7

67 9 0
                                    

"A veces no necesitamos a alguien que nos arregle, a veces sólo necesitamos alguien que nos quiera, mientras nos arreglamos nosotros mismos".

- Julio Cortázar

CAPITULO 7

°
°
"Eres sólo un peón"

No tardamos mucho, tras invitarla a comer e insistir en que cenará. Decidimos ir al restaurante más exclusivo de Corea, ella parecía satisfecha con la preparación del chet, era un hotel de cinco estrellas, dónde se podía comer a tu preferencia.

Pero su regaños hacía perderme el gustó por seguir comiendo, cada bocado era forzado.

El atardecer era cautivador desde la vista panorámica se podía apreciar cada detalle minimalista que recorría el lugar, era perfecto a ella. Era ajustable a esa mujer quién vestía un traje de vestir era sexy con esa corbata roja.

— ¿Te gusta la comida? — pregunto —.

Me había preguntado si me gustaba pero.... ¿Realmente quería estar acá con ella?, con ella siempre eran discusiones, al punto que tenía llamarme cada media noche para servile cosas, si no era de su agrado simplemente me lo lanzaba ¿Era ésta la vida que yo idealize? No.

— Si.

— .....

— ..... — aquellos ojos me penetraron con una duda que carcomía su mente — ¿Que tienes?

— .....No tengo nada — respondi con un tono firme —. Pero para ser honestas me estoy cansando de ser tu perro guardián. ¿Realmente no comprendo? ¿No te comprendo? ¿No me comprendo a mí por seguirte? Estoy cansada Jennie, ya no quiero seguir trabajando para tí. — rápidamente alce mi mirada para escuchar lo que iba a decir — Quiero cortar lazos.... Quiero olvidar a la familia Kim

Buscaba su mirada intentando buscar una respuesta de ella ya no aguantaba más esto, estaba en su colapso. Pero ella solo se quedó perpleja, así que no dude en levantarme de ese lugar hasta que escuche un....

— Espera.....

— Si es por tú dinero, no te preocupes. No lo toque después que me lo entregarás tengo el dinero así que puedo dártelo cuando me vaya de la mansión.

— No quiero que me entregues el dinero, Lisa se que aveces soy dura contigo pero, ¿al menos puedes quedarte...?

— No, no puedo, no quiero saber nada de Mi Seo o de mi cuñada.

¿Por qué hacía estas situación más difícil?. Ella parecía disfrutar del platillo que le he regalado el más lujoso, tal cual ella quería. ¿Pero porque parecía insatisfecha?; ella me odia porque seguir con ésto.... Pero parecía más que un castigo , un castigo para si mismo.

— Si quieres hazlo. Puedes regresarme el dinero pero.... porfavor .... Lisa, déjame de verme como tú cuñada. Conoceme como lo que soy, Kim Jennie.

— ¿Qué quieres ganar con ésto? ¡Soy pobre!.

— ¿Que tiene que seas pobre? No importa, no me importa tú estatus. Solo quédate.....

Era igual que su hermano, terca. Pero no comprendía el porque me dolía dejarla sola, en el fondo de mí no quería hacerlo pero estaba cansada de esta situación...

Si ella solo no hubiera colmado el vaso.

¹ Dos días atrás.

— ¡Maldita sea! ¿Por qué se le ocurre llamar a media noche? ¿Es que no se ha tomado sus malditos medicamentos?

— Llegas demasiado tarde, porque eres demasiado lenta. ¿Tienes el informe? Tengo como dos semanas esperando esos documentos de tu departamento, pero siguen haciendo lo mismo: nada. ¿Por qué tu departamento es tan inútil como tú?

Ahí estaba ella, como siempre, con una copa de vino en la mano mientras se dedicaba a insultarme. ¡Vieja loca!

— Hice lo mejor que pude. El equipo ha trabajado arduamente, pero siempre rechazas todo. ¿Cómo esperas un informe si desechas cada oferta?

— No, sigues haciendo lo mismo que el inútil de mi hermano. ¿Por qué sigues siendo su copia barata? De seguro eras pésima en la cama.

**Splas.**

— ¡Al menos sigo joven! Puedo salir con cuántos hombres quiera, pero tú…

Nunca me había atrevido a golpearla en su cara, porque para mí era alguien respetada.

— ¡¿Qué dijiste, mocosa?! ¿Te estás volviendo loca? Desde cuándo te has vuelto tan irrespetuosa. ¡Sírveme otro trago! —dijo aquella mujer mientras su cachete seguía marcado por sus delgadas manos.

— Haaa… ¿por qué tengo que vivir esta vida de mierda con mi cuñada? Maldita sea, no necesito su dinero y sigo aquí aguantando a una vieja insoportable.

————
Presente

—— Jennie, solo estoy cansada. Terminemos esto. Vamos a fingir que nunca fuimos familia por el bien mío... sobre todo por el bien de la respetada familia de empresarios Kim.

Mis palabras flotaron en el aire, buscando algún eco de comprensión, pero su mirada seguía fija en mí, como si intentara desnudarnos una a la otra, expuestas en aquel restaurante minimalista donde cada detalle parecía observarnos. La luz tenue creaba sombras que hacían que la tensión en la mesa fuera palpable.

Quedamos en silencio, un silencio penetrante que parecía extenderse como un hilo tenso entre nosotras. Podía escuchar el tenue sonido del tenedor haciendo una pausa en su plato mientras ella se levantaba de su silla con un movimiento decidido.

— Estás perdiendo la cordura —dijo Jennie, su voz era un susurro afilado—. Lo que quiero decir es que estás fuera de control. Por eso es que estás diciendo disparates.

Mi corazón latía con fuerza; cada palabra que pronunciaba era como una daga lanzada hacia mí. Intenté mantener la calma, pero la presión aumentaba.

— Jennie, basta —repliqué, tratando de contener la frustración en mi voz.

Rápidamente fui interrumpida por ella; esa mujer a la que siempre había respetado y temido al mismo tiempo. Su mirada ardía con una intensidad que me dejó sin aliento.

— No, basta tú —respondió con firmeza, acercándose más a mí, como si el espacio entre nosotras estuviera cargado de electricidad.

No terminé de hablar cuando sentí sus labios sobre los míos. Era un beso inesperado, feroz y apasionado, como si todo lo que habíamos reprimido se desbordara en ese instante. La calidez de su boca me envolvió y me hizo olvidar por un momento las palabras hirientes que habían llenado el aire antes.

— No... basta tú —murmuré entre el beso, sintiendo cómo me sujetaba con más fuerza. Su mano se deslizó por mi espalda, atrayéndome hacia ella mientras la tensión se transformaba en deseo.

El mundo a nuestro alrededor desapareció; ya no importaban las miradas ajenas ni los murmullos del restaurante. Era solo ella y yo, atrapadas en un torbellino de emociones contradictorias: amor, rabia y una necesidad desesperada de conexión.

— ¿Qué estás haciendo? —pregunté entre susurros cuando finalmente nos separamos, aún sintiendo el calor de su aliento contra mi piel.

— Estoy reclamando lo que es mío —respondió Jennie con una sonrisa desafiante—. No puedes simplemente deshacerte de esto tan fácilmente.

Su mirada ardía con una mezcla de desafío y deseo. En ese momento comprendí que este juego no había hecho más que comenzar; había cruzado una línea delgada y peligrosa entre cuñadas y algo mucho más intenso.

La tensión estaba en su punto máximo; podía sentir cómo nuestras respiraciones se entrelazaban mientras nuestras almas luchaban por entenderse en medio del caos emocional. El beso había sido solo el principio; ahora quedaba por ver quién se atrevería a dar el siguiente paso en este juego arriesgado entre dos mujeres atrapadas entre lo correcto y lo prohibido.

BLACK SWANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora