"Lord, sᥲvᥱ mᥱ, mყ drᥙg ιs mყ bᥲbყ I'ᥣᥣ bᥱ ᥙsιᥒ' for thᥱ rᥱst of mყ ᥣιfᥱ."
Siempre de había considerado curiosa por naturaleza. ¿Hasta que punto el periodismo saciaba su curiosidad? No había nada interesante que descubrir en ese club, o eso creyó ha...
Cuando llegué a la mañana siguiente, me acerqué al distraído de JungWon con mi mano en un puño como si llevara un micrófono y lo acerqué a su boca, consiguiendo escuchar su primera carcajada del día.
—¡JungWon, JungWon! ¿Me permite hacerle una entrevista para el club de periodismo? ¿Qué se siente al ser el mejor jugador de su club? ¿Cree que va a ganar el próximo Roland Garros? —Lo siento, no acepto entrevistas. —se tapó la cara como lo hacían los famosos para que no los grabaran.
Ambos estallamos en una sonora carcajada, así se empezaba bien la mañana. Me senté a su lado y le miré esperando a que me contara cómo había ido su primer día como tenista. Sin embargo, me miró frunciendo el ceño con los brazos cruzados.
—¿Por qué no escogiste mi club? ¡Ha venido otra chica que encima nos trata mal! —¿En serio?—abrí mi boca sorprendida por su confesión. —¡De verdad! Ella dice que quería el club en el que estás tú, el de fútbol americano. —Yo quería escoger tenis, te lo prometo, pero los encargados del club me asignaron el de fútbol americano porque todas lo querían escoger por Jay. —Qué injusto, yo quería que me hicieras fotos bonitas.
Parecía que su réplica era broma, pero podía notar cierta realidad en sus palabras. Me sentí apenado por él, pero, ¿qué iba a hacer sino? Quedaría bastante mal rechazando mi puesto delante de ChaeIn y Felix, y si cambiaba de club podía echarme encima de nuevo a los chicos de fútbol americano... Era una situación complicada, pero definitivamente no quería dejar el club en el que estaba. Era un reto ganarme la confianza de todos esos chicos.
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Cargando la cámara al cuello y la mochila en uno de mis hombros, crucé el patio que me llevaba hasta el club. Vi a lo lejos que de nuevo había chicas listas para fotografiar a los miembros del club y me acerqué lista para pedirles que no lo hicieran o llamaría al entrenador. Sin embargo, para sorpresa mía, se acercaron a mí en cuanto me vieron y tomaron mi muñeca con fuerza para evitar que me escapara.
—¿Sabes algo más de Jay? ¿Has conseguido sacarles fotos buenas? —Pues... Son fotos buenas, sí. —asentí un par de veces. —¿Tienes de los chicos en el vestuario? —¿Qué? ¡Claro que no! ¡¿Cómo iba a hacer eso?!
Traté de soltarme forcejeando sin mucha fuerza. Quería que me soltaran por ellas mismas, sin necesidad de que tuviera que ponerme violenta. Su agarre sólo se hizo más pesado y fuerte sobre mi muñeca, a niveles en los que sentí una extraña incomodidad en el hueso, como si estuviera a punto de crujir de una forma nada agradable.
—Hay rumores de que estás saliendo con Jay, ¿eso es verdad? ¿Por eso has entrado a este club? ¿Por qué mentiste cuando te preguntaron si conocías a Jay? Todas sabemos como has llegado aquí. —¡Oye, suéltame! ¡Me estás haciendo daño!
Mi voz pareció alertar a algunos que ya estaban en el club, que no tardaron en asomar la cabeza. GeonHak se acercó a pasos ligeros, pero antes de que le diera tiempo a llegar, una mano se interpuso entre la chica y yo, agarrando su muñeca de vuelta y apartándola de la mía. Miré de quién era esa mano salvadora y mis ojos se abrieron como platos al ver que se trataba de Jay. Miró a las chicas que me rodeaban con sus libretas y cámaras, por cierto, muy distintas a las que teníamos en el club, y les preguntó directamente.
—¿Qué es lo que queréis? —Estamos haciéndole una entrevista a otro miembro del club de periodismo. —Ya, entrevista.—froté mi muñeca suavemente. —Queríamos saber cuál es la situación del club, ya sabes... Los miembros asequibles... —¿Asequibles?—preguntó Jay, empujándome levemente por la cintura en dirección a GeonHak. —Ya sabes... Hay muchas chicas interesadas en los chicos de este club... ¡Podríamos actuar como Cupido! —Sí, Cupido... —Dejó escapar una risita sarcástica mientras le dedicaba una mirada a Hak.—Dejadme deciros algo.
Hak dio un par de pasos más para acercarse a mí, que me había quedado esperando a que Jay terminara de hablar con ellas. Cuando GeonHak tomó mi mano para tirar de ella, sentí la enorme diferencia entre sus manos y las mías. A pesar de que sus manos eran grandes y ciertamente rasposas, daban un trato suave, para nada un trato brusco. El mismo Hak parecía ser tan consciente de su aspecto intimidante que me trató con suavidad para que no me sintiera incómoda con él. Dirigí una última mirada hacia Jay mientras seguía a GeonHak y pude ver cómo las chicas que había a mi alrededor se dispersaron con cierta vergüenza por lo que acababa de pasar y por lo que Jay les había dicho. Miré a GeonHak en busca de respuestas por las miradas cómplices que había compartido con Jay, pero él sólo me llevó junto al entrenador y se fue al vestuario sin decir nada más.