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Los rumores de un día a otro, por supuesto, no iban a parar, y por si fuera poco, no sólo me habían hecho fotos en clase junto a JungWon, sino que también nos habían hecho fotos a Jay y a mí de camino al pabellón y a GeonHak y a mí de vuelta a casa. Según las que gestionaban la cuenta, «iba a por todos»... ¿En qué momento en la existencia de la vida de una mujer se le había negado tener amigos hombres sin interés romántico? JungWon observaba todas las fotos conmigo y torció su boca al llegar a la nuestra, en la que estábamos conversando tal y como lo hacíamos en este mismo instante.

Están enfermas.—chasqueó la lengua negando y se cruzó de brazos.—Me parece increíble que estén haciendo todo esto por un chico... ¿Dónde quedó la sororidad? ¿En qué momento creen que lo correcto es humillar a otra mujer por un hombre?

Me encogí de hombros notablemente decaída. Después de haber tomado la decisión de alejarme de Jay y salir más con GeonHak, sabía que esto sería mi vida de ahí en adelante. La silla a mi lado se arrastró con fuerza y los pasos de JungWon se dirigieron con rapidez a la puerta, abriéndola de golpe y exponiendo así a dos chicas haciendo fotos hacia el interior de la clase.

—¿Hasta cuándo vais a seguir con esto? ¿No tenéis clase? ¿Así pretendéis acabar la carrera? ¿Acosando alumnos de primer año? Deleznable.

Abrí mi boca notablemente sorprendida por la actitud de JungWon. ¿Quién iba a esperar que alguien tan tierno tuviera una compostura tan digna? La clase se quedó en completo silencio mientras escuchaban las palabras de JungWon con la misma sorpresa que yo. Las chicas desaparecieron en silencio por el pasillo y JungWon volvió a sentarse a mi lado con la mandíbula tensa. Posé mi mano sobre su espalda con una pequeña sonrisa.

—Gracias, JungWonnie...
—No me las des... ¡Es lo menos que puedo hacer!

Y entonces me di cuenta... De que si Jay de verdad quería cuidarme como lo hacía JungWon, podría enfrentarse de la misma forma a todas las que se dedicaban a hacerme fotos y videos las veces que hicieran falta. Al fin y al cabo, fue él quien alimentó el rumor desde el principio, invitándome a una cita... Aunque pensándolo en frío, si yo me hubiera negado... Nah, si me hubiera negado, me hubieran perseguido por rechazar a Jay. Todo giraba en torno a él y no había forma de salvarme del odio excepto alejándome. 

Confío en él como un hermano, sí, sabes que al menos hice una cosa bien.

Confío en él como un hermano, sí, sabes que al menos hice una cosa bien

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Llegué un poco más tarde de lo habitual al entrenamiento. Estaba haciendo tiempo para no encontrarme con cierto grupo indeseado en la entrada al campo. Pude entrar sin complicaciones y me disculpé con el entrenador mientras el equipo comenzaba ya a calentar. Hice contacto visual con GeonHak mientras esperaba a que la cámara se encendiera y una pequeña sonrisa tímida se contagió en ambos. No sólo el entrenador pudo darse cuenta de eso; estaba claro que Jay y ChangBin también. Binnie había empezado a codear a GeonHak, haciéndole corretear en círculos por el campo para que dejara aquella broma entre risas. El rostro de Jay parecía no estar acorde con el del resto del equipo, que se contagió rápidamente de la risa de ChangBin.

¿Qué os traéis entre manos Kim y tú?
—¿Eh? ¡Nada, nada!
—La cara de JongSeong no dice lo mismo...

Torcí mi boca mientras le observaba disimuladamente por el visor de la cámara. ¿Qué se supone que debía hacer? ¿El mono de feria para hacerle reír o algo? Pulsaba el disparador repetidas veces, capturando una foto de cada uno en aquel soleado día. Curiosamente, todos parecían mucho más cómodos con el hecho de tener una fotógrafa y a veces, cuando veían que les apuntaba, posaban para hacerse los interesantes. Era divertido ver como se interrumpían unos a otros en sus momentos de gloria frente a la cámara, pero toda diversión se desvanecía con el serio rostro de Jay frente a la cámara. Volvía a jugar de forma torpe, volvía a estar disperso; no había forma de conseguir que mantuviera el balón o de que empujara los sacos de placaje con más fuerza, ni siquiera tenía fuerza para cogerlos.

—Creo que es mejor que les demos un descanso.

Asentí y dejé la cámara a un lado. Tomé como siempre la cesta de las toallas y caminé junto al entrenador para repartir las bebidas y una toalla limpia a cada miembro. Jay, en lugar de esperar a que llegáramos a él, prefirió sentarse directamente en el banquillo, pateando el suelo de camino a este. El equipo le miró fijamente, extrañado por su comportamiento últimamente. No sabían qué hacer, puesto que él tampoco contaba qué pasaba por su mente. Seguimos con nuestro trabajo hasta que todo el equipo quedó atendido. El entrenador se giró para volver al banquillo donde se encontraban las cosas y Jay, y cuando estuve a punto de hacer lo mismo, las manos de GeonHak me frenaron, haciendo que todas las miradas del equipo se posaran en GeonHak por el extraño ánimo en el que estaba ese día. ChangBin estaba atento a sus acciones, como si pudiera leer a través de ellas.

Quédate conmigo mientras descansamos, ¿no?
—¿Debería?
—reí mirando la mano que seguía sosteniendo mi brazo.
—Definitivamente, me encantaría, sí.

ChangBin gritó, corriendo hacia el otro lado del campo mientras se tapaba la boca incrédulo. No sabía qué estaba pasando por su mente con detalle, pero me podía hacer la idea de lo que pensaba. ¿Cómo le negabas algo que no iba a creer? Mi rostro se enrojeció notablemente y me solté suave y lentamente del agarre de GeonHak, riendo aún por los ruidos de fondo que nos regalaba ChangBin.

Creo que deberías estar con ellos... —aproveché los lentos movimientos de ambos para separarnos y acaricié su mano.—Te esperaré para irnos juntos a casa, ¿le sirve, señorito?

GeonHak asintió con una enorme sonrisa y dejó ir mi mano finalmente muy a su pesar. Caminé de vuelta con el entrenador y por el rabillo del ojo pude ver como Jay movía su pierna de arriba a abajo nervioso y mordía sus uñas. Aquella imagen me apretaba en el pecho y en el fondo de mi corazón esperaba que él finalmente diera la cara y, en lugar de lucrarse de que ya no era el foco de atención, se enorgulleciera de serlo conmigo y me librara de esta tensión constante de ser perfecta. No solo para él, sino para los ojos de toda la universidad. En dos días se me había acusado de ser la peor opción para Jay y una mujer "facilona". Y si algo tenía claro es que yo valía mucho más de lo que ellas pintaban y que un hombre jamás me haría perder mi valor. 

Don't Blame Me.- Park Jay y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora