Extra 1

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—Freen, ¿A dónde vamos?

Becky estaba sentada en el asiento del pasajero con Freen a lado suyo concentrada en el camino. El Google Maps indicaba un caminó por seguir al cual Becky, para suerte de Freen, no había prestado atención.

—Ya te lo dije, mi amor, es una sorpresa; ya casi llegamos

Informó con una sonrisa nerviosa, eso era un poco mentira, pues desde la casa de Babe para su próximo destino era casi hora y media de camino. Eso según Google, pero sabemos que a veces el Google se equivocaba.

—¿Acaso no crees que la casa de Babe es magnífica?

Era una casa, de un solo piso, con un jardín pequeño y vista a un vecindario tradicional, eso que siempre sueñas de niño, ya que podrías tener amigos con cuales salir a jugar en la cuadra, a pesar de que era una casa pequeña, una de las dos casas que tenían los artistas.

—¿Qué acaso no te gusta la nuestra?—Becky se giró a mirarla mal, con una sonrisa oculta que solo se delataba por sus mejillas alzadas.

—Claro que me gusta, Freen. Pero la de Babe es como la que ves en una película; esas casas como las que vivían la clase rica de donde nací.

Becky ya extrañaba su casa y eso que un mes atrás habían ido. Presentando a Freen como su novia y esta misma se vanaglorió con sus padres y después se los ganó cuando les cocinó unos tacos mexicanos bien hechos que se vio en internet. Su madre la amó y su padre poco más, es más, hasta bromearon con Becky de adoptar a Freen y desheredar a Becky.

Fue la semana más tranquila y a gusto que pasó en su pequeño pueblo inglés, le enseñó lo poco que había y aunque no quisiera, también le enseñó aquel puente que ya no dolía recordar. Recuerda que caminaron al puente, un camino largo que se pasó entre risas y charlas sobre extraterrestres y pueblos, tomadas de la mano, rodeadas por naturaleza y pinos grandes y frondosos.

—Y aquí está el puente, era mi lugar favorito en todo el pueblo

Presentó el puente con una exagerada postura y un movimiento de manos, como si fuera la cosa más magnífica de todo el sitio más que el camino de margaritas y el corazón de madera tallado en medio del bosque.

—El puente luce prometedor —para nada lo era.

Era solo un simple puente que separaba la ciudad y el pueblo, pero Freen entendía que para Becky era una metáfora, algo más extenso que un simple puente; eran recuerdos y sueños. Recuerdos que se deslavaron y sueños que se cumplieron, dejó el puente para ser alguien grande en la vida y ahora ya lo era.

Ya era una aclamada escritora de canciones, que tenía seis premios grandes y trabajaba junto a Charlotte, ya no era una trabajadora de Charlotte, ahora era su socia y todo eso en menos de año y medio. Es curioso como las cosas siempre llegan donde deben estar ¿No?

Llegaron al puente, un camión pasó con rapidez y después nada, por debajo del puente el agua corría cristalina, que se suponía bajaba de alguna montaña que rodeaba el pueblo, era agua clara, bastante bonita.

Becky no recordaba verla nunca en primavera, por alguna razón siempre la recordaba congelada, blanca por el frío y dura, pero ya no lo era. Pues en primavera, el agua corría tranquila, y aunque no fuera su estación favorita, ahora la disfrutaba más.

Freen soltó su mano un momento, para inclinarse y ver qué realmente el puente no era muy alto y que el agua lucía apetitosamente refrescante, Becky la miró con una sonrisa, así ni parecía ser la famosa Idol que era, lucía majestuosa, sí, Freen aunque no fuera cantante y fuera un vagabunda luciría majestuosa, pero en ese momento lucía como una adolescente emocionada por la primavera y las flores nacer.

Encantada「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora