Christina se despertó al día siguiente con una sensación de paz y felicidad. Los recuerdos del día anterior seguían frescos en su mente, y no podía evitar sonreír al pensar en Nikolay. Decidida a mantener ese sentimiento, se levantó de la cama y fue al baño a arreglarse. Gila, su nana y cocinera, ya había preparado el desayuno y lo había dejado en una bandeja junto a la ventana del comedor.
—Buenos días, señorita Christina —dijo Gila, entrando con una jarra de jugo fresco—. Espero que haya dormido bien.
—Buenos días, Gila. Dormí de maravilla, gracias —respondió Christina, sonriendo.
La habitación estaba llena de luz y el aroma del café recién hecho. En la bandeja había una selección de frutas frescas, croissants y un bol de yogur con miel y nueces. Christina se sentó a la mesa, agradecida por la dedicación de Gila.
Mientras comía, escuchó un sonido familiar: una notificación de su teléfono. Era un mensaje de su padre, Alexei. Lo leyó mientras sorbía su café: "Estaremos de vuelta pronto. Aquí van algunas fotos de París. Te extrañamos. Con amor, Papá y Natasha."
Christina sonrió al ver las fotos de su padre y Natasha disfrutando de la ciudad del amor. Respondió el mensaje rápidamente: "Me alegra verlos tan felices. Los espero con ansias. Cuídense. Con cariño, Christina."
Después de desayunar, Christina decidió hacer algo de ejercicio en el jardín. El día estaba soleado y el aire fresco le ayudó a despejar su mente. Mientras hacía estiramientos, su teléfono volvió a sonar. Era Nikolay, invitándola a almorzar. Se sintió emocionada y nerviosa a la vez, pero aceptó. Nikolay le envió la dirección por mensaje y Christina se preparó para el encuentro.
Cuando llegó al lugar, quedó impresionada. Era un restaurante pequeño y romántico, decorado con luces suaves y flores frescas. Nikolay la esperaba con una sonrisa, y ambos se sentaron a una mesa junto a una ventana que daba al jardín.
—Hola, Christina —dijo Nikolay, levantándose para darle un beso en la mejilla—. Me alegra que hayas venido.
—Hola, Nikolay —respondió Christina, sonriendo—. El lugar es hermoso.
La comida fue deliciosa y la conversación fluida. Hablaron de sus recuerdos compartidos, de cómo sus vidas habían cambiado y de lo que esperaban del futuro. La conexión entre ellos era palpable, y ambos sabían que había algo especial en su relación.
Finalmente, Nikolay se inclinó hacia Christina y la besó con ternura. Ella correspondió el beso, sintiendo cómo sus corazones latían al unísono. Se abrazaron, dejando que el momento los envolviera.
Los días siguientes pasaron rápidamente. Los preparativos para la boda de Christina y Alexei estaban en pleno apogeo, y Natasha estaba ocupada ayudando con los detalles. La casa estaba llena de flores, especialmente peonías, sus favoritas. Los arreglos florales decoraban cada rincón, llenando el aire con su fragancia dulce.
Una tarde, mientras Christina colocaba unas peonías en un jarrón en la sala de estar, Christina se acercó con una sonrisa.
—Natasha, quería agradecerte por todo tu apoyo. Sé que ha sido un periodo de muchos cambios para ti —dijo Christina.
—No tienes que agradecerme, Christina. —respondió Natasha, sonriendo.
—Gracias, eso significa mucho para mí-
Christina se acercó y la abrazó.
—Lo sé, Natasha. Y estoy agradecida por eso —respondió, sintiendo una conexión genuina.
Los días previos a la boda fueron un torbellino de actividad. La casa estaba llena de gente, desde los floristas hasta los encargados de la decoración. Las peonías adornaban cada espacio, y el ambiente estaba lleno de anticipación y alegría.
Finalmente, el día de la boda llegó. La casa estaba resplandeciente, decorada con cientos de peonías en tonos rosas y blancos. El jardín había sido transformado en un paraíso floral, con arcos de flores y luces colgantes que creaban un ambiente mágico.
Christina se despertó temprano, ansiosa por el gran día. Mientras se preparaba, no podía evitar pensar en cómo había cambiado su vida en los últimos meses.
Cuando llegó la hora de la ceremonia, Natasha se paró junto a Alexei, sintiendo una mezcla de emociones. Alexei la miró con amor y orgullo.
La ceremonia fue hermosa, llena de momentos emotivos y palabras sinceras. Nikolay y Christina se veían radiantes.
Christina sonrió y asintió, sintiendo que finalmente había encontrado la paz.
La recepción fue un éxito, llena de risas, bailes y buena comida. Christina sintió una mano en su hombro. Se giró y vio a Nikolay, mirándola con una sonrisa.
—¿Te gustaría bailar? —preguntó Nikolay, extendiendo su mano.
—Me encantaría —respondió Christina, tomando su mano y dejándose llevar por la música.
Mientras bailaban, Christina sintió que todo estaba en su lugar. Su padre era feliz, ella había encontrado el amor, y el futuro se veía brillante.
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Mi Reino por un Amor©© (COMPLETA✓)
RomanceUn exitoso hombre de negocios decide reeducar a su malcriada hija enseñándole cómo trabajar. El Reino de Inglaterra para el amor.