cargo. Si era eso...
Era eso.
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BLACK SWAN
FanfictionLisa una chica presupuesta a amar a su prometido siéndole infiel, pero la vida le puede jugar una carta, y es enamorarse de su cuñada. © Se publicará cada Lunes y Miércoles.