32.

55 14 0
                                    

Me desperté antes de que sonara la alarma por culpa de la vibración del teléfono una y otra vez. Abrí los ojos de forma perezosa y observé de forma sospechosa que mi número de seguidores subía por cada segundo que pasaba. Me incorporé en la cama con el ceño fruncido; ¿qué había hecho ahora para que me estuvieran stalkeando la cuenta de esta forma? Dejé el teléfono a un lado y decidí aprovechar el poco tiempo que me quedaba antes de que sonara la alarma para revolcarme en la manta. Estaba tan cansada del acoso en las redes sociales que ni siquiera le di la importancia que debería.

Una vez que retomé mi horario normal, levantándome y preparándome para ir a la universidad, decidí poner el teléfono a cargar para tener batería suficiente. Parecía que iba a ser un largo día, y las notificaciones iban a acabar con mi batería más rápido de la cuenta.

Al llegar a clase, JungWon me esperaba con su clásica y brillante sonrisa. Le devolví el gesto y me acomodé a su lado, dejando el teléfono en la mesa. Mi compañero y yo hablábamos como si nada estuviera pasando a nuestro alrededor, aunque nuestra conversación se veía interrumpida por la pantalla de mi teléfono, iluminándose cada dos por tres.

Vaya, ser la chica del quarterback te está llevando del odio a la fama.—rió asintiendo.
¿Qué?—fruncí el ceño.— ¿Qué dices, JungWon?
—¿Qué pasa? ¿Han vuelto a esparcir rumores?
—¿Qué rumores? Jungwon, ¿qué está pasando?
—desbloqueé mi teléfono para borrar todas las notificaciones.

Won sacó su propio móvil y entró en el artículo que habían subido desde el club de periodismo, cosa que me pareció sorprendente cuanto menos. No era una publicación de Instagram como las que me habían perseguido hasta el momento, sino que parecía ser algo más oficial. JungWon acercó la pantalla hacia mí para que pudiera leer y, a medida que leía una palabra nueva, mi tez se volvía más blanca.

«Q: ¿Entonces confirma que fue un beso real?
Jay: Por supuesto que fue real. Voy completamente en serio con ella y pretendo que sea así todo el tiempo que pueda pasar a su lado.
Q: ¿Qué te parece la opinión del público y el recibimiento que tuvo vuestra relación desde el principio?
Jay: Lo dije en su momento, debí darle más importancia al odio que estaba recibiendo sin justificación alguna, pero no pienso dejar que nadie más proyecte ese odio hacia ella. A quien le guste, me alegro, y a quien no, no me importa lo más mínimo. Pero si llego a ver que alguien se atreve a hacer un comentario innecesario en mi presencia, no pienso contenerme.
Q: ¿Qué opinas de su relación con GeonHak?
Jay: Quiero dejar una cosa clara y es que ella está rodeada de unos amigos increíbles, pero al final del día yo soy el real.»

No quise leer mucho más de la entrevista. Jay y yo ni siquiera éramos pareja e iba por ahí proclamando lo que no era suyo. Me levanté rápidamente de mi sitio y salí corriendo de la clase en dirección al área donde se encontraban las clases de historia de la moda. 

Me asomaba por cada puerta de aquellos largos pasillos en busca del aula donde se encontrara Jay, y pude reconocer fácilmente que se trataba de él cuando visualicé una mesa rodeada de chicas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me asomaba por cada puerta de aquellos largos pasillos en busca del aula donde se encontrara Jay, y pude reconocer fácilmente que se trataba de él cuando visualicé una mesa rodeada de chicas. Me acerqué a paso rápido y posé mi mano en la mesa con algo de fuerza para llamar la atención de todo el que hubiera alrededor. Jay levantó su vista con una pequeña sonrisa y me miró fijamente, esperando a que hablara sobre ese tema. Seguramente esperaba una riña, una negación, incluso un golpe... Pero nada de eso iba a pasar.

Tú eres el real, Park JongSeong. ¿Soy yo la real?

Hicimos un intenso contacto visual durante unos segundos, llenos de tensión. Arrastró su silla hacia atrás y se puso de pie, imitando el gesto que acababa de hacer con la mano para llamar su atención. Sus ojos ahora estaban a la altura de los míos, sin despegarse ni un segundo. Ninguno de los dos quería perder esa batalla.

La real y la única.—espetó finalmente.

Con algo de timidez di un suave golpe en su brazo, movimiento que respondió con una pequeña risita antes de ladear su cabeza para volver a observarme, sólo que esta vez su fijación pasaba de estar sólo en mis ojos a oscilar entre mis labios y mis ojos. Me relamí nerviosa ante su mirada y su confesión pública.

No juegues con fuego, Jay. Te puedes quemar...
—Quémame vivo entonces. No pienso detenerme, no esta vez.

Tiré del cuello de la camiseta que estaba usando para pegarlo más a mí y con mis brazos rodeé su cuello con fuerza, acariciando con mis pulgares allá donde alcanzaran en su nuca. A pesar de tener una mesa de por medio que nos mantenía lo suficientemente separados, el sentir el calor de sus brazos rodearme con la misma fuerza hizo que me sintiera finalmente en paz. No habría más odio, no habría más indecisión.

Una vez fui hiedra venenosa, pero ahora soy tu margarita. 

Don't Blame Me.- Park Jay y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora