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Ambos íbamos caminando a paso tranquilo de vuelta a casa. El dulce aroma de GeonHak tras aquel baño antes de abandonar el campo inundaba mis fosas nasales, haciendo que el corazón se me encogiera. Me sentía demasiado confusa con todo lo que estaba pasando. No quería acabar dañando a GeonHak si veía que no era capaz de seguir con eso. Por si fuera poco, la conciencia me remordía por haber alejado a Jay de esa forma tan brusca, dejándome llevar por el ardor del momento.

GeonHak notó el silencio que había entre ambos y me sacó de aquel trance, entrelazando su mano con la mía, dando un suave apretón mientras fijaba sus pequeños y brillantes ojos en mí. Arrugó su nariz en el tierno mohín que solía hacer para causarme ternura y tras sacar una sonrisa de mis labios, alzó ambas cejas, mostrando más preocupación.

¿Está todo bien?
—Sí, claro, Kim, todo bien.
—¿Sigues pensando en Jay?
—¿Qué? No, no, no, no. Claro que no, no, para nada... Es que... En Idioma Moderno hoy... El profesor...
—Hey.
—dejó escapar una armoniosa risa.— Está bien si piensas en él, es normal... No porque te haya invitado a salir conmigo tienes que olvidarle al día.
—Lo siento, Hak...
—Shh, no te disculpes, no hay nada que yo tenga que disculpar. Venga, vamos a casa, anda, que la tarde aún es clara.

Asentí acelerando un poco más mi paso para alcanzarle y que no tuviera que tirar de mi brazo. Volvimos a ir al mismo ritmo mientras me comentaba algunas cosas de su carrera; se me hacía demasiado tierno que con aquel cuerpo y esa voz tan ronca y grave estudiara educación infantil porque le encantaban los niños. GeonHak tenía una apariencia temible, sin embargo, tenía personalidad de golden retriever. Como era de esperar, me acompañó a casa sin soltarme la mano ni un sólo segundo, dejando suaves caricias con su pulgar en el dorso de mi mano para distraerme de todo lo que atormentaba mi mente.

Frenamos nuestros pasos justo frente a mi puerta, aprovechando así la oportunidad de poder tomar mi otra mano tal y como estaba haciendo. Juntó mis manos para sostener ambas con más facilidad y las acercó a sus labios, dejando un par de besos sobre mis nudillos. Aquella acción tan dócil hizo que el corazón me latiera a mil y mis orejas se sonrojaran. Mi reacción le causó ternura, podía verlo en la forma en la que me miraba antes de comenzar a reír nuevamente. Soltó mis manos con suavidad y antes de despedirse finalmente de mí, dejó un corto beso en mi frente y me estrechó entre sus brazos.

—Nos vemos mañana, _______.
—Hasta mañana, GeonHak. 

Jay's POV:

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Jay's POV:

Después de aquella charla con el entrenador, fui yo mismo quien decidió dirigirse de lleno a la boca del lobo: al club de periodismo. Sabía que allí no me esperaba otra cosa que no fueran flashes y gritos, y ni siquiera era por dármelas de vanidoso, era a lo que estaba acostumbrado. Iba a un paso firme y liviano; quería ir antes de que todos en el club abandonaran. Tenía que solucionar todo. Llamé a la puerta varias veces y antes de recibir siquiera una respuesta, la abrí. Un jadeo hizo eco al unísono, lleno de estupor, y apenas di un par de pasos más adentrándome en la habitación, una ráfaga de flashes me bañó por completo.

¡Hey, hey, ya basta!—exclamó ChaeIn, tratando de parar el comportamiento de sus miembros.
Stop it now!—gritó Felix con su profunda voz, logrando que pararan.

Ambos líderes se acercaron con sorpresa hacia mí. Usualmente, eran las chicas del club las que volvían quejándose, pero jamás habían tenido la presencia del causante de las quejas. Di una mirada a mi alrededor, reconociendo a más de una de las chicas que solían esperar en la puerta del club.

¿Qué ocurre, Jay? ¿Qué te trae por aquí? ¿_____ no ha ido hoy?
—No, no, nada de eso, ChaeIn... Quiero hablar con ellas.
—señalé con la cabeza a las chicas.
Adelante, todo tuyo.—señaló la especie de escalón que había al frente del aula.

No perdí ni un segundo más y de un salto subí sobre este, girándome por completo hacia ese público que se encontraba reunido en una parte específica del lugar. No era complicado diferenciarlas, sólo estaban ellas y dos chicos que estaban completamente apartados. Llevé mis manos a mi espalda y las observé fijamente en silencio, buscando cautelosamente qué palabras usar.

Bien, no quería llegar a esto.—dirigí mis brazos al frente y crucé estos.—Esto se acaba aquí, no pienso dejar pasar ni una más.—negué con la cabeza.—Ni se os ocurra volver a acosar a ______ y difundir información falsa sobre ella. Esto ha llegado a unos límites insanos, ¿sabéis? Y me frustra mucho, muchísimo.—miré a Felix, que sonreía de oreja a oreja. Se ve que tenía ganas de que algo así pasara.— Por un momento creí que tenerla a ella sería suficiente para que me dejarais en paz, pero se ve que no. Por culpa de vuestra invasiva intromisión ______ y yo hemos decidido alejarnos el uno del otro, ¿creéis de verdad que eso es sano? Por todo el odio que le está cayendo, por la forma en la que la perseguís en clase, incluso yendo a su casa, ¿pensáis que eso está bien?

Hubo un pulcro silencio y sus ojos ya no se fijaban en mí. Al contrario, ahora las cabezas estaban gachas después de haber recibido tal reprimenda. Apreté los puños, lleno de frustración.

No soy cantante, no soy actor, no soy nada para que tengáis que vigilar mi vida. Esto es un club de periodismo dentro de la universidad, ni siquiera es algo serio. Ya basta de vigilar cada paso que doy y ya basta de difamar a la chica en la que estoy interesado.

ChaeIn se tapó la boca con una enorme sorpresa y Felix dejó escapar una carcajada, divertido con la situación. Hasta ahora ni siquiera me había atrevido a acercarme a ninguna chica por culpa de acosadoras como ellas, pero tenía claro que no iba a dejar marchar a una chica como ______ simplemente porque ellas lo quisieran así. Había perdido mil oportunidades, pero no iba a perder la correcta.

Una vez fui hiedra venenosa, pero ahora soy tu margarita. 

Don't Blame Me.- Park Jay y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora