Aquel mismo día en el que todo parecía haberse aclarado, me dirigí al club sintiéndome más radiante y ligera que nunca. Era algo que se podía notar y que hasta cierto punto me hacía sentir mal por si GeonHak llegaba a pensar que había sido una carga para mí. Saludé a todos los miembros que hacían contacto visual conmigo con una leve sonrisa y un movimiento de cabeza. Los ojos de GeonHak me miraban de forma tierna mientras me devolvía el saludo de la misma forma. ChangBin se acercó a él y mantuvieron una breve conversación durante la cual no dejé de sentir los ojos de Hak en mí, siguiéndome allá donde fuera.
—¿Estás bien con todo esto?—le preguntó el bajito.
—Mentiría si digo que sí, Bin.—entonces apartó su mirada de mí para mirar a su amigo.—pero me alegra tanto verla feliz después de todo lo que ha pasado...
—Eres un hombre noble.—Seo palmeó su amplia espalda.
—Nada de ponerme medallitas... Cuando quieres a alguien siempre te gusta que tenga lo mejor, y a quién voy a engañar—volvió a posar sus ojos en mí sin que yo me diera cuenta.—me encanta verla así.Para entonces, Jay se había acercado a mí. Estaba preparando y enfocando el lente de la cámara para las fotos cuando sentí su presencia detrás de mí y su mano en mi cintura, haciéndome dar un pequeño salto sobre mi sitio asustada. Él dejó escapar una sonora carcajada, divertido por el susto que acababa de darme.
—Veo que tienes el corazón de un pollo.
—No es mi culpa que aparezcas de la nada, Park.Giré la cámara hacia él para hacerle una "foto" cuando en realidad sólo quería molestarle con la luz del flash. Él se quejó tapando sus ojos y por un momento me preocupé al pensar que podía haber dañado su vista... Pero todo temor se fue cuando le escuché reírse de nuevo a carcajadas.
—Conque eres de esas que suelta la bomba y luego viene con el rabo entre las patas... Ya veo.
—¡No seas idiota!—golpeé su brazo suavemente mientras chasqueaba la lengua.Volví a enfocar la cámara, esta vez a lo lejos, para cerciorarme de que la lente captaba a la perfección lo que quería captar. Sin darme cuenta, justo a mi lado estaban haciendo lo mismo que yo. Jay sacó su teléfono del bolsillo, enfocando la cámara de este en mi dirección. El sonido de su móvil estaba silenciado, por lo que ni siquiera pude escuchar el sonido de la foto siendo capturada. JongSeong observó la foto durante unos instantes antes de guardar el teléfono, y aunque pudo guardar el "objeto" del crimen, siempre quedaban pistas, y la sonrisa que no podía borrar de su rostro era la más obvia.
Jay había estado espléndido durante todo el entrenamiento. Se notaba cómo tenía un peso menos sobre sus hombros y verlo disfrutar de nuevo de un deporte que amaba tanto como el fútbol americano era todo un alivio. Ese día el entrenamiento incluso había parecido corto por lo inmersos que estaban todos en un juego tan limpio y fluido como el que estaban teniendo; por fin parecía que todo volvía a la normalidad.
Cuando Jay terminó su entrenamiento, le esperé en la puerta del club para irnos juntos a casa. Como si pudiera intuir que yo le estaba esperando, apenas tardó 15 minutos en salir completamente duchado y cambiado del vestuario, y se acercó a mí con una enorme sonrisa postrada en sus labios. La mano de Jay se posó rápidamente sobre mi brazo, bajando una caricia hasta mi mano, lugar donde la entrelazó con la suya para comenzar con la travesía de vuelta a casa.
Mientras paseábamos lentamente, sin ganas de separarnos, hablábamos sobre el entrenamiento. Le describía con las palabras más bonitas y llenas de orgullo la forma en la que había jugado y él sólo podía dejar escapar risitas tímidas sin querer creer todo lo que yo le decía. Siempre trataba de quitarle hierro al asunto diciendo «es porque tú me ves con buenos ojos». De la nada, Jay frenó en seco, haciendo que me preocupara ante aquella inesperada acción.
—¿Ocurre algo, Jay?
—Ten una cita conmigo el viernes.
Mi rostro enrojeció notablemente ante aquella repentina petición y sentí como mi mano comenzaba a sudar por la subida de calor corporal que acababa de tener lugar (sobre todo en mis mejillas). Traté de despegar mi mano de la suya avergonzada por el sudor que las estaba haciendo resbalar, pero Jay sólo la tomó con más fuerza.
—Tengamos una cita de verdad, una cita que nadie más deba saber, excepto nosotros.
—¿Me prometes que es una cita real?—le miré con cierto ápice de desconfianza.
—Una cita real con la única chica que quiero que sea la real.Giré mi cabeza con una enorme sonrisa en los labios, sintiéndome avergonzada ante sus palabras. Él giró mi rostro de vuelta hacia él con dos de sus dedos y me observó durante unos segundos que sentí que fueron eternos. Sus orbes se clavaban con profundidad en todas y cada una de mis facciones, e hicieron cierto énfasis en mis labios... Los cuales en apenas segundos fueron besados suave y lentamente, haciendo que mi cuerpo pasara de sentir el calor de la vergüenza al frío de los nervios.
Las mariposas se habían liberado.
—No me culpes, el amor me volvió loco.—fue lo último que espetó antes de volver a besar mis labios.
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Don't Blame Me.- Park Jay y tú.
Hayran Kurgu"Lord, sᥲvᥱ mᥱ, mყ drᥙg ιs mყ bᥲbყ I'ᥣᥣ bᥱ ᥙsιᥒ' for thᥱ rᥱst of mყ ᥣιfᥱ." Siempre de había considerado curiosa por naturaleza. ¿Hasta que punto el periodismo saciaba su curiosidad? No había nada interesante que descubrir en ese club, o eso creyó ha...