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"Hay cosas que no sabía que sentía hasta que las escribí y me dolió leerlas"

~ Edgar Poe

CAPÍTULO 5
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El silencio de los niños perdidos


Hace diez años atrás

Hace diez años atrás, el tiempo se había detenido en aquellos recuerdos donde solo contaba con diecisiete años, mientras que mi hermano menor, Mi Seo, solo tenía diez. Era una época en la que nada importaba más que pasar los exámenes finales y asegurar mi entrada a las mejores universidades de Corea. La vida parecía sencilla, impregnada del olor a libros de texto y preocupaciones insignificantes.

- Jennie, has sobresalido de nuevo en tus notas. Me enorgulleces, hija -dijo mi padre, lleno de felicidad, mientras sostenía la mano de mi hermano menor.

- Gracias, mamá, papá. Prometo siempre cuidar de ustedes y de Mi Seo -respondí con una sonrisa radiante, una sonrisa sincera de adolescente.

- Hija... tengo una idea. ¿Qué les parece si vamos a comer para celebrar las buenas calificaciones de Jennie? -propuso papá con entusiasmo.

Fuimos a un renombrado restaurante de cinco estrellas, donde la comida era deliciosa y el ambiente estaba cargado de felicidad. Éramos una familia perfecta, al menos así lo parecía.

¿Qué podría salir mal? ¿Qué podría arrebatar esa felicidad?

Unos días más tarde, una noticia nos sorprendió.

- ¡Cariño, cariño! Tengo una gran noticia... ¡Finalmente han aceptado mi propuesta de negocios! El señor Manchester quiere cerrar el acuerdo -dijo mi padre, abrazando a mamá con una sonrisa que no podía ocultar.

- ¡Sabía que lo lograrías! -respondió ella, llena de orgullo-. Siempre consigues lo que te propones, y por eso estoy tan orgullosa de ti, de nuestra familia.

- Yo también estoy orgulloso de ti, mi amor, y de nuestros hijos.

- ¿Cuándo firman los contratos?

- Será la próxima semana en Chicago, y quiero que me acompañes. Quiero que estés presente en nuestros logros.

El viaje fue un éxito, y el negocio se cerró con éxito, trayendo consigo una promesa de prosperidad. Mientras tanto, Mi Seo y yo estábamos en casa, jugando en el patio. Mi hermano corría por el césped mientras yo lo observaba con una mezcla de irritación y cariño.

- Mi Seo, deja de correr o te vas a tropezar -le advertí-. ¿Cuándo aprenderás a escuchar?

- ¡Nunca! -respondió burlonamente, sacándome la lengua antes de seguir corriendo.

Justo en ese momento, recibí una llamada de mis padres desde el aeropuerto.

- ¡Mamá, papá! -respondí emocionada-. ¿Cuándo regresan? Los extraño... Sobre todo Mi Seo.

- Pronto, princesa -dijo mamá con dulzura-. Estamos llegando al aeropuerto. Estaremos con ustedes antes de que te des cuenta.

- ¿Y dónde está tu hermano?

- Allá, corriendo como siempre. Nunca me hace caso.

- Ustedes dos nunca dejarán de discutir -dijo mamá con una leve risa.

La conversación fue cálida y tranquila, hasta que llegó el momento de despedirse. Estaban a punto de abordar el vuelo de regreso.

- Les habla su piloto, Benjamín. Vamos a despegar en unos minutos. Les pedimos que se abrochen los cinturones y disfruten el vuelo.

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