Capitulo VII

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- ¿Puedes moverte?- apresuró Sabrina a su primo.

- ¿Puedes dejarme comer?- contesto el con la boca llena.

- Necesitamos ir a buscar esa fortaleza.

Sam puso los ojos en blanco pero se levantó.

Salieron de la granja y se adentraron en el bosque. Buscaron en silencio como siempre hacían, pero no era el cómodo silencio de siempre y ella sabía que el le diría algo.

Después de una hora viéndolo fruncir los labios y el ceño cada vez que pensaba si decirle o no se hartó.

- Ya escúpelo.

- Tu...- el dudo antes de hablar pero al final suspiro- Te escuché anoche.

- ¿Y?

- ¿Quieres hablar?

- No- sabía que no debería haberlo rechazado así, Sam era tan frío como ella y era raro que quisiera hablar con alguien de cosas como eso. Además ella necesitaba hablarlo y no podría hacerlo con otra persona que no fuese el- Aún lo recuerdo

Sam la miro mientras seguían buscando.

- Yo también- el había visto mucho más que ella porque había estado en otra parte del castillo- No creo poder olvidarlo jamás.

- No creo que nadie de Alyrende pueda olvidarlo, Sam.

- No.

Entonces pudieron ver la fortaleza.

- Ahora a aprendernos sus guardias.


❄️                ❄️               ❄️


Pasaron los once días vigilando la fortaleza, ahora estaban ocultos y listos para atacar.

No había hablado con Jacob, el estaba esperando que ella fuera quien le hablara. No la iba a presionar, nunca lo hacía.

El sabía que ahora estaba un poco bajo presión con Licia, si él se sumaba no la ayudaría en nada. Pero sabía que tenían que hablar no podía seguir evitándolo.

Llegó el cambio de guardia sacando a Sabrina de sus pensamientos, ese era justo el momento que estaban esperando. Lanzo su flecha a uno de los guardias y corrió a otro lugar mientras Sam lanzaba la de el y corría también a otro punto.

Estaban tratando de confundirlos, que pensaran que eran más personas.

Lanzo otra flecha y corrió.

Un guardia empezó a dar órdenes mientras que los demás seguían cayendo con sus flechas.

Más guardias llegaron y Sabrina puso su capucha, desenvaino su espada y salió de entre los árboles. Sam salió junto a ella.

Los guardias corrieron hacia ellos y las flechas también empezaron a volar. No habían más de veinticinco guardias en toda la fortaleza. Un número lamentable.

Los mataron con facilidad y estuvieron dentro más rápido de lo que ella había creído.

Buscaron el tesoro y mataron a los que estaban dentro de la fortaleza.

Tampoco fue difícil encontrar el tesoro.

Se lo llevaron al claro donde habían acordado con el Lord y esperaron.

Llegó unos minutos después con dos hombres a su lado, se paró frente al cofre.

- Ábrelo- le ordenó el Lord a Sabrina. Ella rió, Sam se acercó un poco más a ella.

- Creo que aún recuerdas la segunda regla, Lord- dijo Sam en un tono que no prometía nada bueno.

El Lord no contesto pero le hizo un gesto a uno de los hombres que iban con el para que abriera el cofre.

El hombre lo hizo, dejando ver el oro y las joyas. Sabrina se acercó y tomo un collar que tenía un gran rubí.

Ella amaba las joyas y todo lo que fuese bonito y reluciente. Dragón Glotón, la había llamado Sam una vez.

Dejo caer el collar al cofre.

- Toma tu parte de ahí, Ferranger...- los dos hombres se voltearon a verlo ante la mención del nombre- Y algo más si quieres.

Ella miró el cofre, las joyas allí. Tomo una tiara y le dió vueltas en su mano, la dejo caer al cofre. Tomo un collar de diamantes. También lo dejo caer.

Bajo la mano para tomar otra cosa pero se detuvo y miro a Sam. El se acercó, se inclino junto al cofre y tomo las ciento cincuenta monedas mientras ella se incorporaba y miraba al Lord.

- Y algo más si quieres- repitió ella- ¿Y si quisiera tomar tu vida, Lord?

Los dos hombres se movieron, acercándose más a él.

Una prueba, había sido una prueba. El Lord había querido probarla.

Ella se rió un poco y miro el cofre de nuevo.

- Toma el collar y la tiara- le dijo a Sam.

Se dió la vuelta para irse. Sam tomo lo que ella le pidió y la siguió. Sabrina miró por encima del hombro al Lord y los dos hombres.

- No te hubiesen servido de mucho, sabes.

Uno de los hombres bufo y ella dejo escapar esa risita baja que a muchos les ponía los pelos de punta.

Se perdieron entre los árboles y su primo dijo:

- Por cierto, Feliz cumpleaños, Dragón Glotón.

Ella simplemente rió un poco y siguió caminando.

Nieve y Tormenta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora