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Cómo no, debía pasar: mi fotografía con Jay estaba dando la vuelta por las redes sociales. Yo no supe nada hasta que no entré a clase. Saludé a JungWon como hacía cada mañana y me senté junto a él, dispuesta a pedirle toda su atención en la hora libre que teníamos, pero él fue el primero en llamar mi atención, sacudiendo suavemente mi brazo. Mi vista se dirigió a él, esperando a que hablara, pero el brillo de su pantalla se hizo lugar frente a mis ojos. Qué cojones estaba viendo.

Me tapé la boca, entrando en un completo pánico. Leí un par de comentarios, recibiendo de nuevo toda clase de críticas por eso. JungWon se dio cuenta de eso y apartó el teléfono rápidamente, evitando que pudiera leer más de esas innecesarias críticas. Había unas cuantas fotos de nosotros antes del beso y otras cuantas, pero ninguna después; eso me hizo darme cuenta de la enorme manipulación de masas que pueden tener las redes sociales. Mis ojos se llenaron de lágrimas llenas de culpa rápidamente. Sólo podía pensar en GeonHak. ¿Qué iba a hacer si las veía? ¿Y si me gritaba? ¿Y si acababa con nuestra amistad? Porque sabía que después de esas fotos sería imposible seguir con lo que tuviéramos. Las lágrimas acabaron por rebosar mis ojos y JungWon tomó rápidamente la delantera, secando mis mejillas mientras negaba con la cabeza repetidas veces.

No le des muchas vueltas. No te preocupes por nada de eso. No estás sola en esto, estoy contigo en todo. ¿Vale?

Asentí lentamente, sorbiendo la nariz. No sabía si me asustaba la reacción de GeonHak, el hecho de que me hubiera gustado ese beso y quisiera repetirlo, o el pensamiento de quedarme sola. Estaba hecha un desastre.

Al terminar las clases me quedé sentada en uno de los bancos que había junto a la entrada al club

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Al terminar las clases me quedé sentada en uno de los bancos que había junto a la entrada al club. ¿Qué debía hacer? Jay me había dado motivos suficientes para quedarme en el club, y en el fondo yo lo disfrutaba... Me asustaba tener que enfrentarme a GeonHak. Me daba pánico que se pusiera histérico. ¿Y si Jay me culpaba por las fotografías? ¿Y si me culpaba de que su reputación cayera en picado? ¿Y si GeonHak me tomaba por «puta» como todos? Tapé mi rostro sin saber qué debía hacer.

Sentí unos pasos frenar justo delante de mí, obligándome a levantar la mirada. Me encontré con Chan frente a mí, ladeando la cabeza con curiosidad. Hasta cierto punto pude notar la preocupación en sus ojos y se agachó frente a mí para comprobar si me encontraba bien.

¿Qué estás haciendo aquí fuera? ¿Te sigues encontrando mal?
—¿Mal?

Quizá el entrenador mintió para cubrir mi desaparición repentina del club. Negué varias veces con la cabeza y sonreí levemente para borrar la preocupación de sus palabras. Entonces volvió a preguntar.

¿Es por las fotos que han salido con Jay?

Dio en el clavo y pareció notarlo. Posó una de sus manos en mi rodilla y dio una suave caricia antes de incorporarse. Me tendió una mano, esperando a que la tomara para entrar juntos en el club. Observé en todas direcciones, asustada de tomarla sin pensar en las consecuencias que podía tener, pero Chan no se andaba con tonterías, y fue quien tomó la iniciativa de agarrarla y tirar de mí hasta ponerme en pie.

Entramos juntos por la puerta del club, siendo el centro de miradas. El australiano se despidió de mí, entrando al vestuario para cambiarse y yo quedé desprotegida ante las agudas miradas de todos. Me miraban con decepción, eso estaba claro. Ni siquiera GeonHak tenía la fuerza de voluntad para mirarme. El entrenador fue el primero en acercarse a mí.

—Pensé que habías dejado el club.

Yo asentí lentamente y miré a Jay, que se encontraba sentado en el banquillo donde me solía sentar yo. Sus comisuras estaban levemente alzadas, y cuando hicimos contacto visual bajó rápidamente su mirada. No tuve tiempo de dar explicación alguna cuando GeonHak había dado el paso adelante y se había acercado a mí. Me observaba con toda la tristeza y desilusión que cupiera en unos ojos. Su cabeza estaba gacha y ni siquiera supo de dónde había sacado la valentía para hablarme.

Si lo que querías era estar con Jay... Sólo tenías que decírmelo. No tenías que salir conmigo por compromiso. Hubiera respetado tu decisión y...—dejó escapar una risita en un suspiro, llevando una mano a su pecho.—El dolor hubiera sido menor...
—GeonHak, no fue compromiso... Ni siquiera yo misma sabía ni sé lo quiero. No salí contigo para usarte como parche o algo así, si es lo que crees.
—Me puse de puntillas para acunar el rostro de Hak entre mis manos y que de esa forma me mirara.—No fue así, te lo prometo.
—Entiendo...
—separó su mano de su pecho y la guió hasta la mía, acariciándola con suavidad.—Pero quiero que entiendas que necesito tomar distancia el tiempo que sea necesario.—separó mis manos de su rostro sin un rastro de maldad en sus actos.—No me va a hacer bien ser tan cercano a ti...
—Eso está bien, Hak. Tómate todo el tiempo que necesites lejos de mí, lo entiendo perfectamente, sé que no he sido justa contigo... Cuídate mucho, ¿vale? Eres un chico con un corazón de oro.

Una pequeña sonrisa se instaló en sus labios y llevó mis manos hasta estos para dejar unos últimos besos sobre mis nudillos. Le observé con los ojos levemente empañados por culpa de sus tiernas acciones y me culpé mentalmente por haber herido un corazón tan precioso como lo era el de GeonHak. Finalmente, partió de mi lado, dirigiéndose al campo para comenzar a calentar.

Me quedé estática sobre mi lugar. Acababa de alejarme de GeonHak, pero eso no significaba que me fuera a tirar a los brazos de Jay. Aún tenía un sentimiento agridulce, y volvíamos a encontrarnos en la misma situación que al principio. Esta vez tenía claro que yo no saldría perdiendo, pero él debía demostrarme que de verdad había aprendido de la última vez.

Don't Blame Me.- Park Jay y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora