Localizar al Lord no fue tan difícil y mucho menos aprenderse sus movimientos ya que andaba por la ciudad como si se tratase de su casa.
Después de cuatro días espiandolo ellos ya tenían un plan.
- Mañana irá a una fiesta en la noche así que podríamos esperar en una calle y atacar su carruaje- sugirió Sabrina a su primo.
Estaban sentados en el suelo de su habitación mientras lo planeaban.
- Uno de los dos tendría que seguir el carruaje mientras el otro espera. Atacará primero el que esté esperando- ella le sonrió por eso y el puso los ojos en blanco- Tu esperarás y yo lo sigo.
- Iré a ver a Jacob y luego veré las calles, te diré en cuál será cuando llegue
Se levantó y tomo su capa antes de ir hacia la puerta.
- Ten cuidado- le pidió Sam antes de que ella saliera.
Camino hacia la ciudad. La gente iba y venía en todas las tiendas llenas de joyas, ropa y comida.
Si se iban extrañaría las comodidades que brindaba la capital aunque se aseguraría de irse a un lugar donde también pudiera llenarse de lujos y comodidades. Trabajaba para mimarse a si misma así que siempre le gustaba tener todo lo que quisiera.
No sé dió cuenta de lo lejos que había caminado hasta que estuvo frente al castillo.
Era lo único de la ciudad que realmente odiaba. Al castillo y a los que lo habitaban, la gente que solo se había quedado sentada y había reído mientras Alyrende caía.
Una parte de ella sabía que no había aceptado el trabajo del Lord solo por el dinero sino porque ellos también debían ayudar a los rebeldes. Cómo hijos de Alyrende debían hacerlo.
Se fue de allí antes de que a los guardias les pareciera demasiado sospechosa.
Tomo su camino hacia los barrios bajos para ir a Él Marinero.
La taberna era frecuentada a todas horas del día y a veces Jacob tenía que cubrir doble turno, por eso ellos no se veían con mucha frecuencia pero a ella no le importaba, prefería que no lo asociarán mucho con ella porque si se descubría quien era... Mejor no involucrarlo. No, eso jamás. No permitiría que a él le pasará algo por su culpa.
Entro en la taberna sin capa. Demasiado sospechoso que un mesero se detenga a hablar mucho tiempo con alguien que cubría su rostro. Con una chica era distinto.
Se sentó en una de las mesas y no tomo mucho tiempo antes de que Jacob se diera cuenta de que ella estaba ahí y se acercó.
- ¿Le puedo servir algo, señorita?- le pregunto cuando estuvo cerca.
- Gracias, pero si me complaces con tu compañía sería suficiente- dijo con una sonrisa y lo miro de forma coqueta a través de sus pestañas.
El le sonrió y se sentó con ella.
- No quiero saber a cuantos hombres has embobado con esa mirada.
- Y yo no quiero saber a cuantas chicas has embobado con esa sonrisa.
El se rió un poco.
- No tengo mucho tiempo antes de que se den cuenta de que estoy coqueteando con una hermosa chica- le dijo en un tono más bajo.
- Mañana en la noche terminaremos el trabajo, así que nos veremos dentro de tres días cuando venga a buscar el dinero. No vayas a la granja, no estaremos ahí- le explico ella en un susurro de manera que solo el pudiera escuchar lo que decía. Para cualquiera de los que estaban a su alrededor solo eran un chico y una chica coqueteando.
- ¿Dónde estarán?
- Ocultos.
- ¿Por qué...?- se detuvo y luego suspiro- Dejaras un mensaje ¿Cierto?- No le contesto, el sabía la respuesta- ¿Estás loca? Tu... Y tú tía ¿Dónde estará?
- Ella si se quedará en la granja, sería extraño que desapareciera como si nada con sus dos sobrinos después de la muerte de un Lord.
Tendría que ser así. Ellos no socializaban con nadie a menos de que fuera necesario y cuando era así daban otro nombre. Jacob era la única persona que sabía que la familia Ferranger vivía en una granja a las afueras de Dirnalia.
- Entonces...
- No irás- lo interrumpió de inmediato- Después de la muerte del Lord todo el mundo va a estar alerta, van a estar buscándonos a mi y a Sam. Si llegan a ir a la granja Licia dirá que salimos a visitar a nuestra madre.
- Faltarían muchos huecos que rellenarle a esa historia.
- Licia siempre que habla con alguien dice que Sam y yo somos hermanos y que nuestra madre vive lejos con sus otros hijos. El mundo sabe que Sam y Sabrina Ferranger son primos, la historia de Licia es creíble por más de una razón, sobre todo porque Sam y yo somos idénticos.
Y dado que nadie que los hubiese visto como los Ferranger había vivido para contarlo... La historia era perfecta.
- Saldremos en la mañana por si alguien ve algo, volveremos dos horas antes de la fiesta a la que irá el Lord y nos iremos al bosque. Dejaremos algunas pistas para que nos puedan seguir hasta ahí, luego seguiremos hasta que nos pierdan.
Alguien empezó a llamar a Jacob.
- ¿Y se puede saber por qué exactamente me dices su plan?- Los ojos de Jacob mostraban preocupación.
Ella nunca le decía los planes.
- Es solo por si pasa algo y no regresamos dentro de dos días, si tenemos que durar más tiempo ocultos. Este no es como ningún trabajo que hayamos hecho antes, no nos habíamos involucrado con lores y rebeldes antes- Por si todo se va a la mierda, es lo que ella tenía que haber dicho.
Volvieron a llamar.
- Nos vemos.
Jacob tomo su mano antes de que pudiera levantarse.
- Ten cuidado, por favor- le pidió.
- Tu igual- fue lo único que dijo antes de levantarse y salir de ahí.
Fue a revisar las calles por dónde pasaría el Lord.
Estaba oscureciendo y todo el mundo empezaba a irse a sus casas. Sabrina memorizo las calles que si tenían suerte estarían completamente vacías para cuando pasará el carruaje.
Volvió a la granja, Jacob estaba ahí junto a Licia y Sam. Los tres suspiraron aliviados al verla llegar en una pieza.
Sabrina puso su mano sobre su cadera y se apoyó en una sola pierna.
- Ya se que calles estarán vacías- le dijo a Sam.
- Bien, entonces creo que ya llega la hora de terminar el trabajo.
Sabrina le sonrió y el le contesto con una sonrisa propia. Licia y Jacob los miraron preocupados.
Posiblemente sus sonrisas estaban reflejando a los asesinos que vivían dentro de ellos.
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Nieve y Tormenta
FantasyLas malas decisiones son comunes cuando vives en un mundo lleno de sombras y secretos que más que perderte podrían ahogarte. Porque la oscuridad, aunque te esconde, puede ser sofocante y nadie puede vivir por siempre en ella. Los secretos, aunque...