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Christina se refugió en un pequeño piso que había alquilado con el dinero que había ahorrado trabajando en el mercado. Pasaron varios días sin que nadie supiera de ella. Las paredes desnudas del apartamento y el silencio que la rodeaba le brindaban el espacio necesario para pensar y reflexionar sobre todo lo que había ocurrido.

Mientras tanto, en la oficina, Alexei estaba profundamente preocupado. Se paseaba de un lado a otro, con el teléfono en la mano, esperando cualquier noticia de su hija. Natasha, su asistente, observaba su angustia con empatía.

—Alexei, necesitas calmarte —dijo Natasha suavemente, entrando en su oficina con una taza de té caliente—. Te preocupas demasiado.

Alexei aceptó la taza y suspiró.

—No puedo evitarlo, Natasha. Christina no ha dado señales de vida desde el incidente en el restaurante. No sé dónde está ni cómo está —respondió, con la voz cargada de preocupación.

Natasha se sentó frente a él, con una expresión seria.

—Tal vez te pasaste un poco con el castigo, Alexei. Christina es fuerte, pero esto fue demasiado duro para ella —dijo, tratando de sonar conciliadora.

Alexei bajó la mirada, sintiendo el peso de sus decisiones.

—Solo quería que aprendiera, que entendiera el valor del trabajo duro y la humildad. Pero no esperaba que esto la alejara tanto de mí —dijo, con voz quebrada.

Natasha asintió, entendiendo sus sentimientos.

—Lo sé, y estoy segura de que lo hiciste con las mejores intenciones. Pero ahora necesitas encontrar una manera de acercarte a ella y mostrarle que la amas, que siempre has querido lo mejor para ella —dijo, tratando de infundirle ánimo.

Alexei la miró, buscando apoyo.

—¿Qué puedo hacer, Natasha? No sé cómo arreglar esto —admitió, sintiéndose impotente.

Natasha sonrió suavemente.

—Quizás debas darle tiempo y espacio. Pero también podrías intentar hablar con Nikolay. Él parece haberla entendido bien y puede tener una idea de cómo acercarte a ella de nuevo —sugirió.

Alexei asintió lentamente, considerando su consejo.

—Hablaré con Nikolay. Espero que podamos encontrar una solución juntos —dijo, tomando un sorbo de su té.

Mientras tanto, en su pequeño apartamento, Christina estaba sumida en sus pensamientos. Habían sido días difíciles, pero estaba decidida a no dejarse vencer. Se levantó y miró por la ventana, observando las calles de la ciudad.

—Tengo que decidir qué hacer con mi vida —murmuró para sí misma—. No puedo quedarme aquí escondida para siempre.

Tomó una decisión. Iría a buscar trabajo por su cuenta, demostraría que podía valerse por sí misma sin la ayuda de su padre o de Nikolay. Se vestía con ropa sencilla pero profesional, lista para enfrentar el mundo de nuevo.

Mientras caminaba por las calles en busca de oportunidades, recordó las palabras de Nikolay sobre el valor del trabajo duro y la humildad. Tal vez tenía razón, y este era el camino que necesitaba para encontrarse a sí misma.

En la casa de Alexei, Gila, la cocinera y nana de Christina, se paraba todos los días en el balcón con la esperanza de ver a Christina volver. La preocupación se reflejaba en sus ojos y en cada movimiento de su cuerpo. Un día, mientras Gila estaba en el balcón, Alexei se acercó a ella, notando su angustia.

—Gila, ¿aún no hay señales de Christina? —preguntó Alexei con un suspiro, sabiendo la respuesta pero esperando algo diferente.

Gila se giró hacia él, y su rostro mostró claramente su enojo.

Mi Reino por un Amor©© (COMPLETA✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora