Capítulo 10

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Freen era una mujer de 25 años que nació en alguna ciudad de Tailandia, en un año de los noventa (a finales) y que vivió toda su vida siendo hija única. No hay mucho que decir de su niñez realmente, solo era una chica que pasó horas y horas a lado de su madre, cuidando su patio trasero, cuidando de los perros que su mamá tenía o bueno, los perritos cuidando del ella realmente.

Lo que pasaba con Freen es que su madre siempre le leyó libros de romance, libros bonitos, cuentos de hadas, su madre la impulsó a seguir su camino de bailarina, incluso cuando de niña todos se burlaban de ella, a ella le gustaba bailar, siempre lo hizo, siempre disfrutó de que el ritmo de ella música se metiera en sus venas y guiará a su cuerpo a moverse, también disfrutaba de pasar tanto tiempo con su madre como fuera posible, le gustaba que su madre le enseñara a cocinar, incluso le pidió a Santa Claus una cocina de juguete que obviamente le llegó, sus padres siempre disfrutaron de tener una niña feliz en casa, una niña que como todos jugaba.

Ese mismo año, Freen comenzó en una academia de baile, y sus padres orgullosos asistían a cada presentación y le llevaban flores, a Freen le gustaban las rosas amarillas, así que en cada cumpleaños, Freen recibía rosas que su padre le compraba. Incluso ahora que era adulta, cada agosto recibía sus rosas muy contenta.

Y claro, no podemos olvidar que su madre le habló sobre el amor una tarde mientras Freen tenía 12 y había confesado a su mamá que un niño la había besado, confesando que el niño no le gustaba, realmente nadie le gustaba, nunca alguien le gustó, a ella solo le gustaba el baile, ni niñas, ni niños.

—Está bien que no te guste alguien Freen, no hay prisa, llegará cuando deba llegar ¿No crees?

—Pero todos mis amigos ya tienen a alguien, Nam tiene a Heng y Love tiene a Mi...—Freen se tapó la boca, como si hubiera dicho algo que no debía.—dig~go, Tae... Tae esta c~con...

—¿Con Milk?

Freen abrió los ojos hasta el tope, mierda, había metido el pie hasta el fondo, su mamá la vio con cariño y palmó el lugar a lado suyo en el sillón, Freen, muy tímida, tomó asiento a lado suyo, sus mejillas rosas y se sentía avergonzada, era la única que sabía de la relación que tenían los dos mayores, ya que Love era su amiga, y ella un día las descubrió besándose en la sala de baile. Prometió no decir nada y con el tiempo, las tres fueron amigos, solo tenía 13, y Love tenía 15, ambas eran parte del mismo equipo de baile en la academia.

—No, No... No, na~nada de eso, ellas son...—ni sabía que decir en ese instante, no sabía por dónde desviar el tema.

—¿Novias?—Freen estaba en pánico, digamos que la mayoría no reaccionaba muy bien al momento de hablar de parejas diferentes, aunque bueno, eso de ser "diferentes" solo era algo que la sociedad había asignado para categorizar a las parejas heterosexuales como "normales". —no hay nada de malo con decirlo, Freen, a esa edad, es normal que estén en búsqueda del romance, aunque tú aún eres una nena.

A Sarocha no le importó mucho que le dijera nena en ese instante, lo único que le importaba era lo que su mamá decía.

—No me refiero a eso

Murmuró moviendo sus deditos con nerviosismo, no sabía de cómo hablar ese tema que por cierto le llamaba mucho la atención, pues toda la vida en la escuela, le habían dicho que era mujer y hombre, la familia feliz, no sabía que había otra forma de amar hasta que las conoció a ellas. Digamos que a Freen nunca le importaron mucho los temas amorosos, nunca hubo un niño que le gustara, menos una niña, pero era comprensible, ella acababa de entrar en la pubertad el año pasado, veía a todos los chicos estar tras de chicas, o las chicas detrás de los chicos, incluso ella entraba entre la lista de las niñas más guapas del instituto.

Encantada「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora