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—No deberías ir, si quieres le llamo para comentarle que estas algo resfriada, no debiste beber mucho, hizo algo de frio.

—Lo sé, pero en verdad quería beber mucho, y saber que había sido logrado que me dieran el área vip.

—Debiste pensarlo, ahora déjame abrigarte, no podrás ir, no en ese estado—la joven hizo un largo puchero, lo que menos quería era faltar.

—No puedo hacer eso Kenia, es mi oportunidad, además los propinas serian buenas.

— ¿Qué? Limpiar el baño mientras ellas hablan de estupideces, de como un viaje a las islas griegas lo comparan con un platillo común—ella rodo los ojos. —Esa gente solo derrochando el dinero, apenas nos damos un gusto de ir a comer pizza, no lo sé—dijo ella sabiendo que ocultaba su identidad, odiaba las excentricidades de su madre y las que vivió.

—Ni impides Kenia, sé que no te agrada esa gente, pero haz un esfuerzo, estoy perdiendo la voz, me duele el cuerpo, no quiero faltar.

—Le llamare y le diré que no iras, primero tu salud.

Ella negó, no podía, miro a Kenia mordiéndose le pulgar con fuerza, le agradaba pero no quería perder la oportunidad, tal vez sería en otra.

—Espera, y si vas en mi lugar, ya sabes, me cubres, total el estará cuando se termine todo.

— ¡Estás loca! No hare eso, y sabes que me da vértigo las alturas, y sabes que no va funcionar, no quiero hacerlo—respondió ella abrazándose.

Odiaba las alturas, mucho menos recordar como su madre la atormentaba con lanzarla, siempre fue ella cruel sin contemplaciones, se preguntaba si un día era diferente a como la conoció, una mujer amargada y llena de odio con la vida, su vida es un misterio y ella siendo su hija lo es.

—Aradia, jamás comprenderás nada, no sé ni porque te tuve, tu padre fue un miserable imbécil—dijo su madre con tanto odio en sus palabras—Verte solo me hace recordar la estupidez que hice.

—Jamás me vas a quererme madre, porque me odias tanto, no pedí nacer, jamás deseé esta vida—dijo ella al borde de las lágrimas.

—Mírate tan débil y patética, me pregunto si en verdad eres mi hija.

—Un día madre, te vas arrepentir de todo esto.

— ¿Qué harás? Irte ¿A dónde? Vamos dime que harás, no sabes moverte sin mí, ¿Vas a ir con tu padre? Debe estarse pudriendo, sobre todo cuando él jamás deseo tu existencia.

— ¡Eso no es cierto! Solo lo dices porque el no quiso nada contigo, quieres culparme por tus errores, te odio mad...—la garganta de Aradia se atraganto.

—Puedo romperte el cuello sin importar que seas mi hija, pero un fin debes tener, al menos sirve para algo, pero una cosa te diré niña estúpida, jamás podrás olvidar de quien eres hija, y que gracias a mi respiras, pude sacarte de mis entrañas, lo comprendes—los ojos de Aradia se llenaron de lágrimas solo deseaba salir de esa jaula de una vez por todas—Hazle honor a tu nombre, dentro de ti hay tanta maldad.

Bastet apretó con fuerza, no le importara que fuera su hija, solo un estorbo de carne, salir de ese cobre, volviendo a su cuerpo humano, llevándola al vientre, amabas fueron succionadas para dormir eternamente, no regreso sola si no con ella, la hija de ese mal nacido.

Como pudo meterse con él esa noche, pero ahora pagaba y solo quería matarlo con sus propias manos.

—Kenia regresando al mundo de los vivos, oye a veces me asusta cuando haces esos gestos medios extraños, solo te pido que no me asuste tanto.

Clan loboWhere stories live. Discover now