Capítulo 04

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—Una margarita para ti, tal como me la pediste —le extendió la bebida que el mesero les acababa de poner en la mesa, era la segunda vez que el mesero iba a esa mesa—y ron para mí.

—Que fino, mi señora.—se burló de ella, Becky no acostumbraba las bebidas fuertes, prefería los cócteles, lo dulce, la explosión de sabores distintos en su boca.

—Uy, eso de "mi" señora, suena tan tentador.—le dijo con picardía, y Becky se carcajeó por el comentario.

—Tentadora suena esa canción, joder que buena canción.

Realmente no conocía esa canción, pero la mirada de Freen la puso tan nerviosa, no era muy buena en eso de coquetear verdaderamente, no cuando alguien le llamaba la atención de verdad.

Aunque si preguntaban, Becky parecía una maestra en seducción, Irin, su amiga y compañera de trabajo, siempre decía que era hermosa y siempre bromeaba con ella; le mandaba besos al aire, la abrazaba, le picaba las mejillas, hacía comentarios pícaros, oh le coqueteaba, sí, pero solo en juego, Irin estaba bien con eso, ya estaba acostumbrada a la personalidad de Armstrong.

—¿Ya me aceptarás un baile? —preguntó Sarocha convencida de que ya era momento de bailar y mostrar sin duda que su especialidad era el baile.

—Aún no.—tomó de su vaso para ahogar una risa, al ver la expresión de Freen, quién casi le hacía un berrinche.

—Bien—bufó con gracia la mayor—vamos a criticar el pastel, entonces.

Rebecca volvió a carcajearse, demostrando que estaba bien, por lo menos su rato de crisis ya había pasado. Y el alcohol en su sistema estaba haciendo efecto.

—¡Uhm!, todo una crítica, me gustas—.confesó con todo el propósito de que sus palabras llegarán a hacer ese efecto en ella y claro que lo consiguió, Freen alzó la ceja y dio un trago a su ron sin despegar la mirada de Becky, por dentro estaba nerviosa—Digo, me gusta.

—Te gustó yo, admítelo.—Becky mordió su labio inferior y asintió como si le diera igual la situación, como si su corazón no latiera rápido y sin un ritmo en particular.

—Puff, no, no eres tan guapa—lo era, claro que Freen Sarocha era malditamente guapa, y nadie, nadie diría lo contrario.

—Tú y yo sabemos que lo soy.—Becky asintió, sin ninguna sátira de por medio.

—¡Nah!, nuestro gallo Bartolito es más guapo que tú.—la palabra "nuestro" retumbó en su mente mucho tiempo. No debió decirlo.

—Bonito suena ese "nuestro" a ver ahora solo con "hijos" al final.

Fue inevitable no pensar en niños revoltosos, corriendo. No. No. Becky no debía confesarlo y nunca lo haría, pero si se lo imaginó. Se daría un golpe después, cuando la vergüenza le llegara.

—Ya nos planeaste una vida, Freen.

Eso realmente la hacía sentir un revoltijo en la panza, pero no fue por vómito, sino como si fuera una marcha de mariposas revoloteando y era raro, porque esas mariposas jamás se habían presentado o bueno, no en mucho tiempo.

—De soñar se vive.

Oh, soñar, no había nada que a Becky le gustara más que soñar, aunque ahora, sus sueños románticos ya le parecían ridículos, eran como una bruma en donde a partir de ese día ya no lucían iguales. Ya no se imaginaba a Daniel en ellos, ahora soñarlo o decir que había soñado y planteado una vida con Daniel, ya sonaba ridículo.

—Uh, una soñadora.—Becky también lo era.

—Es que soy todo un sueño, cariño.—Rebecca le creía, y es que le hacía sentir como si estuviera en un sueño bonito. Estaba a nada de pellizcarse para comprobarlo.

Encantada「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora